(Poema a dos voces)
A Fidel Gamboa
Le
entregaste a la vida
todo
lo que no quisiste
que la
muerte se llevara:
una
música bruja
fuego
encendido
contra
todo silencio
contra
todo olvido.
Se fue
tu cuerpo
pero nos
quedó tu idea:
bajar
al pozo de la memoria
y
beber tiempos y caminos
para
volver a nosotros mismos
en un
solo amasijo
de tambores y de sueños.
Cuando
te pusimos en tierra
ya te
sabíamos semilla
ya te
veíamos inmenso árbol
apretado
contra el cielo azul
vigoroso
Guanacaste de mil orejas
prestas
a cazar melodías
de
esas que brotan calladas
en el
ardor de la llanura.
Ya te
veíamos volver
como
pájaro
con
nueva y jugosa agua
como
viento
como eco
de futuros amaneceres
¿Quién
dijo que te has ido?
Si por
la puerta de tu canto
por el
camino de tu aurora
se
asoma tu guitarra
se
filtra tu música traversa
que
nos aguijona como tábano
y nos entrega
en rosas los sueños
y en
gotas de agua la utopía.
¿Quién
dijo que te has ido?
Si
esta tarde y sus celajes
tienen
el tono de tu nostalgia
y en
el viento trina y revolotea
el
pájaro de tu corazón.
Nos
dejaste paraísos en el alma
esperanzas
cruzando horizontes
raíces
y memorias como luces
aguaceros
olorosos y maizales.
Surco
en el cielo abrió tu canto
y en este
polvo terrestre
relampaguea
tu magia
como
estrella que palpita de entusiasmo
como
cigarra que resucita
para
que trabajen las hormigas.
Serenatas
y conciertos bajo lunas
levantaron
corazones como banderas:
bruja fue
la música en tus manos
red de
pescar amores
anzuelo
metiendo sus zarpas
en
ayeres de lunadas y parrandas.
Las florescencias
del naranjo
eran
espumas libando arenas
y un
beso y otro beso
nos
entregaba el mundo
de la
persona amada.
La vida
era un bolero
y tu
nota marcaba el paso
de
imposibles equilibrios.
Contigo
no se vuelve atrás
sino
que se empieza a andar
en la
memoria de los abuelos
para
que los retoños del futuro
sepan dónde
tiene la sed su pozo
dónde echa
plumas el alma
cuando
hay que volver a casa
colgado
del olor de una tonada:
tu
música bruja como estaca
nos
hace pensar con las entrañas
y
arranca de la noche de los sueños
caminos
para viajar hacia dentro.
En
este mal país de amnesia crónica
en tu
voz la memoria tiene voz
y la
historia halló tierra de arraigo.
Tu
música huele a naranjos.
Sabe a
tamarindo el aire.
La
luna trae muchachas
y las
olas abrazan, seducen.
La
nostalgia es un caldo sabroso
y el
corazón se vuelve pájaro.
¿Quién
dijo que te has ido?
Si el
pasado es un charco de amores
donde pesca
consuelo tu canto
para
nuestro corazón mortal.
Aunque
se queme el cielo
tu
lluvia cae sobre los techos
tu
semilla revienta
entre
la humareda
como
veloz cusuco
aferrado
a su esperanza.
¿Quién
dijo que no estás?
Si las
ranas y las iguanas
en tu
música hallaron casa.
Si las
raíces de los manglares
claman
contigo un mañana.
Como
honda de David
abofeteaste
las mentiras
y las
promesas de un día
de
distinguidos presidentes
y
levantaste hasta el cielo
los
siglos de nuestra necesidad.
¿Quién
dijo que no estás presente?
Si nos
espuelea tu música
por
estaciones y pueblos
queriendo
espantar también
los
monstruos devora mundo.
¿Quién
dijo que te has ido?
Si nos
aguijonea tu música
de la
cabeza a los pies.
Si
queremos poner derecho
lo que
otros tienen al revés.
Hoy
sólo te nos adelantaste
para ir
allanando el camino
del
día que nos toque el zarpe.
Nos
esperarás con esas canciones
que te
quedaron en el tintero
y nosotros
llegaremos con tamales
chicheme
y guaro e coyol.
Será
una fiesta de locura.
Lloverá
nostalgia sobre Nicoya
el
corazón de todos tendrá alas
el
árbol sembrado en el alma
buscará
el sol abierto de la llanura.
Marimbas
y ocarinas despertarán
y
entre güipipías y retahílas
animaremos
el viaje a la eternidad.
Todos
estaremos vivos
en el
sol inmortal de tu Guanacaste
y
correremos descalzos sus potreros.
Heredia, 2011
© Silvia
Solano Rivera
© Jorge
Ramírez Caro
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