Tengo en mis manos lo que entiendo es la
reimpresión de “Reparticiones” por parte de Editorial Germinal luego de que
esta ópera prima de Diego Van Der Laat fuera distinguido con el premio nacional
Aquileo J. Echeverría 2015 en la rama de cuento. La edición es preciosa y
cuidada, y no quería perder la oportunidad de decir que me recuerda esas bellas
y exquisitas ediciones que he visto en Guatemala de parte de un sinnúmero de
iniciativas editoriales privadas, magníficos artesanos del libro y la impresión.
La lectura de este cuentario me ha contrariado un
poco, pues al decir de alguna crítica se le ha reprochado su irregularidad,
cosa que me extraña bastante, pues siento todo lo contrario. También me ha
contrariado lo que se ha dicho sobre los “textos intermedios” que intercalan
los cuentos que conforman la colección, disque son "los que le meten radioactividad al libro" aunque que para mi no pasan de ser poemas en
prosa cargados del típico intimismo que caracteriza la poesía
costarricense, salvo quizá “Domingo 9:53 a.m.”.
Diego Van Der Laat - Fotografía de Leo Carvajal. |
Pero en su lugar, la mayoría de
los cuentos ¡qué bien logrados están!, esa angustia, esa capacidad de
cristalizar el instante previo a la catástrofe, al pánico; destaco especialmente:
“Reparticiones”, “Gingers”, “Santos”, “Walter”, “Reunión”, este último
posiblemente el más logrado del conjunto. Tal vez a mitad de la colección
comienza a declinar en intensidad, lamentables los errores de estilo en “Hormiguero”
y “La curiosidad no mató al gato, sino a dos en moto” (ahí faltó editor), y esa
sensación de que el autor comienza a repetirse, como en el caso de “Cloacas” y “Perro”.
Pero en general, “Reparticiones” logra acongojarme,
me ha lastimado, he sentido compasión por sus víctimas, algo que no es fácil, y
quizá porque sus textos quedan groseramente abiertos, demasiado como para
asomarnos al abismo que van dejando, que nos marea y nos da vértigo.
Germán Hernández.
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