25/11/16

Ocho canciones de Leonard Cohen - Traducidas por Gustavo Solórzano-Alfaro (2008-2016)




Ocho canciones que son poemas, una pérdida que no es pérdida, una derrota que no es derrota. Una vez más Gustavo Solórzano-Alfaro colabora con el Signo roto y nos comparte sus notables traducciones, esta vez de Leonard Cohen, que recién se fue, pero se quedó entrañable en todos y todas.

Suzanne

Suzanne te lleva a su casa, cerca del río.
Podés escuchar los botes
y pasar la noche a su lado.
Vos sabés que está medio loca
pero por eso mismo querés quedarte.
Te alimenta con té y naranjas
que vienen desde China,
y justo cuando pretendés decirle
que no tenés amor para ofrecerle
te atrapa con sus ideas
y deja que el río responda
que siempre has sido su amante.

Y vos querés viajar con ella,
viajar a ciegas,
y sabés que confiará en vos
porque has tocado su verdadero cuerpo con tu mente.

Jesús fue un marinero
cuando caminó sobre las aguas.
Pasó mucho tiempo vigilando
desde su solitaria torre de madera,
y cuando estuvo seguro
de que solo los ahogados podían verlo
les dijo: “Todos los hombres serán marineros
hasta que el mar los libere”.
Pero él mismo estaba desecho,
mucho antes de que el cielo se abriera.
Olvidado, casi humano,
se hundió en tu sabiduría como una piedra.

Y vos querés viajar con Él,
viajar a ciegas,
y creés que a lo mejor confiarás en Él
porque ha tocado tu verdadero cuerpo con su mente.

Ahora Suzanne toma tu mano
y te lleva hacia el río.
Viste plumas y harapos
de los mostradores del Ejército de Salvación.
El sol se derrama como miel
sobre nuestra señora del puerto
y ella te enseña dónde mirar
entre la basura y las flores.
Hay héroes en las algas
y niños en la mañana
que buscan el amor
mientras Suzanne sostiene un espejo.

Y vos querés viajar con ella,
viajar a ciegas,
y sabés que confiará en vos
porque ha tocado tu verdadero cuerpo con su mente.


Famoso impermeable azul

Son las cuatro de la mañana,
a finales de diciembre.
Te estoy escribiendo ahora
solamente para saber si estás mejor.

Nueva York es frío,
pero me gusta donde vivo.
Hay música en la calle Clinton
durante todo el atardecer.

Escuché que estás construyendo una casita
en lo profundo del desierto
y que ahora no tenés mucho por qué vivir.
Espero que guardés al menos un recuerdo.

Sí, Jane vino con un mechón de tu cabello.
Dijo que vos se lo entregaste
la noche en que planeabas quitarte de en medio.
¿Alguna vez lo hiciste?

La última ocasión en que te vimos
lucías mucho más viejo.
Tu famoso impermeable azul
tenía una hombrera rasgada.

Fuiste a la estación
para esperar todos los trenes,
pero viniste a casa
sin Lili Marlene.

Y trataste a mi mujer
como si fuese apenas un trozo de tu vida,
aunque cuando ella regresó
ya no fuera la esposa de nadie.

Te veo ahí con una rosa en tus dientes,
como cualquier otro gitano delgado y ladrón.
Veo que Jane se despierta.
Te envía saludos.

Y qué te puedo decir,
mi hermano, mi asesino,
qué posibilidades tengo
siquiera de decir algo.

Supongo que te extraño,
supongo que te perdono.
Estoy contento
de que te atravesaras en mi camino.

Si alguna vez venís,
sea por Jean o por mí,
pues bien, tu enemigo está durmiendo
y su mujer es libre.

Sí, y gracias por la angustia
que borraste de sus ojos.
Pensé que estaba ahí para bien
así que nunca intenté arreglarla.

Y Jane vino con un mechón de tu cabello.
Dijo que vos se lo entregaste
la noche en que planeabas quitarte de en medio.

Con toda sinceridad,

L. Cohen


Hotel Chelsea #2

Te recuerdo claramente en el Hotel Chelsea.
Hablabas tan segura y tan dulce, 
pegándome una mamada en la cama desecha,
mientras las limusinas esperaban afuera.

Esas fueron las razones y esa fue New York,
corríamos por el dinero y por la carne.
Para los músicos eso era el amor,
y puede que aún lo sea para los que quedan.

Pero vos te escapaste, ¿no es cierto?
Le diste la espalda a la multitud.
Te escapaste y nunca te escuché decir:
“Te necesito, no te necesito,
te  necesito, no te necesito”
y todas esas necedades.

Te recuerdo muy bien en el Hotel Chelsea.
Vos ya eras famosa, tu corazón, una leyenda.
Me dijiste de nuevo que preferías hombres apuestos
pero que harías una excepción conmigo.

Apretaste el puño por aquellos como nosotros,
oprimidos por los cánones de la belleza.
Te arreglaste y dijiste: “Bueno, no importa,
seremos feos pero tenemos la música”.

Y no pretendo sugerir que fui quien más te amó.
No llevo la cuenta de todos mis amoríos.
Te recuerdo claramente en el Hotel Chelsea.
Eso es todo. Ni siquiera pienso en vos muy a menudo.


Aleluya

He escuchado que existía un acorde secreto
que David tocaba y que complacía al Señor,
pero a vos no te interesa mucho la música, ¿verdad?
Va así: la cuarta, la quinta,
la menor disminuida, la mayor aumentada
y el rey, confundido, compone su aleluya.

Tu fe era fuerte pero necesitabas una prueba.
La viste bañándose en el techo.
Su belleza y la luz de la luna te derrotaron.
Ella te ató a una silla de la cocina,
rompió tu trono, te cortó el cabello
y de tus labios extrajo el aleluya.

He estado aquí, conozco este cuarto,
he caminado por este piso,
solía vivir solo antes de conocerte.
He visto tu bandera en el arco de mármol.
El amor no es una marcha victoriosa
sino un aleluya roto y frío.
  
Hubo un tiempo en que me dejabas saber
realmente qué estaba sucediendo,
pero ahora no lo hacés más, ¿cierto?
Recordá que cuando me mudé con vos
el Espíritu Santo también lo hizo
y cada suspiro que dábamos era un aleluya

Tal vez haya un Dios en lo alto,
pero todo lo que he aprendido sobre el amor
ha sido como dispararle a alguien que te supera.
Esto no es un llanto que podás oír en la noche,
no es alguien que haya visto la luz,
es tan solo un aleluya roto y frío.

Decís que tomé el nombre de Dios en vano,
pero ni siquiera conozco ese nombre,
y aunque así fuese, de verdad, ¿qué tiene que ver con vos?
Hay un destello de gloria en cada palabra,
no importa lo que hayás escuchado,
si un aleluya roto o uno sagrado.

Hice lo mejor que pude, aunque no fuese mucho.
No podía sentir así que intenté acariciar.
He dicho la verdad, no he venido a engañarte.
Y aunque todo saliera mal,
me pararé frente al Señor de la Canción
y en mi lengua no habrá nada más que un aleluya.


El futuro

Devolveme mi noche rota,
mi cuarto de espejos, mi vida secreta,
aquí está muy solo,
no queda nadie para torturar.
Dame control absoluto
sobre cada ser vivo,
y acostate a mi lado, mujer,
¡es una orden!

Dame crack y sexo anal,
cortá el último árbol que queda
y metéselo en el culo
a tu cultura.
Devolveme el muro de Berlín,
a Stalin y a san Pablo.
Hermano, he visto el futuro:
es un asesinato

No sabés nada de mí,
nunca lo harás, nunca lo has hecho,
soy el pequeño judío
que escribió la Biblia.
He visto a las naciones levantarse y caer,
he oído sus historias,
las he escuchado todas,
pero el amor es el único motor para sobrevivir.

A tu siervo se le ha dicho
que lo diga fría y claramente:
“Esto se acabó, no va más”.
Y ahora que las ruedas
del cielo se detienen
sentís el látigo del diablo.
Preparate para el futuro:
es un asesinato.

El antiguo código occidental saltará en pedazos.
Tu vida privada explotará de pronto.
Habrá fantasmas,
hogueras en el camino,
y el hombre blanco estará bailando.
Verás a tu mujer colgando boca abajo,
con la cara cubierta por su vestido.
Todos los miserables poetuchos se acercarán
e intentarán sonar como Charlie Manson.
Y el hombre blanco estará bailando.

Devolveme el muro de Berlín,
a Stalin y a san Pablo.
Dame a Cristo
o repetí lo de Hiroshima.
Destruí otro feto,
de todas formas no nos gustan los niños.
He visto el futuro:
es un asesinato .

Las cosas se dispararán,
se dispararán en todas direcciones.
No habrá nada,
nada que podás volver a medir.
La ventisca,
la ventisca del mundo
ha cruzado el umbral
y ha invertido el mandato del alma.

Cuando ellos decían: “Arrepentite”,
me pregunto a qué se referían.


Esperando por el milagro

He estado esperando,
todo el día y toda la noche.
Se me pasó el tiempo
y desperdicié la mitad de mi vida.
Hubo muchas invitaciones
y sé que vos me enviaste algunas,
pero yo, yo estaba esperando,
esperando el milagro.

Sé que vos me amabas de verdad,
pero mirá, estaba atado de manos.
Sé que esto debió herirte,
sé que debió herir tu orgullo
pararte en mi ventana
con tu trompeta y tu tambor
y que yo estuviera ahí, nada más esperando,
esperando el milagro.

No creo que te guste,
no te gustaría este lugar.
No hay nada para entretenerse
y las sentencias son muy duras.
El director de orquesta dice que es Mozart
pero a mí me suena a musiquita cursi,
porque estoy esperando,
esperando el milagro.

Esperando el milagro
no queda nada más que hacer.
No he sido tan feliz desde que terminó
la segunda guerra mundial.

No queda nada más que hacer
cuando has sido engañado.
No queda nada más que hacer
cuando estás rogando por migajas.
No queda nada más que hacer
cuando tenés que seguir esperando,
esperando el milagro.

La otra noche
soñé con vos.
La mayor parte de tu cuerpo estaba desnudo
pero había una parte iluminada.
Las arenas del tiempo caían
de tus dedos y tus manos,
y vos, vos estabas esperando,
esperando el milagro.

Cariño, casémonos,
hemos estado solos muchos años.
Estemos solos juntos,
veamos si somos así de fuertes.
Sí, hagamos algo loco,
algo completamente equivocado
mientras estamos esperando,
esperando el milagro.

Cuando has caído en la carretera
y estás tirado en la lluvia
y te preguntan que cómo te está yendo,
por supuesto que dirás que no podés quejarte.
Y si te presionan por información,
ahí es cuando tenés que hacerte el tonto.
Solamente deciles que estás esperando
el milagro por venir.


Ligera como la brisa

Ella se posa desnuda frente a vos,
podés verla, probarla,
y se te entrega ligera como la brisa.
Podés bebértela o amamantarla,
no importa de qué forma la adorés
siempre y cuando sea de rodillas.

Así que me arrodillé en el delta,
en el alfa y en el omega,
en la cuna del río y de los mares.
Y como una bendición del cielo,
como por un segundo fui curado
y mi corazón estuvo en paz.

Cariño, he esperado
mucho por tus besos,
por que algo suceda,
algo como esto.

Sos débil y e inofensivo,
y dormís  sobre tu apero
y el viento sopla fuerte entre los árboles.
Y esto no es exactamente una prisión,
pero nunca serás perdonado por lo que sea
que hayás hecho con las llaves.

Está oscuro y nieva.
Amor mío, debo marcharme.
El río ha empezado a congelarse
y estoy harto de fingir.
Estoy desecho de tanto inclinarme,
de haber vivido tanto tiempo arrodillado.
Pero entonces ella baila con toda su gracia,
y tu corazón endurecido está lleno de odio,
y ella se desnuda pero solo para provocarte.
Vos te das la vuelta, asqueado,
por tu odio y por tu amor,
y ella se te acerca ligera como la brisa.

Hay sangre en todos los brazaletes,
podés verla, probarla.
Y vos le decís: “Por favor, cariño, por favor”.
Y ella te responde:
“Bebé con ganas, peregrino,
pero no te olvidés de que debajo
de esta resplandeciente camisa
todavía hay una mujer”.

Así que me arrodillé en el delta,
en el alfa y en el omega,
me arrodillé como un creyente.
Y como una bendición del cielo,
como por un segundo fui curado
y mi corazón estuvo en paz.


Debido a…

Debido a unas cuantas canciones
en las cuales hablé de su misterio,
las mujeres han sido
excepcionalmente amables
con mi vejez.
Ellas guardan un lugar secreto
en sus ocupadas vidas
y me llevan a él.
Luego se desnudan,
cada una a su manera,
y me dicen:
“Leonard, mirame,
mirame por última vez.”
Entonces se inclinan sobre la cama
y me cobijan
como a un bebé que tirita de frío.


Referencias

“Suzanne”. “Suzanne”, Songs of Leonard Cohen, 1967.
“Famoso impermeable azul”. “Famous Blue Raincoat”, Songs of Love and Hate, 1971.
“Hotel Chelsea # 2”. “Chelsea Hotel # 2”, New Skin for the Old Ceremony, 1974.
“Aleluya”. “Hallelujah”, Various Positions, 1984.
“El futuro”. “The Future”, The Future, 1992.
“Esperando el milagro”. “Waiting for the Miracle”, The Future, 1992.
“Ligera como la brisa”. “Light as the Breeze”, The Future, 1992.
“Because of”. “Debido a…”, Dear Heather, 2004.


18/11/16

Consejos a un joven poeta - ¿Qué escribir?



Querido poeta, (lo digo en sentido amplio, no importa si eres narrador, dramaturgo, poeta o ensayista) dedico a vos estos consejos para que no te pase lo que a un amigo, que no vale la pena mentar aquí, tal vez algo de provecho encuentres en ellos.

¿Te has preguntado por qué escribes? Yo mismo no sé responder a esa pregunta, te puedo decir que en mi caso es algo vital, que sale de mis entrañas, que no puedo imaginar mi vida sin literatura, sin leer, sin escribir componiendo y retocando viejos y nuevos proyectos literarios. Solo eso. Tal vez, debo reconocer en el fondo (algo oculto) que es una vocación sin propósito. Yo no creo que la literatura me haga mejor persona, no le encuentro la menor utilidad práctica fuera del infinito gozo que me genera, que paradójicamente va desde de la más refrescante dicha hasta la más desgarradora angustia.

¿Y de qué escribimos? De las cosas que nos importan, que nos conmueven, que nos preocupan y nos ocupan, de aquello que creemos relevante y quizás a otro u otra le importen. Al final, todo lo que escribimos es como el mensaje de un náufrago en una botella, el viaje que habrá de transcurrir será errático en el tiempo y el espacio hasta llegar a alguien que se sienta remitente de ese mensaje, o ni eso, y esa botella mal sellada se llenará de agua, y se hundirá hasta el fondo de un océano de indiferencia. Que es lo más probable y no importa.

Pero no pienses que no he tenido mis delirios y ensoñaciones, que ese mensaje en la botella encuentra su playa, no desierta, sino populosa y llena de náufragos que sienten que ese mensaje era para ellos, pero eso ya no depende de mí, sino de mareas y corrientes que no controlo. Tampoco importa.

Alguna vez pensé, cuando empezaba a escribir, que lo que estaba haciendo renovaría las letras y la lengua entera, que los académicos y estudiosos escrutarían mi obra y escribirán grandes tratados sobre ella. Pensé que se traduciría en innumerables lenguas, que llegaría a todas las generaciones posteriores, incluso creí que serviría para mucho más y que cambiaría vidas… Pero hoy sé que nada de eso ocurrirá, y tampoco me importa. La literatura me ha hecho dichoso, y soy yo quien le debe a ella.

Entonces, ¿de qué escribir? De lo que te plazca, pero olvídate de lo accesorio, a nadie le importa que te dejó tu novia, a nadie le importa que sufres, a nadie le importa quienes son tus cantantes, poetas y películas favoritas, por favor, deja de ser el gran protagonista de tu obra si realmente quieres que alguien se apropie de ella.

¿Quieres salvar al mundo? Entonces trabaja en alguna Ong, pero a la literatura trátala con respeto y ámala y gózala por lo que es: arte. No pretendas que sea un instrumento para hacer proselitismo, no la emputezcas.

Pero sobre todas las cosas, date cuenta que no tienes nada que decir, no existe nada de especial ni original en lo que escribes, todo lo que se te ocurre ya lo dijo o lo escribió alguien (y de mejor manera); el patético soliloquio cartesiano de que eres tú y tu circunstancia hoy suena como sacado de un libro de autoayuda, y hoy existen mil maneras más prácticas y eficaces de decir y comunicar las cosas que un poema, un cuento o una novela.  

Teniendo todo esto claro, escribe, con absoluta devoción y compromiso, sin importar a quién, a dónde o cuándo llegue.


Germán Hernández


13/11/16

Consejos a un joven poeta – La Prensa




Querido poeta, (lo digo en sentido amplio, no importa si eres narrador, dramaturgo, poeta o ensayista) dedico a vos estos consejos para que no te pase lo que a un amigo, que no vale la pena mentar aquí, tal vez algo de provecho encuentres en ellos.

Esta vez quiero hablar de la prensa, de los medios de comunicación. ¿Por qué les iba a interesar tu obra? Espero que estés de acuerdo conmigo en que salvo tu círculo íntimo de amigos y familiares y tal vez algún estudiante de filología buscando tema para su trabajo de graduación, a nadie le interesa . Entonces, ¿por qué de repente, un día te contacta un periodista de un medio  de comunicación que nunca ha tenido el menor interés por la cultura literaria, por qué querría entrevistarte?

Ha sucedido, recientemente, que medios de comunicación pura mierda como Repretel, Teletica o la Teja del Grupo Nación, se interesen por una obra literaria, pero ten en cuenta esto, no es por la calidad literaria, no es por la relevancia del texto, no es para reconocer el valor de tu trabajo, es porque seguramente hay en el texto algo que encaja bien como evento noticioso y como pequeño escandalillo, como efímera primera plana o titular para nutrir el morbo de una audiencia a la que tampoco le importa tu obra ni la literatura.

Me vienen a la memoria dos casos, el de “Bajo la lluvia Dios no existe “de Warren Ulloa-Argüello, y “El fuego cuando te quema” de Alí Viquez, obras tan disímiles en cuanto a calidad literaria y temática, pero con algo en común, ambas fueron premios nacionales de novela en su momento y que sacados de contexto algunos pasajes podrían despertar recelos, lastimar sensibilidades, u ofender. Lo triste, fue la manera en que fueron expuestos los autores, quienes, de buena fe, hablaron y se expresaron sobre su trabajo ante los medios; luego, hábilmente editadas sus intervenciones, y recurriendo a supuestas autoridades morales del clero que nada saben de literatura, se cuestionó la moralidad y la corrección de dichas obras. Pero eso sí, de su valor literario, absolutamente nada. Sencillamente oportunidades para rellenar de morbosidad los 45 minutos de noticiero o las columnas de un matutino que solo sirve para cambiar la jaula al perico.

Hubo dos resultados evidentes, primero: la publicidad gratis, sus obras, por fin visibles, se han vendido bastante bien, pero creo que no por las razones que originalmente esperaron sus autores. El otro resultado, fue satisfacer la malsana morbosidad de un público que ni siquiera lee ni aprecia la literatura.

Para que no te pase eso, cúrate en salud, si publicaste un libro y sin razón aparente te llama un periodista que quiere entrevistarte por tu libro, y extrae de él algo que fuera de su contexto puede interpretarse como herético, pornográfico, tabú, como sea, sigue los siguientes pasos:

1. Se amable, “con mucho gusto señor/señorita” y luego: “cobro cinco mil dólares por entrevista”. Seguramente te cuelga y ya no te molestará más y te habrás librado de ser su mequetrefe. Jamás des una entrevista gratis si no estás perfectamente claro de la buena fe, y de la calidad del medio que quiere entrevistarte. Nunca te dejes usar como relleno. Pero si a pesar de tu evasiva el periodista insiste, porque el medio de comunicación está dispuesto a pagarte lo que vales (algo que no ocurrirá jamás) Entonces:

2. “Con mucho gusto señor/señorita, envíeme sus preguntas por escrito, y le responderé, y solo autorizaré la divulgación de mis comentarios hasta que vea el reportaje editado antes de su publicación o emición, si estoy conforme lo avalaré, de lo contrario no, y mi número de cuenta para que depositen mis honorarios son estos…" Sin duda te colgará y te habrás librado de ese charlatán (de verdad parece mentira que sean egresados de una casa de estudios superiores).

3. Nunca te prestes a quien nada le importa tu trabajo literario, date a valer, (no es que en los casos que expuse no se hayan dado a valer los autores, sencillamente fueron embaucados por ser gente decente).

4. Pero si de todas maneras sabes de qué va la entrevista, y que es una oportunidad de publicidad gratis, y que tu obra se venderá como se venden botellas de cristalina e insípida agua, y no te importa, pues adelante.

Te daré más concejos en una próxima vez.


Germán Hernández.


11/11/16

Seis poemas de Bob Dylan - traducidos por Gustavo Solórzano-Alfaro (2010-2016)



Una oportunidad de acercarse al bardo, pero esta vez sin guitarra, sin estudios, sin escenarios, así no más, el texto desnudo, ¿y por qué no? Y nunca más oportuno ahora que “quizás” Bob Dylan vaya a recoger su cheque a Suecia, y más afortunados nosotros, pues las traducciones son del amigo escritor, editor, crítico y académico Gustavo Solórzano-Alfaro, por lo que llevan ese gusto fresco y delicado que se siente con el pan acabado de hornear.  


Muy fuerte va a llover

⎼¿Dónde has estado,
hijo mío de ojos azules?
¿Dónde has estado,
adorado niño mío?

⎼He tropezado con la ladera
de doce montañas llenas de bruma.
He caminado y me he arrastrado
sobre seis autopistas  torcidas.
He andado en medio
de siete oscuros bosques.
He estado en frente
de doce océanos muertos.
Me he adentrado diez mil millas
en la boca de un cementerio.
Y va a llover, va a llover,
muy fuerte va a llover.

⎼¿Y qué viste,
hijo mío de ojos azules?
¿Qué viste,
adorado niño mío?

⎼Vi a un recién nacido
rodeado por lobos salvajes
y una carretera de diamantes
pero no había nadie en ella.
Vi una rama negra
con sangre que chorreaba
y un cuarto lleno de hombres
con martillos ensangrentados.
Vi una escalera blanca
toda cubierta de agua,
diez mil predicadores
cuyas lenguas estaban rotas.
Vi pistolas y afiladas espadas
en las manos de los jóvenes.
Y va a llover, va a llover,
muy fuerte va a llover.

⎼¿Y que escuchaste,
hijo mío de ojos azules?
¿Qué escuchaste,
adorado niño mío?

⎼Escuché el sonido de un trueno
que rugió sin aviso,
el bramido de una ola
que podría ahogar al mundo entero.
Escuché mil tamborileros
cuyas manos ardían
y a diez mil personas susurrar
pero nadie las escuchaba.
Escuché a una persona morir de hambre
y a muchas otras riendo.
Escuché la canción de un poeta
que murió en una alcantarilla
y el sonido de un payaso
que lloraba en el callejón.
Y va a llover, va a llover,
muy fuerte va a llover.

⎼¿Y a quiénes conociste,
hijo mío de ojos azules?
¿A quiénes conociste,
adorado niño mío?

⎼Conocí a un niño
junto a un pony muerto.
Conocí a un hombre blanco
que paseaba a un perro negro.
A una muchacha
cuyo cuerpo ardía.
Conocí a una niña
que me dio un arcoíris.
Conocí a un hombre
que estaba herido de amor
y a otro
que estaba herido de odio.
Y va a llover, va a llover,
muy fuerte va a llover.

⎼¿Y ahora qué vas a hacer,
hijo mío de ojos azules?
¿Qué vas a hacer,
adorado niño mío?

⎼Voy a salir
antes de que empiece a llover.
Atravesaré las profundidades
de los bosques más oscuros,
donde hay demasiada gente
con las manos vacías,
donde el veneno
contamina sus aguas,
donde el hogar en el valle
se topa con una prisión sucia y húmeda,
donde la cara del verdugo
está siempre escondida,
donde el hambre es horrible
y las almas han sido olvidadas,
donde el color es negro,
cero el número.
Y lo contaré y lo pensaré y lo diré
y lo respiraré
y lo reflejaré desde la montaña
para que todas las almas puedan verlo.
Y me posaré en el océano
hasta que empiece a hundirme.
Pero haré valer mi canción
mucho antes de empezarla.
Y va a llover, va a llover,
muy fuerte va a llover.


Botas de cuero español

⎼Amor mío, voy a zarpar.
Saldré temprano en la mañana.
¿Hay algo que pueda mandarte
desde el otro lado del mar,
donde sea que desembarque?
                               
⎼No, no hay nada que podás
mandarme, amor mío,
no hay nada que desee tener.
Solamente regresá intacta
desde ese océano solitario.                       
                                 
⎼Es que se me ocurrió
que a lo mejor quisieras algo hermoso,
hecho de oro o de plata,
de las montañas de Madrid
o de la costa de Barcelona.                       
                                 
⎼Si tuviera las estrellas
de la noche más oscura
y los diamantes del océano más profundo
renunciaría a todo por tus dulces labios,
porque son lo único que anhelo tener.                
                                 
⎼Pueda que me vaya por mucho tiempo
y por eso te pregunto si te puedo mandar algo
para que te acordés de mí,
para hacer que los días
pasen fácilmente.                         
                                 
⎼Pero cómo, cómo podés
preguntarme de nuevo.
Solo me provoca dolor.
Lo mismo que hoy quiero de vos
voy a quererlo mañana.

(Recibí una carta un día gris,
de su barco en altamar.
Decía que no estaba segura
de cuándo iba a volver
y que dependía de cómo se sintiera.)                   
                                 
Entiendo, amor mío.
Si pensás de esa manera
debe de ser porque tu mente vaga
y tu corazón no está conmigo
sino con el país hacia el que vas.                            

Así que tené cuidado,
tené cuidado del poniente,
tené cuidado de las tormentas.
Y sí, sí hay algo que me podés mandar:
unas botas de cuero español.


Amor bajo cero / sin barreras

Mi amor habla como el silencio,
sin ideales ni violencia.
No tiene que decir que es fiel, y aun así
es real, como el hielo, como el fuego.

La gente lleva rosas
y hace promesas todo el día.
Mi amor se ríe como las flores
y ningún san Valentín la convence.

En los baratillos y en las paradas de bus
la gente habla de sus cosas,
lee libros, repite citas,
escribe conclusiones en los muros.

Algunos hablan del futuro,
pero mi amor habla suavemente.
Ella sabe que no hay éxito como el fracaso
y que el fracaso es eso y nada más.

La capa y la daga penden,
las damas encienden las velas.
En las ceremonias de los jinetes
hasta los peones guardan resentimientos.

Unas estatuas hechas de fósforos
se desmoronan unas sobre otras,
y mi amor me guiña, ni se inmuta.
Ella sabe mucho como para juzgar o discutir.
A la medianoche tiembla el puente,
el médico rural divaga,
las sobrinas de los banqueros buscan la perfección,
a la espera de los regalos de los Reyes Magos.

El viento aúlla como un martillo,
la noche sopla lluviosa y fría.
Mi amor es como un cuervo
con el ala rota en mi ventana.


Como un canto rodante

Había una vez en que te vestías muy bien,
les dabas limosna a los mendigos
en la flor de tu vida, ¿no es cierto?
La gente te decía:
“Muñeca, tené cuidado, te vas a caer”. 
Pensabas que te estaban vacilando.
Solías reírte
de aquellos a los que les iba mal,
pero ahora ya no hablás tan fuerte
y no te ves tan orgullosa
al tener que chulearte a alguien
para poder comer.

Ok, fuiste a las mejores escuelas,
Señorita Soledad,
pero sabés que solo te aprovechaste
y nunca nadie te enseñó cómo vivir en la calle.
Entonces te das cuenta
de que tendrás que acostumbrarte.
Dijiste que nunca te enredarías
con el vagabundo misterioso,
pero ahora descubrís
que él no te está vendiendo ninguna coartada,
mientras mirás fijamente en el vacío de sus ojos
y le preguntás: “¿Querés hacer un trato?”.

Nunca te dignaste a mirar
las muecas de los malabaristas y de los payasos
cuando hacían trucos para vos.
Nunca entendiste que no era bueno.
No debiste permitir que otra gente
recibiera los golpes en tu lugar.
Solías cabalgar en un caballo cromado
con un diplomático
que cargaba un gato simaés en su hombro.
¿Fue muy duro cuando te diste cuenta
de que realmente había desaparecido
después de quitarte todo lo que pudo robar?

La princesa está en el campanario
mientras toda la gente linda
toma, creyendo que ha triunfado,
intercambiando todo tipo de cosas y de regalos preciosos.
Pero será mejor que te quités tu anillo
de diamantes y lo empeñés.
Solías divertirte tanto con Napoleón el Harapiento
y las palabras que usaba.
Andate con él ahora que te llama.
No tenés nada que perder.
Ahora sos invisible
y no tenés secretos que guardar

¿Cómo se siente?
Decime, ¿cómo se siente
valerte por vos misma,
sin la dirección de una casa,
como una completa desconocida,
como una canto rodante?


Dama de ojos tristes de las llanuras

Con tus labios de mercurio en tiempos de misioneros,
tus ojos ahumados, tus oraciones en verso,
tu cruz plateada y tu voz que repica,
¿quién de ellos piensa que podría enterrarte?

Con tus bolsillos por fin bien protegidos,
tus visiones de tranvía regadas en la hierba,
tu carne sedosa y tu cara de cristal,
¿quién de ellos podría cargarte?

Dama de ojos tristes de las llanuras,
ahí donde el profeta de ojos tristes
anuncia que nadie llega,
¿debería dejar en tu puerta
mis tambores árabes,
mis ojos que todo lo guardan,
o debería esperar,
dama de ojos tristes?

Con tus sábanas de metal y tu cinturón enlazado,
tu baraja de cartas sin la J y sin el As,
tus ropas de segunda y tu expresión hueca,
¿quién de ellos piensa que podría vencerte?
Con tu silueta a la luz del sol que se desvanece
en tus ojos donde nada la luna
y tus canciones de fósforos e himnos gitanos,
¿quién de ellos intentaría impresionarte?

Los reyes de Tiro con sus listas de prisioneros
aguardan en fila sus besos de geranio
y vos no sabías que podría ocurrirte algo así.
¿Quién de ellos pensás que realmente quiera besarte?

Con tus amores de infancia en tu alfombra de medianoche,
tus ademanes hispanos, las medicinas de tu madre
y tu boca vaquera y tus balas de salva,
¿quién de ellos podría resistirte?

Los granjeros y los hombres de negocios decidieron
mostrarte los ángeles muertos que solían esconder,
pero ¿por qué te escogieron como aliada en su causa?,
¿cómo pudieron equivocarse tanto con vos?

Querían que te responsabilizaras de la granja,
pero con el mar a tus pies, la ridícula falsa alarma
y el niño de un matón arropado en tus brazos,
¿cómo podrían ellos haberte convencido?

Con tus recuerdos de láminas de metal de Cannery Row,
tu marido de revista que un día tuvo que irse
y esa gentileza que ahora no tenés más remedio que mostrar,
¿quién de ellos pensás que te daría trabajo?

Ahora estás con tu ladrón y compartís su libertad condicional,
con tu sacro medallón doblado por tus dedos
y tu cara de santa y tu alma de fantasma,
 ¿quién de ellos pensás que podría destruirte?

Dama de ojos tristes de las llanuras,
ahí donde el profeta de ojos tristes
anuncia que nadie llega,
¿debería dejar en tu puerta
mis tambores árabes,
mis ojos que todo lo guardan,
o debería esperar,
dama de ojos tristes?


Todavía no está oscuro

Aparecen las sombras
y he estado aquí el día entero.
Hace mucho calor para dormir
y el tiempo se está agotando.

Siento como si mi alma
se hubiese vuelto de acero.
Aún tengo las heridas
que el sol no pudo curar.

Ni siquiera hay espacio
suficiente en ningún parte.
Todavía no está oscuro,
pero pronto lo estará.

Mi sentido de humanidad
se ha ido por el escusado.
Detrás de todo objeto hermoso
yace algún tipo de dolor.

Ella me escribió una carta
y lo hizo delicadamente.
Puso por escrito
lo que estaba pensando.

Ni siquiera veo por qué razón
debería importarme.
Todavía no está oscuro,
pero pronto lo estará.

He estado en Londres
y en la alegre París.
Seguí un río
y llegué hasta el mar.

Estuve en el fondo
de un mundo repleto de mentiras.
No estoy buscando nada
en los ojos de nadie.

A veces mi carga parece pesar más
de lo que puedo soportar.
Todavía no está oscuro,
pero pronto lo estará.


Aquí nací y aquí moriré,
contra mi voluntad.
Pareciera que me muevo,
pero estoy quieto.

Cada nervio de mi cuerpo
está sin uso y entumecido.
Ni siquiera recuerdo
de qué huía cuando llegué.

Apenas si escucho
el murmullo de una plegaria.
Todavía no está oscuro,
pero pronto lo estará.


Referencias

“Muy fuerte va a llover”. “A Hard Rain´s A-Gonna Fall”, del álbum The Freewheelin' Bob Dylan (1963).
“Botas de cuero español”. “Boots of Spanish Lather”, del álbum The Times They Are-A Changin´ (1964).
“Amor bajo cero / Sin barreras. “Love Minus Zero / No Limits”, del álbum Bringing It All Back Home (1965).
“Como un canto rodante”. “Like a Rolling Stone”, del álbum Highway 61 Revisited (1965).
“Dama de ojos tristes de las llanuras”. “Sad Eyed Lady of the Lowlands”, del álbum Blonde on Blonde (1966).

“Todavía no está oscuro”. “Not Dark Yet”, del álbum Time Out of Mind (1997).