16/3/20

Transhumano demasiado transhumano – Fernando Contreras Castro




El libro del Apocalipsis fue escrito en el siglo primero de nuestra era por un tal Juan, el anciano, de quien no sabemos absolutamente nada más. Se dirige a pequeñas comunidades cristianas en un lenguaje críptico, lleno de símbolos, que únicamente esas comunidades sabían interpretar. Las visiones del autor del Apocalipsis no eran visiones del futuro, ni estaban dirigidas a las personas del siglo XXI, sino exclusivamente a las comunidades cristianas de su entorno y su tiempo. Me permito esta pequeña glosa para proponer un paralelismo con el libro de Contreras Transhumano demasiado transhumano (Editorial Costa Rica 2019), quien, aprovechándose de las posibilidades de la ficción, propone un libro que es la recopilación de los trabajos de un periodista llamado Antonio La Puente, escritos a lo largo del siglo XXI, en un futuro próximo, aunque su obra impresa sea póstuma. Artificio que me recuerda aquel otro divertido libro de Monterroso, Lo demás es silencio.

Pero claro, el lector sabe que Antonio La Puente no existe, es un personaje, y que las obras a él atribuidas, escritas en el futuro, han sido escritas en el presente, para el presente por Contreras. ¿Acaso nos encontramos con una obra de ficción científica o de anticipación?, en realidad no, aunque posee elementos de ambos, se aproxima más a la escatología apocalíptica, porque a nuestro modo de ver, la obra de Contreras no habla de cosas que podrían suceder, más bien nos relata cosas que ya están sucediendo, nos las dice en lenguaje críptico, como el autor del Apocalipsis, se dirige a nosotros, al presente. A nuestro presente.

Los textos que componen Transhumano, no son cuentos, son precisamente lo que dicen ser, columnas de un periodista iconoclasta, resignado de antemano a no generar la menor reacción con su trabajo, que es más que nada un acto de digna rebeldía, semejante a la voz de los profetas del Antiguo Testamento, es decir, la consciencia moral y crítica de su tiempo. Expuestos de manera circunstancial, nos proponen lecturas para discutir, para plantear analogías y confrontar el presente, de alguna manera nos desafía a desencriptarlo, como hacen los exégetas modernos con el Apocalipsis. Traeré a colación algunos ejemplos de textos que me llamaron la atención.

Lempira Siglo XXII, ciudad privada, donde no hay ciudadanos sino clientes, “y el mundo se dividirá por las murallas de las ciudades privadas en un interior altamente avanzado en tecnologías y modos de vida y un extramuros donde las gentes más dispares vivan de manera cada vez más primitivas, reducidas a reservas genéticas y mano de obra esclava.” (Pág. 15). Si bien esas ciudades privadas no existen hoy como espacios edificados, sí existen en las maneras en que las personas viven e interactúan, así como hoy miles de personas migran desesperadas de sus hogares, expulsadas, absolutamente prescindibles para el libre mercado en vista de que no compran, ni consumen, ni tienen Master Card, no porque sus países fracasaran, sino que hay un modelo económico y político que igual que produce pobreza y exclusión, ese mismo modelo económico y político también produce riqueza inimaginable, prosperidad y abundancia infinita en esos mismos países para sus pequeñas élites, esas ya viven en Lempira Siglo XXII, sin salir de su país, sin tener que migrar a ninguna ciudad privada. Las murallas que separan a la humanidad, no son las de una ciudad, son las de un modelo que solo conoce ganadores y perdedores y es capaz de construir los discursos y la moral para justificarlo.

Argumentos a favor de ofrecer el “Programa Borges”, el IB ó inner book, “(El libro incorporado, o interiorizado, es la técnica y la tecnología de transmitir al cerebro humano el contenido puro y puntual de un texto literario).” (pág. 35). Esta idea me trajo a la memoria aquella película La Matrix, donde Neo el protagonista, una vez rescatado de la Matrix, y devuelto al mundo real, debe aprender las habilidades necesarias para liderar la resistencia humana contra las máquinas, lo curioso es que para ello, simplemente lo conectan a una computadora y le instalan literalmente como se instala un app en un teléfono, el uso en armas y artes marciales; lo cual me pareció ridículo, el cerebro humano no es un disco duro, ni la producción de conocimiento es un paquete de bits. Pero digamos que se nos pudiera instalar en el cerebro una linda edición comentada (ojalá por Clemencín) del Quijote de la Mancha, eso implicaría apenas la omisión de un paso: tomar el texto y mediante la lectura a través de unos dispositivos ópticos llamados vulgarmente ojos, decodificarlos y reconstruirlos en la memoria, pero aun así, con o sin dicha mediación, la aprehensión del texto será una acción voluntaria del lector, y la comprensión e interpretación del mismo será singular y personal, en ese sentido, el inner book no supone ningún tipo de innovación salvo como medio de transmisión. Todo lo positivo que Antonio La Puente encuentra en el IB siempre ha estado ahí en los medios tradicionales de transmisión de datos, a los que vulgarmente llamamos libros, sean impresos o digitales.

Argumentos en contra de resucitar a Belzamira, si es cierto que llegaremos a resucitar gente en el futuro, ¿cómo afrontarán su resurrección?, de ahí la demanda de La Puente, estaríamos violando sus derechos humanos, una acción inconsulta, inevitablemente, las víctimas están muertas. Pero acaso no lo hacemos hoy en día, revivimos a los muertos, los recreamos y los convertimos en nuestras ilusiones, les arrebatamos toda su humanidad, la desechamos sin más, para convertirlos en lo que quisiéramos que fueran, indefensos, incapaces de sacudirse de su muerte para defenderse, y así lo hacemos, cuando resucitamos a Marilyn Monroe, a Juan Mora Fernández, a Lenin, y tantos más, indefensos, incapaces de reclamar, de defenderse, los bichos que resucitamos son tan ajenos al muerto que pensamos resucitar del olvido.


Fernándo Contreras Castro

Imágenes post-proféticas la mayor de las veces, eso es lo que encuentro en este libro curioso de Contreras, sugerente para la tertulia, revelador entre conversos, pero sospecho que poco eficaz para persuadir a quienes no están en sintonía con él, como lo es el mensaje del Apocalipsis para quieres no pertenecen a las comunidades de fe a quienes fue dirigido. Literariamente, estos textos parecen siempre el preámbulo de algo que se pudo desarrollar ficcionalmente, pero no pasaron de ahí.

Me desconciertan un poco los textos finales del libro, “Como lágrimas en la lluvia, “Transhumano demasiado humano” este último bellamente logrado en sí mismo, pero en el conjunto de los textos lo siento tan ajeno, ¿A cuál voluntad a fin de cuentas respondían las ciudades privadas, acaso no era a una especie de liberalismo económico en extremis, o más bien a una confabulación científica y tecnológica, incluso una rebelión de las máquinas? Ignoro cómo se llegó hasta donde llegó el autor. Intuyo eso sí, una ciclicidad típica de todo relato escatológico, todo final implica un nuevo comienzo, o bien, la repetición absurda, el castigo de los dioses, Sísifo.

Germán Hernández







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10/3/20

El ladrón de meriendas – Andrea Camilleri




Andrea Camilleri recién se nos murió en el 2019 de vejez a los 93 años, buena muerte para uno de los escritores italianos más prolíficos y populares de su tiempo. En 1996, publicó la segunda entrega de su saga del comisario Montalbano: El perro de terracota y ese mismo año la tercera: El ladrón de meriendas, a la que dedicamos esta pequeña reseña.

El estilo de Camilleri es tan ligero y ágil, que resulta casi imposible detenerse en la lectura, no pierde tiempo en largas descripciones o explicaciones, su habilidad es que las cosas parecen explicarse por sí mismas, orgánicamente, donde nada parece estar puesto de relleno, ni siquiera las pausas que toma Montalvano para degustar alguna delicia culinaria.

En esta ocasión el Comisario por más que quiere evadir el crimen de un supuesto pescador Turco baleado en altamar a cambio de otro, aparentemente menos engorroso y más mundano, el de un viejo retirado que ha aparecido apuñalado en el ascensor del edificio donde habitaba, este lo llevará de vuelta al otro, a las circunstancias tristes de los migrantes, a las oscuras confabulaciones de oscuros criminales y altos funcionarios, y por si fuera poco, a un ladronzuelo que roba meriendas a los chicos que van a la escuela, y un par de homicidios mas, todo salpicado de ese fino cinismo e incorrecto humor que caracteriza a su autor. Y entre comidas y crímenes, Libia, la eterna novia de Montalvano poniendo las cartas sobre la mesa, en plena crisis de los treintas, pidiendo boda e hijo, y un lejano progenitor que agoniza, en fin, una novela bisagra que abre enormes expectativas a los lectores respecto a las futuras entregas de la saga.


Andrea Camilleri

En resumen, un ejemplo de ejecución exquisita, libro que se lee con una sonrisa y que también nos conmueve y nos deja ese nudo en la garganta, una delicia culinaria que se digiere bien y que no da agruras, ni levanta esas mareas alcalinas que nos tumban. De esos platos que uno quiere repetir.

Si te interesa este libro, aquí te dejo un link para que lo podás descargar y leer en formato epub: El ladrón de meriendas - Andrea Camilleri

Germán Hernández.





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8/3/20

La romana indómita – Anacristina Rossi




Publicada en el año 2016 por Editorial Planeta en México, “La romana indómita” es la cuarta novela publicada hasta entonces por la escritora costarricense, que se sumerge en aguas insondables e inciertas, hacia un pasado harto expuesto, recreado y reinterpretado, lo que supone de entrada un enorme riesgo: “otra de romanos”. Sí, los que usan petos, y minifaldas, sí de esos que usaban túnicas blancas, y les encantaba las carreras de caballos en el circo y los gladiadores en el coliseo. En fin, ¿qué se podría escribir novedoso a una audiencia tan familiarizada a los clisés de la cartelera de semana santa y las procaces miniseries sobre gladiadores?

Pues Anacristina Rossi, sí tiene mucho que decir en esta novela hermosamente compuesta, donde destaco la habilidad de ir tejiéndola en pequeños capítulos y desde las diversas perspectivas de los personajes, con un empleo eficaz del dialogo, con la dosis exacta de monólogo, un libro en primer lugar muy bien escrito.

Apoyada en un trasfondo histórico, sin trasgredirlo, nos lleva a recrear a unos personajes rara vez representados, en lugar de soldados y gladiadores y chorros y chorros de sangre que es lo usual, nos propone unos tipos muy distintos, filósofos, astrólogos, esclavos, libertos, poetas, en fin, unos seres que se van colando por las calles, templos y palacios, que se filtran por la geografía de un imperio que no tendría sentido sin sus peculiares cosmovisiones, el resultado es una Roma tan distante y desconocida, un mundo que si bien es pilar de lo que hoy es occidente, definitivamente occidente no es Roma.

Anacristina Rossi


Para no repetir los prolegómenos de contraportada sobre la colisión de un sistema político, la república representada por Julia contra la tiranía de su padre Augusto, y el conflicto padre hija, amor odio, más allá de ello, lo cierto es que lo que más nos conmueve es la inutilidad de todas las conspiraciones, la impotencia de todas las creencias, al final el Emperador morirá de viejo, sus enemigos serán destruidos, las ideas se repliegan y se ocultan en hermandades dispersas, la heroína sobrevivirá a la pérdida y aplastamiento de sus hijos. Para alcanzar su proyecto de persona, tendrá que transvestirse, tendrá que ser otro, su incierta huida hacia el final de la novela supone un acto liberador que no podremos confirmar, pero que anhelamos.

Cuanta orfandad, cuanto dolor se expone en esta novela de seres cautivos, desde Augusto hasta el último de sus sirvientes, una novela que me ha dejado un sabor de profundo dolor existencial, de resignada contemplación ante una historia, que sin importar quien la escriba, nadie la gana.

Si logras descontaminarte de los estereotipos de Hollylwood, seguro que vas a disfrutar esta hermosa novela que no es “otra de romanos”.

Germán Hernández.





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