22/10/10

Historias de nunca acabar - La narrativa costarricense goza de buena salud



Historias de Nunca Acabar
Antología del Nuevo Cuento Costarricense
Editorial Costa Rica, 2009
Guillermo Barquero - Juan Murillo (Compiladores)

Con este critero temporal: escritores y escritoras nacidos entre 1965 y 1985 y que hallan publicado en los últimos 10 años, Barquero y Murillo recogen una muestra del nuevo cuento costarricense que abarca dos generaciones: La de Fin de Siglo y la del Milenio. En total son 15 autores y autoras.

Una hermosa sorpresa nos hemos llevado en esta Antología, la selección de Barquero y Murillo es vigorosa y acertada, hay textos verdaderamente magníficos y sin duda, esto constituye a dicha Antología en un portal que invita a conocer mejor los autores y autoras ahí recopilados.

En general, llama la atención en medio de la diversidad de motivaciones y temáticas de los textos seleccionados algunas constantes y motivaciones:

Cosmopolitismo. A estas alturas el asunto de la literatura "urbana" que rompe con aquél "costumbrismo pintoresco" ya está completamente superado y enterrado. Ante este, se nota una actitud cosmopolita, son numerosos los cuentos donde sus protagonistas estudian ó viven fuera de Costa Rica, en este sentido, el personaje es portador de una identidad que se incorpora, que se globaliza, todo esto ocurre con total naturalidad y apropiación.

Narrativa de Capas Medias. En efecto, los personajes son mayormente de capas medias, el espacio y las motivaciones son pequeño burguesas, o bien en tránsito socioeconómico hacia las capas medias, en todo caso, si hablamos de identidad, la identidad de los personajes es esa. Todavía están ausentes temas asociados a la exclusión social (no de marginalidad).

Herencia y Actitud. El absurdo y lo fantástico están perfectamente asimilados, hay vitalidad y verosimilitud en los cuentos. Se siente lo mejor de la narrativa de ruptura de la década de los 60, por ahí y por acá algunos guiños de Cortázar, Monterroso y otros, pero magistralmente incorporados, en este sentido sentimos que se trata de narradores poseedores de una herencia que han sabido aprovechar y por lo tanto con una actitud nada ingenua, por el contrario, con una gran intuición compositiva, aprovechando lo mejor de los recursos del género.

Ahora pasemos a reseñar en pocas líneas nuestras impresiones sobre los textos antologados:


Alí Viquez, El Francés y otras Lenguas. Perfecto ejemplo del cosmopolitismo antes indicado, un texto que elabora a partir de una situación imposible y absurda un pequeño clan, mientras los personajes masculinos van paulatinamente haciéndose periféricos, las protagonistas mujeres asumen una actitud definitoria; lo que comienza como un texto lleno de localismos y arquetipos, termina construyendo firmes singularidades y perfiles únicos, al mismo tiempo que rompe con los mandatos sociales sobre la familia, la maternidad no suprimiéndolos sino decostruyéndolos y reelaborándolos.

Mauricio Ventanas, Crustáceos. Imposible no sentir un poco cierta atmósfera rulfiana (Macario) o cortaziana (Lejana) y con todo, un texto perfectamente construido, dificil por lo que arriesga y por lo complejo de los escenarios: los crustáceos, el combate, el sanatorio, donde la visión enajenada no lo es tanto mientras el lector lo asume como subjetividad, y en este caso bellamente lograda.

Alfonso Chacón Rodríguez, Fuera de Rango. Licantropía y Londres, pero no se crea que se trata de un remake, cuando lo cierto es que aquí un poco a la manera de aquel cuento de Cortazar (No se culpe a nadie) el sujeto totalmente sucumbe a fuerzas desconocidas y misteriosas, y sabe que en la próxima parada no estará en sus manos el desenlace de lo que ocurra entre él y el desafortunado transeúnte que venga.

Heriberto Rodríguez, Liviana. Sobriamente cuando el desenlace (predecible) y la anécdota se vuelven irrelevantes, la protagonista que finalmente siente compensados todos aquellos anhelos por los que se negó así misma, tiene como primer atisbo de autoafirmación la destrucción de la fuente del bien y del mal. Vale destacar esa habilmente narración a lo "voyeur" con que Rodríguez compone el texto.

Luis Chavez, Caravana - Las Tres Divinas Personas. Igual que en su poesía, Chavez persigue el golpe psicológico, la estela de un cometa, el crater luego de la explosión, y para ello recurre con mucha sutileza, e interpela la propia vivencia y subjetividad del lector, tal es el caso de Caravana. Desafortunadamente en Las Tres Divinas Personas, sentimos que Chavez forzó un cuento a caber en la estructura y el efectismo de un título, que obligatoriamente requería un tríptico, donde el primero basta, lo demás es desechable, especialmente el último, donde no hay un dato, una situación que no conociéramos desde antes.Catalina Murillo, Una Mala Noticia. Ajuste de cuentas si se quiere, en una escena de la vida cotidiana, pero que no por cotidiana merecedora de una necesaria narración, donde Murillo nos lleva del sinismo a la culpa, de la camaradería al vacío, cuando tras una mala noticia, la rabia se cristaliza ante el fin del cuento de hadas.

Jésica Clark Cohen, Memo Personal. Un cuento magistral, donde la autora con maestría nos crea un escenario idílico y kish, y cuando ya sentimos que es insoportable e intragable toda la situación, da una vuelta de tuerca, y restaura toda la dignidad de quien no solo busca señales, sino también de quien decide sobre ellas. Un texto técnicamente impecable.

Manuel Marín Oconitrillo, Una Muerte que sí Pesa. Bucólico y mediante algunos recursos que nos recuerdan a Onetti, transcurrimos al lado de personajes que no hacen nada, solo recordar, que dicen que alguien dice, y una muchacha muerta... densidad y contención.

Marco Antonio Castro Rodríguez, Si Mataran los Juegos. Con una narrativa más tradicional, que apuesta a lo anecdótico, y se mueve al filo, Castro nos recuerda, al "Picucho" que todos en nuestra infancia tuvimos.

José Rojas Alfaro, La Ruta de los Bárbaros. Perplejidad y vértigo, en un texto que definitivamente merece mucho más que estas líneas, y se vuelve casi inaugural, por estilo, pero también arriesgadamente hermético, uno de los textos más exigentes y arduos de la antología, se sienten todavía las magulladuras...

Laura Fuentes Belgrave, Antieróticas X, XIV, XXI. Si bien formalmente Fuentes nos ofrece una prosa eficaz, sentimos que de algún modo nos predispone, y muy pronto ya tenemos las claves de las Antieróticas, primero por que el "anti" es puramente subjetivo y una elección moral y lo "erótico" presente. Creemos que hay que trabajar mejor la parodia como en el caso de la antierótica XIV.

Gustavo Adolfo Chavez, Marilyn Boyd y un Olvido Premeditado. Bellamente construido, recurriendo a todo un arsenal de recursos literarios, Marilyn Boyd es una suma narrativa y una demostración virtuosa en un texto que transcurre en un tiempo y lugares imaginarios. Pocos textos me han provocado un ansia y lectura devoradora como este.

Carlos Alvarado Quesada, En Garabito. Con un estilo lineal, una adjetivación muy particular, me temo que estoy releyendo un "Clis de Sol".

Albán Mora, El Otro Lado de la Noche. La solidez y dominio técnico de Mora son una de sus grandes fortalezas al lado de su juventud... queda claro que hay que estar atentos a un narrador que posee mil trucos y los sabe usar muy bien... a pesar de la señora Maugham.

David Eduarte
, El Encierro - Consunción. Cuando Eduarte comience a desprenderse de sus textos seguramente estaremos ante un narrador que por su estilo, es capaz de transitar lo escabroso con naturalidad, por ahora sentimos algo relamido y clisé en su trabajo, eso sí: atisbos sin ninguna duda de excelente narrador.


Historias de Nunca Acabar es a nuestro gusto un texto fundamental para aproximarse a la nueva narrativa costarricense, escritores y escritoras jóvenes, en plena producción y desarrollo nos muestran desde ahora que el cuento sigue siendo un género eficaz y exquisito (quien recorra estos textos sabe lo que digo); por lo tanto, cuando decimos nueva narrativa, no debe entenderse como una narrativa ingenua, experimental, buscando un norte y un lugar en la narrativa en general, todo lo contrario, es nueva por que está en proceso, porque son las nuevas figuras que se incorporan a la tradición narrativa, pero con absoluta propiedad y solvencia. Reiteramos lo dicho anteriormente, la Narrativa Costarricense goza de buena salud.


Para cerrar queremos señalar dos lunares en la Antología y esperamos que no se nos tome a mal:

1. Lamento que los textos antologados no indican el año de publicación y a qué colección pertenecen o bien si son inéditos. Aunque esto no es indispensable para quien quiere disfrutar de la lectura, podrían ser de mucho valor para quien quisiera hubicar los textos con respecto a sus autores, si son de su primera cosecha o bien posteriores.

2. Más lamentable, Juan Murillo y Guillermo Barquero, no se incluyeron dentro de esta antología, si bien es comprensible que como compiladores asumieran un distanciamento para su selección para evitar sospechas, recelos o que se mal interpretara como autobombo, etc... A pesar de eso, ambos son narradores, pertenecen al periodo y generación comprendida en la selección y lo más importante, son excelentes narradores que por derecho propio debieron haberse incluido en estas Historias de nunca acabar...


Germán Hernández