25/5/12

Germán Hernández, entrevista en Punto y Coma

El presente video, es la entrevista que me realizara la querida amiga, escritora y periodista Evelyn Ugalde en el programa que conduce: Punto y Coma. Dicha entrevista fue el año pasado, y en ella nos referimos a nuestro libro de cuentos "Variaciones para una ficción" entre otros tópicos.

Espero que la disfruten.

23/5/12

Santiago Porras - Cuentos guanacasticos


Portada de Cuentos Guanacasticos,
Uruk Editores, 2012

Cuando los seres humanos comenzamos a escribir, y a plasmar en tabletas de arcilla, en cortezas de madera, papiros y más tarde en papel nuestros sueños y experiencias para salvarlas del olvido, la humanidad ya llevaba milenios pintando, haciendo música, haciendo teatro mediante danzas rituales, transmitiendo su poesía mediante la oralidad y la creación colectiva. La literatura escrita es una de las más jóvenes entre las artes.

La debilidad de la escritura escrita es que aquello que plasma en el papel tiende a petrificarse, queda sepultado en los libros, y únicamente cobra vida cuando es leído y recreado por el lector, cuando este interpreta y se apropia el texto, lo transmite, lo devuelve a la oralidad, y así es como se mantiene vivo. La vida de los textos es incierta, duermen enquistados en la cavidad de los libros esperando ser revividos.

Algo muy parecido ocurre con los Cuentos Guanacasticos, de Santiago Porras, publicado por primera vez en 1992, por Ediciones Zúñica y Caval, y que ahora Uruk Editores reedita muy oportunamente incluyendo también las ilustraciones originales del maestro Hugo Díaz.

Y es que este breve cuentario de apenas 7 relatos, ha recorrido una vida afortunada, su recepción ha provocado la aprehensión de cuentacuentos y niños, sus relatos han sido representados, cantados y leídos públicamente, ha gozado a fin de cuentas, con el privilegio de regresar a la oralidad de donde surgió.

Su título podría confundir a la larga, pues no son cuentos guanacastecos ni ticos, sino ambas cosas, quedando de camino en el Abangares de Porras que es encuentro entre lo meseteño y lo guanacasteco. Sería erróneo también suponer que se trata de un anecdotario lleno de añoranzas, pues estos cuentos no ocurrieron en el pasado, los espacios geográficos y los seres humanos a los que alude existen, sobra decirlo, la ruralidad existe.

Entre escritores y lectores persiste un prejuicio y una especie de prohibición tácita en la narrativa costarricense con respecto a lo rural como espacio literario, y de buenas a primeras se le etiqueta de costumbrismo,  quizás el libro de Santiago Porras tenga  algo de ello, pero no termina allí. La ruralidad en la literatura presente tiene igual dignidad que cualquier otro espacio geográfico, consecuentemente, su valor en última instancia debe ser su calidad literaria y no unos límites impuestos dogmáticamente y a priori.

En los Cuentos Guanacasticos resalta esa intención por la transmisión de la memoria de una generación a otra, de abuelo a nieto, esto es evidente en cuentos como “La Tumba de la Llorona” y el “El niño monteador” y en el bellísimo y quizás el más hermoso texto del libro: “No siempre los papalotes caen al cielo”.  También es intencional en su rescate cierta tonalidad pedagógica, en las detalladas descripciones del paisaje, de las especies naturales, de las herramientas y aperos de los personajes como en “El niño monteador”, “Cabriolas entre bambalinas” y “Estampa abangareña”.

Y también y quizá la más intencional de todas, es la conciencia ecológica, y la propia responsabilidad ante la situación:

Santiago Porras
“Es que los blancos han acabado con la selva y los jaguares están desapareciendo. A tu abuelo le llevó sólo media luna atrapar el jaguar. De eso hace mucho tiempo. Cuando abundaban los animales en estas selvas y todo estaba cubierto de bosque umbroso de donde sacábamos suficiente caza, sin amenazar la existencia de las especies.” En “A la caza del jaguar”.

“Bueno… yo te podría ayudar…; pero antes que nada debés saber que por estos lados, como nos apeamos toda la montaña, ya no hay venados ni dantas ni jaguares ni ninguno de esos animales grandes que mataban Diego y Abel.” En “El niño monteador”.

O bien, la reflexión del cazador que desiste de disparar al tolomuco que depredaba las gallinas del pueblo:

“La verdad es que las gallinas no están en vías de extinción” En “Al misterio lo protege un secreto”.

Porras nos lleva con sutileza y un humor fino y de discreta ironía desde el primer texto “Al misterio lo protege un secreto”, donde la bastedad del paisaje se impone ante la pequeñez de lo humano y la grandilocuencia de una reflexión; o bien la magia sencilla que conmueve en “No siempre los papalotes caen del cielo”; en “La tumba de la llorona” que es el recorrido hasta la fuente viviente del mito, o la exquisita ingenuidad infantil que se transforma en consciencia y respeto por la vida en “El niño monteador”; por la hosquedad y picardía del hombre de campo en “Entre Cabriolas y Bambalinas” y “Estampa abangareña” y finalmente el desengaño pesimista de “A la caza del jaguar”.

Cuentos escritos con sencillez y pluma rigurosa, pequeñas lecciones que cobran vida de boca en boca, de consciencia en consciencia, un texto que merecía reeditarse para continuar con sus afortunadas andanzas.

Germán Hernández

21/5/12

JRamallo - Escondite



Escondite
   
El vecino del tercero se mea en el ascensor. Su mujer le gritaba y él bajaba la voz y levantaba los puños. Su mujer se fue sin memoria, se la llevaron a un lugar lleno de muertos vivientes sin memoria. Un lugar de paredes blancas y chicas de verde. Todo muy limpio, buena comida, luz artificial, vida artificial. El vecino del tercero vive solo y baja a la calle por si alguien quiere hablar con él. Se sienta en un banco con la misma ropa de ayer y antes de ayer, los brazos cruzados los labios mordidos. Por la noche regresa para gritar su enfado por la ventana y bajar los puños antes de dormir. No tiene a quién pegarle, se marchó su sparring.

Se mea en el ascensor y lo llaman loco de mierda, viejo asqueroso. Se mea y se olvida, su mujer se fue, se la llevaron a una enorme sala de espera y ahí sigue, esperándolo.

El médico sabe muchas cosas y por eso te manda al psiquiatra. El psiquiatra sabe muchas cosas y por eso te manda pastillas. Tú no sabes nada y por eso te conviertes en una conformista babosa, un caracol lento, un trozo de carne en descomposición. Sentirás frío y calor. Sentirás alegría y tristeza. Sentirás y no sentirás.

Déjate llevar. Déjate morir. ¡Déjate!

María Callas me grita y me gusta. Hoy todos los muertos me miran desde sus escondites, yo también me escondo. Quiero estar solo pero tengo frío.

¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

  

Dr R (JRamallo, 1976). El Blefaroplástico fue su primer relato publicado (Fricciones; 2007, Tenerife). Desde julio del 2008 publica en el periódico Canarias7.es, después de ser seleccionado en un concurso autonómico para escribir un blog: Ofelia, blog de una perra desparasitada Durante el año 2009 escribe una columna (El Extranjero), en el periódico La Opinión de Tenerife. En septiembre de ese mismo año se publica su primer libro: Ensalada de canónigos (Ediciones Idea, colección Tid), conjunto formado por dieciséis relatos. Las revistas especializadas en cuento: Al otro lado del espejo (Madrid) y La mancha literaria (Madrid), han seleccionado los relatos Líneas verdes y Duerme mi amor duerme, de Ensalada de canónigos, para sus números 25 y 1, respectivamente. También ha colaborado con microrrelato y relato en las revistas La Tapa (Tenerife), La esfera cultural (Tenerife), y Lúnula (Gijón).

En Marzo del 2012 se publica su segundo libro (Del que se extrajo Escondite):  

Retrato incómodo y demoledor de una sociedad vendida a la ficción.
Catálogo de fauna urbana. Puzzle psicótico, Rap sin rima.
Híbrido de cien cabezas, doce asaltos:
Cucarachas con Chanel
–Realismo.0-

Novela para algunos. Conjunto de relatos para otros. Y experimento para un tercer grupo. El autor prefiere que “cada lector elija su propia definición”. Libro donde por primera vez aparece el término: Realismo.0; creado y acuñado por Dr R (JRamallo). Término derivado de la comunicación: web 2.0. En palabras del autor en una entrevista publicada en el suplemento cultural El Perseguidor  (periódico Diario de Avisos, 03/ 05/ 2012) a la pregunta de qué es Realismo.0, contesta: “Es la unión entre los mundos que percibo. Entre el sudor del suelo y el perfume de las nubes. Entre las teclas del ordenador y las tetas de la ordenadora. Es un combate a muerte sin campana que mande a parar. Es mostrar, no explicar. Es vivir, no escribir. Macondo se prendió fuego. Cambia de compañía, contrata: 100Mb de soledad”. Este libro ha provocado comentarios y reseñas tales como: “Rabiosa libertad creativa” (Nicolás Melini; escritor), “Sexo, emoción, cómic urbano” (Santiago Gil; escritor), “Nihilista y desconcertante: ¡viva el Realismo.0! (Eduardo G Rojas; escritor y periodista), “Demoledor, impúdico, distinto” (Ana Joyanes; escritora), “Precisión, dominio, voz propia” (José María Lizundia; escritor), “Asco, perplejidad, cruda realidad” (Hosmán A Torres; escritor)

Mantiene el Blog de autor Zoo punto cero. Fundador, coordinador y miembro activo de este grupo multidisciplinar  (dibujo, escritura, música, cine). 

Descargue la Versión Imprimible de este cuento: JRamallo - Escondite


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18/5/12

Alexánder Obando - El Escritor Puente VI

En esta entrega haremos referencia a la transgresión en la novela El Más Violento Paraíso, anteriormente analizamos su estructura y las coordenadas espacio temporales.

La Juventud de Baco, William Adolphe 1884.


6.8. Transgresión en El Más Violento Paraíso.

Hemos propuesto apenas algunos ángulos para la lectura de EMVP, es evidente que el resultado final de cualquier otra lectura debería llevar a una cierta unidad, (pero no a una uniformidad que es otra cosa) partiendo desde luego que dicha unidad no es algo que se da por descontado, más bien, es algo que el lector debe buscar e incluso construir.

Para ir terminando esta parte introductoria y adentrarnos directamente en el texto. Quisiéramos, discutir finalmente tres aspectos de contenido en esta novela que están interrelacionados. El primero tiene que ver con la crítica del dualismo, desde los socráticos, pasando por la escolástica medieval hasta nuestros días: la oposición carne-espíritu. La segunda tiene que ver con la historicidad y la realidad del mito, en oposición al historicismo. La tercera, tiene que ver con la recepción, en la capacidad de aprehensión del texto por parte de unos lectores, para demostrar que esta novela no es “un carnaval de los excesos para escoger” y que esta mala lectura de EMVP ha provocado dos tipos de lectores, opuestos entre sí, aquellos que apologizan la violencia y visceralidad de la novela o aquellos que por ese motivo la rechazan y la evaden como material plástico y ficcional, ambos extremos corresponden a lo que consideramos, la “lectura ingenua” de EMVP.

6.8.1. Dualidades funestas

Baco, Leonardo da Vinci
Nadie podía imaginar los excesos, malentendidos y consecuencias que resultarían de la afirmación de Platón cuando escribió “el cuerpo es la prisión del alma inmortal”. A partir de ahí, se han construido desde la patrística cristiana y la escolástica medieval, pasando por el renacimiento y la modernidad unos paradigmas que resultan en una separación forzada, en una fractura ontológica de la humanidad.

Platón afirma que el cuerpo es una cárcel para el alma, y que estas poseen dos realidades distintas: el cuerpo es de naturaleza material y pertenece al mundo de lo sensible; mientras que el alma, es de naturaleza espiritual y procede del mundo inteligible. Conforme esto, lo que más conviene al alma es no estar unida al cuerpo, sino habitar el mundo inteligible. Por esta razón, mientras permanece unida al cuerpo, anhela librarse de los lazos que la atan a lo sensible para retornar a su origen primordial. Entiéndase también, que a partir de esta dicotomía surgen toda una serie de categorías de lo material, y lo espiritual que separan la realidad y la fragmentan. La naturaleza, lo femenino, lo material, la carne, serán una realidad degradada, mientras que lo espiritual, lo masculino, las ideas, pertenecerán a una realidad plena.

El influjo de Platón estará presente en el pensamiento grecoromano que a su vez permeará a los pueblos y culturas que abarcaron al Imperio Romano; y entre ellos claro está el Judaísmo desde siglo I A.C. y el pensamiento cristiano primigenio como se aprecia en la obra epistolar paulina y los primeros siglos de la patrística, por lo que el concepto cristiano de un alma espiritual, creada por Dios e infundida en el cuerpo está profundamente influida por Platón, basta citar a Orígenes y a Agustín para que quedara establecida el alma como sustancia espiritual, donde se fusiona la idea de la resurrección que proviene del judaísmo. Dicha concepción a su vez se extenderá a lo largo de todo del Medioevo asociando todo lo material al pecado, la culpa, la caída del hombre (y aquí es literalmente el hombre masculino) y su separación con Dios.

Este dualismo entre lo material y lo espiritual, continuará a lo largo del renacimiento, el racionalismo y la modernidad con algunas ideas del neoplatonismo renacentista, como también con el concepto de Gobierno Civil ( Más dicotomías: Dios en el cielo y el hombre en la tierra). Diversas corrientes filosóficas y materialistas ahondarán aún más en esta separación entre los seres humanos concretos y cualquier entidad metafísica.

En EMVP, esta distinción no existe. De hecho, apela a restaurar la unidad de lo espiritual y lo material como una relación pendular entre dos fuerzas que no pueden separarse. No es casual que sea Dionisos un dios femenino-masculino, y que en su naturaleza andrógina, le corresponda liberar a los humanos mediante el éxtasis, la locura y el vino, por eso también es la raíz de la vida indestructible.

Toda experiencia, será desde este punto de vista “en cuerpo y alma”, la separación de estas supondría la pérdida de la conciencia, por separado estas entidades no sienten, ni viven. La única experiencia consciente del ser humano es en su espíritu encarnado, en su carne espiritual, puede concebirlas separadamente, pero no experimentarlas ni conocerlas por separado.

Esta ruptura con la tradición occidental en EMVP, restaurará también la verdad del mito.

Los Borrachos ó El triunfo de Baco, Diego Velázquez


6.8.2. La Verdad del Mito

Juan Murillo ha comparado a EMVP con una novela histórica que va desde la creación hasta un final escatológico. Pero entiéndase que Murillo no se refiere a la historia en el sentido moderno: la que se ocupa de los “hechos observables” dejando por fuera lo que esté fuera de este ámbito, y como los actos de Dionisos, no son empíricamente verificables, los historiadores no pueden afirmarlos (por que entrarían en el campo de la fe) ni negarlos (pues rebasarían los límites de su disciplina mediante un prejuicio filosófico). Si EMVP fuera histórico en un sentido moderno, hablaría desde el Big Bang hasta la muerte térmica del universo y el Big Crunch.

La historicidad en EMVP, es de carácter mítico, considera la naturaleza y la historia como estadios de la actividad divina, por lo que ningún suceso es enteramente dado por un agente natural; solo así es posible admitir la presencia de Dionisos en todo el recorrido de la obra, los relatos que la componen  no son la creación de un historiador imparcial que conoce las técnicas de la historiografía y trata de verificar científicamente cada una de sus fuentes; el objetivo para los narradores de los relatos que componen la novela y de Traductor que los recopila no es la historicidad de los hechos, si no su sentido y significado global, por eso, muchos de sus relatos deben ser considerados históricos sólo en un sentido amplio, adquiriendo significación mediante la ficción mítica, cuya verdad consiste en dar a conocer una realidad con tanta o mayor eficacia que una narración histórica, rompiendo así la visión reduccionista que asocia verdad con historia.

Por lo tanto, en EMVP, no solo debemos tener en cuenta la historicidad de la narración (por que la hay) si no también su significación mítica. La verdad del mito no necesita la verificación ni la refutación científica, su vitalidad, carácter y consistencia corren paralelos por el tiempo. Las representaciones míticas no pueden ser arrancadas por la razón y la ciencia de la conciencia humana, surgen de lo más profundo de esta, renaciendo de manera continua en la poesía, la locura y la fe dionisiacas. El saber humano tiene su punto de partida en lo desconocido y desemboca siempre en lo desconocido.


6.8.3. Recepción y aprehensión

Baco, Michelangelo Caravaggio
El esfuerzo unificador y de aprehensión del lector, con EMVP, y de cualquier otro texto, puede fracasar, cuando sus partes, son evaluadas por separado y fuera del contexto del libro. Si se lee con el prejuicio de que es “un carnaval de excesos a elegir” muy posiblemente, habrá lectores que con morbo y deliberación preferirán aquellos capítulos más “escabrosos”, fragmentando la sutil unidad de la obra, desperdiciando la oportunidad de disfrutar de la intensa erudición y construcción presentes en la totalidad, no podrían abordar la exquisita prosa y el inteligente uso del pastiche en la redacción de otros textos y su relación con otros, y en el sentido contrario, otros lectores con el mismo prejuicio, no podrían superar sus escrúpulos e igualmente perderían la experiencia y el desafío de leer esta novela. Mencionaré dos ejemplos:

En capítulos tan explícitos, como El Esquifo (Cap.18) donde algunos enfatizan (para bien y para mal) la descripción de una sexualidad promiscua asociada con el Esquifo y los Senso-clubes en un grupo de adolescentes; no parecen ser tan minuciosos para analizar también  elementos como el hecho de que igual que los jóvenes ofrecidos al Minotauro, ellos al cumplir los 16 años tienen que traspasar la frontera de la infancia y cumplir un destino sacrificial, morir devorados en el laberinto por el Minotauro, o bien, ser absorbidos institucionalmente por la sociedad y sus demandas y determinantes, bella y sutil metáfora que se intensifica todavía más en la angustia existencial manifiesta por el narrador “Diego abraza a la Gata y solo intuye en esta caravana remota un sentimiento de perdición… …un no saber… hacia donde se va…"

Otro capítulo difícil Narciso Escatonauta (Cap. 45) puede ser leído en clave: morbosa, irreverente, opuestamente: mojigata, hereje, pero ninguna de estas perspectivas permitirá revelar la poderosa metáfora de un ser egocéntrico, profundamente introvertido que sin embargo todo lo contempla, y su apropiación del entorno lo lleva a crear otro universo a partir de lo que le han dado y brota de él: mierda. Donde muy sutilmente se siente la reminiscencia a las palabras atribuidas a Jesús “no es lo que entra al hombre lo que lo contamina, si no lo que sale de él” en una directa referencia a la mierda, y que de alguna manera es lo que brota de la humanidad y del vientre de los bombarderos, en las descargas de desechos tóxicos a los ríos y mares, a los botaderos de desechos, hemos convertido el mundo en una letrina, hemos creado un mundo letrina donde depositamos nuestra creación, es entonces este capítulo aludido de una profunda y múltiple significación, que sólo es posible una vez derribados los prejuicios y preconceptos.

Yo quisiera que la obra de Alexánder Obando fuera leída al margen de esos prejuicios y preconceptos para que el lector pueda verificar su exquisita prosa, su desbordada capacidad ficcional y la profunda riqueza significativa de sus novelas. Será un desafío y exigirá tiempo y esfuerzo. He tratado de hacer frente a mi desafío con EMVP, asumiéndolo como una especie de texto sagrado que relata la historia de la intervención de Dionisos en la historia, esa será la lectura que intentaremos en las próximas entregas.


Germán Hernández

16/5/12

Telémaco - Jessica Clark


Portada de la primera
edición de Telémaco.

Telémaco es la segunda publicación impresa y primera novela de Jessica Clark, a cargo de la Editorial Costa Rica en 2007. Es al igual que Los Salvajes, un texto que se disfruta intensamente y que está escrito con versatilidad y amplios recursos narrativos.

En ella, Clark nos ofrece además un acercamiento deliberado en el ámbito de la ciencia ficción. Eso sí, habrá que tener cuidado con la precomprención que el lector tenga de este género, para que no sea una barrera que impida su gozo completo y con la cual la autora da inicio a la trilogía “Crónicas traidoras” de la que ya está disponible en inglés su segunda parte Sleeper Nine.[1]

Con la precomprención, nos referimos en este caso a los prejuicios y preconceptos que el lector pueda tener de la ciencia ficción, pues de muchas maneras Telémaco es una obra innovadora en ese género, al mismo tiempo que es de una gran calidad literaria; al mismo tiempo que exige del lector un compromiso, en vista que tendrá por su cuenta que resolver y elaborar conjeturas e hipótesis alrededor de la trama de la novela y participar directamente en su creación.

De no ser así, un ávido lector de novelas de ciencias ficción, pero ingenuo, podría esperar a priori, un argumento lleno de máquinas sofisticadísimas e inteligentes, civilizaciones alienígenas, elaboradas descripciones sobre extirpes y casas de caudillos intergalácticos librando alguna especie de batalla de connotaciones escatológicas contra un antiguo y siniestro ser que encarna el mal y contra el cual se librará una batalla definitiva para restaurar el orden y la paz del cosmos, donde posiblemente, entre magia, adivinación y tecnología, la tensión narrativa se sostendrá únicamente en su argumento y el ingenio y novedad de la especulación científica. Por estas mismas razones, otro tipo de lector, que se cree juicioso y entrenado para olfatear los libros, basado en su amplia sapiencia pero sobre todo en sus prejuicios, de buenas a primeras esperaría lo mismo que el primer lector, y al final desecharía, ingenuamente también, la oportunidad de saborear una novela como Telémaco.

Portada de Sleeper Nine,
edición en inglés de Telémaco
Sospecho que esto ya ha ocurrido de alguna manera con algunos lectores de Telémaco; después de el entusiasmo que generó entre la crítica costarricense su primer libro Los Salvajes, y los numerosos comentarios y reseñas a este, por el contrario, ante Telémaco , una especie de silencio y desconcierto ha sido la reacción. A lo mejor, y Jessica Clark se ha salido con la suya, y nos tome un poco más de tiempo asimilar mejor su obra.

 Telémaco, como ya indicamos es una novela exigente (no difícil), que obliga a la lectura atenta y perspicaz del lector, requiere su interacción para ir construyéndose los escenarios y situaciones alrededor de esta, es el tipo de lectura que desafía, que se desdobla y reelabora en la mente del lector, que tendrá que crear su propia versión de los “hábitats” de las naves “Telémaco” y “Beowulf”, el papel de las “Casas” y su hegemonía económica, así como el enigmático papel de los “Nueve”. Muchas de estas cosas se explicarán en el desarrollo de la trama, pero la autora también demandará del lector a cumplir su parte, pues muchas respuestas  no están explícitas  de un tirón, incluso muchas de ellas estarán abiertas. Esto es algo que al lector perezoso y sin compromiso no le gusta, prefiere que todo esté pre-digerido y explicado, necesita que le den todos los detalles y antecedentes en lugar de tener que hacer el trabajo de ir hilvanando y construyendo a partir de la lectura.

Portada de Loaded Nine,
segunda parte la  Bretrayer Saga.
Más que divagar por los detalles vistosos  y al margen de los clises y convencionalismos (que a veces hacen quedar mal a un género tan maravilloso como la ciencia ficción),  Telémaco no cae en la trampa usual de las dicotomías del bien y el mal, en esta no hay héroes ni villanos, y prefiere la riqueza y complejidad psicológica de unos personajes singulares y mundanos, por eso Clark en lugar de describirnos al grupo de los “Nueve”, como una especie de humanos mutantes con súper poderes telepáticos, prefiere dejar abierta la incertidumbre sobre el grado de éxito y fracaso de un experimento genético cuyos resultados son parciales, donde las capacidades telepáticas de los “Nueve” juegan tanto a favor como en contra de ellos, se ocupa más de su personalidad, de sus obsesiones, de sus virtudes y vicios, los hace creíbles y humanos. Nos encontraremos con policías, manifestantes y científicos, y familias influyentes y colonias espaciales, y en el meollo de todo, un juego por el poder económico y los buenos negocios, nada puede ser más familiar con el presente que esto. Y es por eso que en su visión del futuro, Jessica Clark parece alertarnos que las cosas seguirán andando por los mismos senderos que ahora.

De esta manera, Telémaco  nos hace un recorrido por el interior  y no por el exterior de sus personajes, y sus intenciones nunca serán completamente claras, hasta que lleguemos a un desenlace que permite una especie de empate y equilibrio entre contendores, y una nave que divaga hacia su segunda parte, y que muchos lectores esperamos disfrutar en su versión en español “Beowulf”.

Mientras esto ocurre, Jéssica Clark continúa trabajando el cuento fantástico, y de ciencia ficción y recién ha publicado la primer entrega de su saga “Daemonicon”,  con “Diagonal”, de este modo, su universo ficcional se amplía todavía más y nos ofrece un instante de bastedad en el amplio universo de quien es posiblemente la más destacada autora costarricense de los últimos años.

Germán Hernández


[1] Jessica Clark tradujo al inglés y publicó en Kindle  a Telémaco con el título Sleeper Nine y su continuación Loaded Nine, bajo el seudónimo de Tessa MacCord, resta para completar su Betrayer Saga la tercera entrega en la que actualmente trabaja. Las puede encontrar aquí: Sleeper Nine, Loaded Nine.

14/5/12

El Ángel Pobre - Joaquín Pasos


1000 Cuentos
El Ángel Herido - de Hugo Simberg

El Ángel Pobre

“El ángel que nos desespera
 de la vida para librarnos
 de las tentaciones de la vida”

Anzoátegui

I

Tenía una expresión serenísima en su cara sucia. En cambio, una mirada muy atormentada en sus ojos limpios. La barba crecida de varios días. El cabello arreglado solamente con los dedos.

Cuando caminaba, con su paso cansado, las puntas de sus alas arrastraban de vez en cuando en el suelo. Jaime quería recortárselas un poco para que no se ensuciaran tanto en las últimas plumas, que ya estaban lastimosamente quebradas. Pero temía. Temía como se puede temer de tocar un ángel. Bañarlo, peinarlo, arreglarle las plumas, vestirlo con un hermoso camisón de seda blanca en vez del viejo overol que lo cubría, eso deseaba el niño. Ponerle, además, en lugar de los gruesos y sucios zapatones oscuros, unas sandalias de raso claro.

Una vez se atrevió a proponérselo.

El pobre ángel no respondió nada, sino que miró fijamente a Jaime y luego bajó al jardín a regar sus pequeños rosales japoneses.

Siempre que hacía esta tarea se echaba ambas alas hacia atrás y las entrelazaba en sus puntas. Había en este gesto del ángel algo de la remangada de fustanes de la criada fregona.

En realidad, muy poco le servían las alas en la vida doméstica. Atizaba el fuego de la cocina con ellas algunas veces. Otras, las agitaba con rapidez extraordinaria para refrescar las casa durante los días de calor. El ángel sonreía extrañamente cuando había esto. Casi tristemente.

Es lógico que los ángeles denoten su edad por sus alas, como los árboles por sus cortezas. No obstante, nadie podía decir qué edad tenía aquel ángel. Desde que llegó al hogar de don José Ortiz Esmondeo – hace dos años más o menos – tenía la misma cara, el mismo traje, la misma edad inapreciable.

Nunca salía, ni siquiera para ir a misa los domingos. La gente del pueblo ya se había acostumbrado a considerarlo como un extraño pájaro celestial que permanecía a toda hora en la casa de Ortiz Esmondeo, enjaulado como une un nicho de una iglesia pajaril.

Los muchachos del pueblo que jugaban en el puente fueron los primeros que vieron al ángel cuando llegó. Al principio le arrojaron piedras y luego se atrevieron a tirarle de las alas. El ángel sonrió y los muchachos comprendieron en su sonrisa que era un ángel de verdad. Siguieron callados y miedosos su paso reposado, triste, casi cojo.

Así entró a la ciudad, con el mismo overol, con los mismos zapatos y con una gorrita a la cabeza. Con su mismo aspecto de ángel laborioso y pobre, con su misma sonrisa misteriosa.

Saludó con gesto de sus manos sucias a los zapateros, a los sastres, a los carpinteros, a todos los artesanos que suspendían asombrados sus trabajos al verlo pasar.

Y llegó así a la casa acomodada de don José Ortiz Esmondeo, rodeado por las gentes curiosas del barrio.

Doña Alba, la señora, abrió la puerta.

- “Soy un ángel pobre” – dijo el ángel.


II

La casa siguió siendo la misma, la vida siguió llevando la misma vida. Sólo los lirios, los rosales, las azucenas, y sobre todo las azucenas del jardín, tenían más hermosura y más alegría.

El ángel dormía en el jardín. El ángel pasaba largas horas cuidando el jardín. Lo único que aceptó fue comer en la casa de la familia.

Don José y Doña Alba casi nos e atrevían a hablarle. Su respeto era silencioso y su secreta curiosidad sólo se manifestaba con sus sostenidas miradas sobre su cuerpo, cuando estaba de espaldas, y dirigida insistentemente sobre el par de largas alas.

Los rosales japoneses sonreían durante toda la mañana. Al atardecer, ángel los acariciaba, como cerrando los ojos de cada una de las rosas. Y cuando el jardín dormía, extendía las alas sobre la yerba y se costaba con la cara al cielo.

Al salir el sol se despertaba Jaime. Al despertarse, encontraba al ángel a su lado, apoyado en el hombro de su alma.

El juego comenzaba. Bajo la sombra del jardín, Jaime veía convertirse en seres con vida a todos sus soldaditos de plomo, oía los pequeños gritos de mando del capitán de su minúsculo buque, hablaba con el chofer de latón de su automovilito de carreras, y por último entraba él mismo como pasajero a su tren de bolsillo.

La presencia natural del ángel daba a estos pequeños prodigios toda naturalidad.


III

Pero el ángel pobre era tan pobre que no tenía ni milagros. Nunca había resucitado a ningún muerto ni había curado ninguna enfermedad incurable. Sus únicas maravillas, aparte de sus alas, consistían en esos pequeños milagros realizados con Jaime y sus juguetes. Eran como las pequeñas monedas de cobre que le correspondían del colosal tesoro de los milagros.

Sin embargo, la gente no se cansaba de esperar el milagro estupendo, el gran milagro que debía ser la explicación y el motivo de la presencia del ángel en el pueblo.

El hombre acostumbra considerarse como un niño mimando por lo divino. Llega a creerse merecedor a la gracia, al amor de Dios, a los milagros. Su  orgullo le esconde sus pecados, pero cuando se trata de un favor sobrenatural entonces intenta cobrar hasta lo último de la misericordia divina.

Había algo de exigencia en las expectativas del pueblo. El ángel era ya un orgullo local que no debía defraudar las esperanzas e la población. Lo estaban convirtiendo poco a poco en algo así como un pájaro totémico. Era casi una bestia sagrada.

Se organizaron sociedades para cuidar al ángel. La municipalidad dio decretos en su honor. Se le remitían los asuntos locales para su solución. Por último, hasta se le ofreció el cargo de Alcalde.

Todo en vano. El ángel lo desechaba todo disimuladamente. Nada le interesaba, según parecía. Sólo daba muestras de una entrañable afición a la jardinería.


IV


Cuando don José se decidió a tener una entrevista con el ángel algo serio sucedía.

El ángel entró sonriendo a la oficina. Limpió a la puerta el lodo de sus zapatones oscuros, se sacudió las alas y se sentó  frente  al señor Ortiz.

Don José estaba visiblemente molesto. Sus ojos bajaron varias veces ante la vista del ángel, pero al fin, con una mueca lastimosa, principió:

- “Bueno, mi amigo, yo nunca le he llamado a usted para molestarlo en nada, pero ahora quiero hablarle de un asuntito que para nosotros es muy importante”

Tos. Pequeña sonrisa.

- “Se trata, - prosiguió -  de que desde un mes a esta parte nuestros negocios han venido tan mal que, francamente hablando, estoy al borde de la quiebra. La Compañía Eléctrica que, como usted sabe, constituye mi única fortuna, ha fracasado totalmente y pasará a manos del Estado. Lo que el gobierno me reconozca apenas bastará para cubrir mis deudas. Ante esta perspectiva, me he atrevido a llamar a usted para suplicarle que nos consiga, aunque sea presta, mi amigo, alguna platita, algo que nos saque de este apuro…”

El ángel, muy serio, se sacó las bolsas de su overol. Un pedazo de pan, una aguja de tejer, un trapo, varias semillas secas y un silbato viejo.

Don José le lanzó una mirada extraña y dijo:

- “Ya sé que usted no tiene nada, pero puede pedir… yo no sé… un poco de plata, de oro, algún milagrito, mi amigo. Algo sencillo, que no lo comprometa… Además, nosotros no diremos ni media palabra… Así se arreglaría toda esta situación y usted podría seguir muy tranquilo viviendo con nosotros como hasta ahora, mi amigo.”

Don José tenía la cara roja de vergüenza. Pero estaba decidido a jugarse el todo por el todo. El era decente, lo sabía muy bien, y era correcto y era honrado pero también era práctico. Tengo que ser práctico y hablar claramente, se decía. Al pan, pan.

- “Ya ve, nosotros nunca le hemos pedido nada. Jamás le hemos molestado, no es cierto? Pero ahora la familia necesita arreglar este asunto, tener un poco de “flojera”, para seguir viviendo, para seguir sirviendo a Dios, mi amigo…”

Dónde había oído don José esta frase de “seguir sirviendo a Dios”, que por primera vez pronunciaban sus labios? ¡Ah! Sonrió por dentro. El cura… aquella misa cantada… el sermón!

El ángel se puso definitivamente serio. Su mirada era fija, directa.

- “José, - dijo muy despacio – ya que usted quiere que hablemos francamente, vamos a ello. Cuando yo le dije a su señora que yo era un ángel pobre, era porque en realidad  soy ángel y soy pobre. Es decir, la pobreza es una cualidad de mi ser. No tengo bienes terrenales ni puedo tenerlos. Tampoco puedo darlos. Eso es todo”.

Pausa. Con la mirada más fija aún, continuó:

- “No obstante, como yo les estoy sumamente agradecido y veo que la vida está muy dificultosa para ustedes, les libraré de ella con muchísimo gusto, su ustedes lo desean.

- “¿Cómo? ¿Qué dice?

- “Pues que como la vida les está siendo tan desagradable, puedo conmutarles por gracias especiales lo que ustedes ganarían ofreciendo esas penalidad a Dios, y suprimirles la existencia terrenal”.

- “Es decir, ¿lo que usted se propone es matarnos?”

- “No. No lo diga así con lenguaje pecaminoso. Simplemente se trata de quitarle la vida a usted y a su familia. Desde hace algún tiempo, José, he venido pensando llamar a usted para hacerle este ofrecimiento, pues yo les debo a ustedes muchos favores y finezas. Y ahora en estas circunstancias, sería la solución de todas las dificultades de su familia”.

Los ojos de Don José se encendieron. Su boca estaba seca.

- “Cómo va a creer – gritó -  yo entiendo que usted quiere morirse porque usted vive en la otra vida y, por que, además, usted no se puede morir! Pero nosotros, eso es diferente!”

- Es natural su defensa natural, José. Su vida pide la vida, yo lo sé, pero reflexione que ésta es una doble oportunidad: la oportunidad de librarse para siempre de esos apuros materiales que tanto le intranquilizan, y la oportunidad de morirse santamente. Es ventajosísimo. Yo les fijaré el día y la hora de sus muertes y ustedes arreglarán perfectamente, y con mi ayuda, sus cuentas con Dios. Yo seré un guía para sus almas. Y no se preocupe por la muerte: yo soy un ángel experto en el asunto pues fui discípulo del Ángel Exterminador”.

Don José estaba furioso. Sin contenerse gritó:

- “¡No señor, de ninguna manera! Mi vida vale mucho, mucho más de lo que usted piensa. Eso que usted me propone es un atrevimiento, una barbaridad, un homicidio… un homicidio premeditado, eso es”.

- Las muertes de todos los hombres son, José, otros tantos homicidios, solamente que no son delitos ni pecados porque son realizados por Dios. Ustedes los hombres son tan pretenciosos que llegan a creer que sus vidas son de ustedes! La muerte es necesariamente deseada por el hombre justo. El suicidio sería la solución más lógica y el fin más inteligente de las vidas de todos los hombres lógicos e inteligentes, si el suicidios fuese permitido por Dios”. 

- “¡Bueno! ¡Suficiente! ¡No quiero nada con usted!”


V

Los once años de Jaime vieron de otra manera el asunto.

- Ángel, mátame hoy – le decía -, mátame bajo tus rosales japoneses, de un solo golpe de ala”.


VI

Murió el niño. El ángel extendió sus alas sobre él durante la misteriosa agonía. Era una muerte suave, una muerte de pájaro. Una muerte que entraba de puntillas y sonriendo.

Cuando todo había terminado tan silenciosamente, la fuerza de la muerte invadió la casa. Un enorme recogido comprimido estalló en el aire de la muerte. La casa entera pujaba, se expandía. Un olor indefinible cubrió los objetos: se abría una gaveta y salía de ella un perfume sobrenatural; los pañuelos lo tenían, y el agua y el aire lo llevaban. Parecía un incienso de ultratumba que denotaba el final de un rito desconocido y milagroso.

En el jardín los lirios y las azucenas se pusieron más blancas, con un incontenible, un ilimitado color blanco. Y los rosales japoneses ofrecieron cada cinco minutos una nueva cosecha de rosas encarnadas.

Don José se puso como loco. Momentos antes de su muerte, Jaime se le acercó para pedirle permiso de morir. Por supuesto, le prohibió semejante locura. 

Pero el niño ya tenía la vocación de la muerte, amaba la muerte con todas las fuerzas de sus vida.

De nada sirvieron las protestas y las lágrimas de Doña Alba; y Don José no encontró amenazas con qué amenazar a su hijo.

Por eso, su cólera ciega cayó sobre el ángel. Salió a la plaza rodeado por los Concejales de la Alcandía, y con lágrimas en los ojos se dirigió al pueblo en un discurso muy conmovedor, pidiendo justicia contra el ángel, a quien procesaría por asesinato premeditado, según dijo.

Pero ni el Juez ni los guardias se atrevieron a arrestar al ángel.

Fue el Alcalde quien tomó el asunto en sus manos notificando al ángel que debía abandonar la ciudad inmediatamente.


VII

A las doce del día, bajo el tremendo sol meridiano, salió el Ángel Pobre, más pobre y más ángel que nunca, del hogar Ortiz Esmondeo.

Por las calles  polvorientas del pueblo iba arrastrando sus alas sucias y quebradas. Los hombres malos de los talleres de la Compañía Eléctrica se le acercaron en grupo, y con bromas obscenas le arrancaron las plumas. De los alones del ángel brotaba una sangre brillante y dolorosa.

Pero al llegar al puente, los muchachos del pueblo que allí estaba, se arrodillaron en línea llorando.

El ángel pasó levantando sobre sus cabezas su alón sangriento y uno por uno fueron cayendo muertos.

1941.


Joaquín Pasos. Nació en Granada, Nicaragua, en 1915. Su obra poética es una de las más importantes del continente. Ejerció el periodismo. Murió en Managua en 1947.

Su obra poética fue recogida primero en Breve Suma (1948) y más tarde por Ernesto Cardenal en Poemas de un Joven (1963).

Descarga aquí: El Ángel Pobre de Joaquín Pasos


11/5/12

Alexánder Obando - El Escritor Puente V


En la entrega anterior, comenzamos con el análisis de la novela El más violento paraíso, vista como una novela que trasciende las etiquetas tradicionales y el reduccionismo posmoderno; en esta oportunidad nos referimos a su estructura compositiva y a sus coordenadas espacio-temporales.

6.4. Estructura en El Más Violento Paraíso

Portada de la segunda edición de
EMVP, Ediciones Lanzallamas. 2009
Retomemos el asunto del “desconcierto”, ese que genera la primera ojeada a EMVP; la formulación compositiva de Obando es tan inusual en la literatura costarricense, que con ironía y como previendo las reacciones del público, Esteban Ureña comenta en el prólogo de la primera edición del EMVP: “[A la altura de la página 45:] ¡Por Dios! Esta novela no va para ninguna parte. Es más, no es una novela, ¡apenas una colección de cuentos extravagantes! [….] [A la altura de la página 225:] ¡Dios mío! En verdad esta cosa no va para ninguna parte. Definitivamente no se ajusta al concepto comúnmente aceptado de novela, pero entonces a cuál concepto se ajustará… [….] [A la altura de la página 405:] ¡Ahhh… sí! ¡Con un carajo! Esta novela se dirige a ninguna parte. Y creo que ya vamos llegando…”.[1]

Y sobre ese concepto comúnmente aceptado de novela, Guillermo Barquero nos dice: “Cuando una novela nos presenta una historia de una sola dimensión, clara, rastreable dentro del universo interno del libro (no importa que se hagan flashbacks y adelantos en el tiempo), se la puede reseñar contando o resumiendo esa historia, para luego intentar aproximarse a los métodos narrativos del autor. Con esta novela de Obando no se puede seguir ese cómodo método que tanto ayuda. [….] El más violento paraíso podría ser visto, como me comentó alguien, como un cuentario gigante (Sinus Roris, uno de los capítulos de la primera parte, está incluido en una antología de cuentos editada recientemente por Andrómeda), en el que, sin embargo, las pequeñas diversas tramas tienen hilos que las van uniendo conforme pasan las páginas.”[2] 

Y en efecto, Benedicto Guzmán nos previene también y nos da una clave: No aparece, como en las novelas tradicionales, un hilo conductor, ni un narrador guía y menos explicaciones al pie de página, pues es típicamente una novela polifónica. Por ello el lector no encontrará, un héroe, ni siquiera un antihéroe que le sirva de orientación. Los fragmentos del rompecabezas distan mucho unos de otros y casi no tienen límites en común, por ello la labor de conformar un dibujo, una silueta, un cuadro, se torna muy difícil pero si se tiene paciencia podemos seguir algunos signos concatenadores”.[3]

Los signos concatenadores, los puentes que usualmente el escritor utiliza para articular una novela no están presentes en EMVP. Si en la narrativa tradicional, la “historia” (lo que se cuenta) y el “discurso” (cómo se cuenta) eran una misma cosa, ya en la narrativa moderna, la “historia ó argumento” se distingue del “discurso o trama” y corresponde este segundo a la relación de causalidad y a la vinculación emotiva de los hechos que expone el autor al lector. La narrativa más como forma discursiva, viene relegando cada vez más el argumento, diversidad de autores lo han intentado, (Cortázar – 62 Modelo para Armar, Lezama Lima – Paradiso, Carlos Fuentes – Terra Nostra, por citar a los latinoamericanos) siendo para mí el más perfecto ejemplo de una trama sin argumento, la sobresaliente novela Abrapalabra[4] del Venezolano Luis Britto García.

¿Entonces qué le queda hacer al lector? ¿Cómo podrá abordar una novela que no lo lleva y trae de la mano, mostrándole el camino con señas y guiños?

Hay dos tipos de concatenadores, los explícitos, y los implícitos, en el caso de EMVP,  los explícitos están prácticamente ausentes, salvo por los tópicos como la Luna, Constantinopla, Sinus Iridum, Dionisos, entre otros, pero están ausentes aquellos concatenadores guía del tipo: “más tarde, después de que Kris diseñó los planos de Sinus Iridum….” ó “Al día siguiente, con la resaca de haber jugado en el senso club toda la noche…” esos no están por ninguna parte, tampoco están las coordenadas espacio-temporales (de las que platicaremos más adelante) a pesar de lo que otros han tratado de indicar, tratando de leer la novela desde el punto de vista del tiempo del lector y no desde el punto de vista del tiempo de esta.

Los concatenadores implícitos, varían de un lector a otro, para participar de la elaboración de un argumento para EMVP  al lector no le queda más remedio que abrir su propio camino, no hay nada que se lo impida, su lectura será un ejercicio de libertad.  Como ya habíamos indicado anteriormente, esta novela admite diversas lecturas, que no depende en última instancia de una interpretación literal, y que para completarse requiere de una eiségesis. Esta eiségesis, tiene que ver con el contexto del lector (precomprención) aquí el texto pierde  la paternidad del escritor para adquirir la del lector; lector y texto tienen sus propios horizontes que se funden y crean una nueva realidad; esta nueva realidad o comprensión del texto nunca será definitiva.

A sí que ante la libertad tan temida, el lector tiene el desafío de asumir con su lectura, su propia paternidad (o maternidad) con EMVP, puede y debe aportar los concatenadores que den sentido a esta obra, y serán tan propios y legítimos en la medida de su propio compromiso.


6.5. Claves preliminares de lectura – Composición

Antes de exponer nuestra propia lectura de EMVP, quisiera adelantar una de tantas posibles maneras de abordarla con una analogía. Existe la idea ingenua de creer que un texto como la Biblia es homogéneo y que todas sus partes tienen una perfecta correspondencia y sentido único; pero en realidad, los textos que la componen, fueron primero relatos orales muy antiguos, que fueron escritos a lo largo de los siglos por diversidad de autores, dirigidos a comunidades concretas y bajo circunstancias y necesidades específicas, ni siquiera fueron escritos con la intención de pertenecer a posteriori a un canon Bíblico. A pesar de ello, existe una correspondencia que une a estos libros, en el caso cristiano se trata de la historia de la intervención de Dios en la historia de la humanidad para salvarla.

Pues bien, imaginémonos por un momento lo mismo con EMVP, diversidad de textos, compuestos por diversidad de autores, en distintos momentos, y con motivaciones y necesidad específicas, son reunidos por un redactor final que los interpreta y los reúne según unos criterios, ese redactor es  el Traductor que aparece en el capítulo segundo “Mar de las lluvias”; los criterios de este Traductor, son Dionisos y Bizancio, elementos transversales en cada uno de los textos recopilados, que nos lleva desde los inicios del tiempo hasta el final de este, no sin descartar la promesa escatológica de un mundo nuevo.


6.6. Las Coordenadas Espacio - Temporales

Las coordenadas espacio-temporales de un texto se pueden fijar desde dos puntos de vista. Para la exégesis tradicional, esta ubicación se hace desde el punto de vista del lector, para esto, el lector tiene como eje espacio-temporal su propio presente y su propia residencia y ubica al texto según este. Esto es lo que hace Shirley Montero en su análisis de EMVP, donde propone tres espacios principales: San José, Bizancio y las ciudades de la Base Lunar (Sinus Roris y Sinus Iridum), donde se da una superposición simultánea en la historia, esto no impide a Montero graficar estas coordenadas temporales como se aprecia en el siguiente gráfico[5].

Tomado de: Montero Rodríguez, Shirley. La fragmentación espacio-temporal
y el discurso carnavalesco en la novela El más violento paraíso
de Alexánder Obando. Kañina. 35. 2011.
  
Así se puede apreciar que establece como eje espacio temporal San José y el presente del lector, y de esta manera organiza linealmente el tiempo y el espacio.[6]

La segunda manera de organizar las coordenadas espacio temporales es desde el texto mismo, el tiempo y espacio del texto no coinciden necesariamente con la perspectiva del lector, (esta perspectiva es válida desde luego, pero no es la única).

Para que sea efectiva la afirmación de Montero sobre la superposición simultánea en la historia, habrá que prescindir de la perspectiva del lector y acomodarse desde la perspectiva del texto. En este caso, siguiendo nuestra hipótesis redaccional de que quien recopila los textos de EMVP es el Traductor-Redactor (Capítulo 2 Mar de las Lluvias) entonces toda la obra hace referencia a un pasado, no hay ninguna proyección hacia el futuro, todo lo descrito ya ocurrió desde el punto de vista del Traductor-Redactor.

De esta manera, si quisiéramos trazar una línea de tiempo, esta podría ir desde la creación del mundo pasando por la destrucción de la Atlántida, recorriendo la antigüedad clásica, de un salto llega a el Renacimiento y el Iluminismo, nos hace una visita al presente del lector, continúa por un futuro apocalíptico y llega hasta la casa del Traductor-Redactor, posiblemente en algún lugar de la Mare Imbrium o Mar de las Lluvias, no hay signo concatenador explícito que diga: “Yo el traductor estoy recopilando los textos de EMVP en la ciudad tal del año tal”, así que la línea de tiempo en EMVP es incierta, sabemos dónde comienza y a donde llega, pero no cuándo termina. Lo que sabemos es que en algún lugar del tiempo hay un Redactor que las está reuniendo, posiblemente después de la destrucción.

Luego, el redactor no distingue entre la historia y el tiempo mítico, para éste ambos tienen igual valor, incluso hay capítulos como “La guadaña de plata” (y muchos otros) con toda la carga mítica, y sin embargo ocurrieron en el futuro del lector, pero ya son antiguos desde el punto de vista del Traductor-Redactor.


6.7. Claves preliminares de Lectura – Espacio y Tiempo

Alexánder Obando, junto a los escritores y editores
Guillermo Barquero y Juan Murillo durante la
presentación de la segunda edición de EMVP.
EMVP ocurre en el momento en que Traductor-Redactor está recogiendo los textos que conformarán la obra, algunos de éstos están escritos a lo largo del tiempo, son relatos históricos y míticos, otras fuentes seguramente son orales, y en ellas el Traductor-Redactor ejerce su labor redaccional, esta función redaccional también la ejerce a partir de las visiones del pasado recogidas en el senso club o bien mediante las visiones rituales extraídas por el uso del Esquifo.[7]

De esta manera, el Traductor-Redactor, recopila, pero también redacta y organiza los textos de EMVP, siendo así, se podrá comprobar en esta labor el recurso de la seudonimia, como por ejemplo en los fragmentos perdidos de Critias o el Papiro de Derveni, La historia del Necronomicon, etc. En los cuales no sabemos dónde comienza el relato original ni donde terminan las adiciones y versiones del Traductor-Redactor. Esto último nos lleva a concluir, que el recurso de la seudonimia, rompe con nuestra visión tradicional de autor, que aún en la fijeza y petrificación del texto escrito, cabe la posibilidad transmutadora de éste, el texto no termina en su escritura, pues también es objeto de transformación, no nos referimos al sentido en sí, sino a la escritura como tal, esta puede ser objeto de enmiendas, adiciones, correcciones, paráfrasis, etc., es la historia redaccional de cualquier texto (al margen de la idea moderna de autor), la manera desde la antigüedad hasta el presente en que los hombres y mujeres se apropian de la tradición y la interpretan desde la propia “verdad” de su tiempo.

Germán Hernández



[1] Ureña, Esteban. Una Novela Intrascendente (o: number nine…) Prólogo a la primera edición de EMVP. 2000. Perro Azul. Costa Rica.
[2] Barquero, Guillermo. El Más Violento Paraíso (Reseña). En http://sentenciasinutiles.blogspot.com/2008/05/el-ms-violento-paraso.html . Vale decir, y no es nada nuevo, que hay capítulos en EMVP cuya autonomía es innegable, tanto así que cobran vida propia y se desprenden del texto. ¿Pero acaso no ocurre esto con multitud de obras, sean novelas, cuentarios, poemarios de los cuales algunas de sus páginas se han desprendido transitando independientemente del libro que los contiene?
[3] Víquez Guzmán, Benedicto. Alexánder Obando Bolaños. En http://heredia-costarica.zonalibre.org/archives/2009/09/alexander-obando-bolanos.html
[4] Esta novela, poco conocida y leída en nuestro país, fue ganadora del premio Casa de las Américas 1979. Por demás está más que recomendada su lectura de parte mía. Para enterarse un poco más sobre ésta recomiendo el ensayo “Purapalabra Luis Britto García en los confines de la representación” de José Gregorio Mendoza en: http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/18816/1/articulo5.pdf
[5] Montero Rodríguez, Shirley. La fragmentación espacio-temporal y el discurso carnavalesco en la novela El más violento paraíso de Alexánder Obando. Kañina. 35. 2011.
[6] Otras propuesta espacio-temporales  desde el punto de vista del lector son las de Juan Murillo. “El más violento paraíso es en realidad una novela histórica, de la historia secreta, que se proyecta hacia el pasado y el futuro, y que presenta el desarrollo y evolución de la ciudad arquetípica que es todas las ciudades, que aquí es Bizancio, pero que también es Atlántida y Constantinopla y Sinus Iridum y el San Pedro de Obando. En esta novela se yergue como una arquitectura fantasmal la ciudad mítica que da a manos llenas y luego cobra con la muerte todos los favores otorgados” Murillo, Juan. El Más Violento Paraíso, Alexander Obando. En http://depeupleur.blogspot.com/2007/10/resea-de-la-novela.html. O la de Benedicto Víquez “Si bien el tiempo permite al lector encontrarse en un presente cercano a los años sesentas y setentas con respecto a la cronología histórica [….] lo cierto es que la novela utiliza el tiempo mítico e inicia con la creación del mundo y termina en un futuro cercano a la primera mitad del siglo veintiuno”. Víquez Guzmán, Benedicto. Alexánder Obando Bolaños. En http://heredia-costarica.zonalibre.org/archives/2009/09/alexander-obando-bolanos.html
[7] Evidente no hay un concatenador explícito que diga al pie o encabezado de algunos capítulos “Esta es una visión tomada de una sesión en el Senso Club, o una visión luego de un ritual con Esquifo”, pero cabe al lector la posibilidad de plantearlo como concatenador implícito.