16/11/10

Parábola de la Putica Fina





Había una vez una putica fina muy linda y chiquitica, que tenía un cliente a quien chuleaba todo el tiempo pidiéndole regalitos y atenciones. Al chulo no le importaba, porque tenía plata, y le encantaba andar con su putica fina colgando del brazo todo el tiempo para exhibirla.

Un buen día, la putica fina conoció al papá de su chulo, y viendo que era más grande y que tenía más plata, se puso bien coqueta y sometida para que el papá fuera su nuevo chulo. Y lo logró y mandó a la mierda al hijo.

Pero la putica fina tenía un dilema, y se lo contó a su nuevo chulo:

- Fijate que tengo un hijo.
- ¿Y cuál es el problema?
- Pues que mi hijo estaba muy encariñado con el tuyo, porque le daba regalillos de vez en cuando.
- Muchacha, por eso no hay problema, yo le compro una bola al tuyo para que juegue mejenga y seguro con eso estará contento.
- ¿Vos crees?
- Claro.

Y así lo hicieron, y en efecto el carajillo estaba de lo más contento mientras la putica fina colgaba del brazo de su nuevo chulo.


Germán Hernández



12/11/10

El Hombre de Negocios desayuna pensando en su esposa

Bodegones. Marcelo Fabio Rodolfi.


Desayuno continental:

Jugo de naranja y café con leche,
Dos tostadas y jalea de fresa,
Dos huevos fritos,
Una rebanada de Jamón

Antes de media hora vendrán a recogerme
Y apenas tendré tiempo de ir a recoger mi celular
Que olvidé al lado de la cama…


Ella podría llamar al Hotel
Y el muchacho que me sirvió el desayuno
Vendría diligente con un teléfono en la bandeja
Para servirme su voz anhelante
Su oído alerta

Si me apurara en terminar
Y en lavarme los dientes y ponerme el saco
Quizás alcanzaría para pedir perdón
Antes que lleguen por mí, antes del agua de colonia…

Pero no es necesario pedir perdón - ahora que tengo tiempo -
pero como desconfío de mi:

perdón por las palabras que me creí
cuando celebraba los discursos odiosos
porque tu única dignidad consiste en sentirte mi Señora
perdóname por dejarte sola mientras sollozabas en la sala
y los gatos murmuraban canciones hermosas
como la madrugada de los peces

perdóname por todas las veces que dije que me esperaras
-te mentía, y sabías que te mentía-
¡qué horroroso es mentir cuando sabes la verdad de mis mentiras!

Y las gracias también:

gracias por sonreír cuando te prometo un fin de semana feliz
gracias por gobernar a las sirvientas y las planchadoras
gracias por soportar la sufriente soledad de mi pulgar
y la hazaña de tus piernas desoladas cuando buscan un cuerpo

porque mañana, volveré a traicionarte.


Germán Hernández