16/11/10

Parábola de la Putica Fina





Había una vez una putica fina muy linda y chiquitica, que tenía un cliente a quien chuleaba todo el tiempo pidiéndole regalitos y atenciones. Al chulo no le importaba, porque tenía plata, y le encantaba andar con su putica fina colgando del brazo todo el tiempo para exhibirla.

Un buen día, la putica fina conoció al papá de su chulo, y viendo que era más grande y que tenía más plata, se puso bien coqueta y sometida para que el papá fuera su nuevo chulo. Y lo logró y mandó a la mierda al hijo.

Pero la putica fina tenía un dilema, y se lo contó a su nuevo chulo:

- Fijate que tengo un hijo.
- ¿Y cuál es el problema?
- Pues que mi hijo estaba muy encariñado con el tuyo, porque le daba regalillos de vez en cuando.
- Muchacha, por eso no hay problema, yo le compro una bola al tuyo para que juegue mejenga y seguro con eso estará contento.
- ¿Vos crees?
- Claro.

Y así lo hicieron, y en efecto el carajillo estaba de lo más contento mientras la putica fina colgaba del brazo de su nuevo chulo.


Germán Hernández



6 comentarios:

  1. ¿La foto es porque después fueron a a ver a la Sele?, jeje. Muy bueno.

    Saludos

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  2. Gracias Gustavo

    "El que tengo oídos para oir que oíga!!!"

    ;-)

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  3. ¿Por dónde va la parábola de la putita del caso con la foto del Estadio? Pues que entre gringos y chinos aún andamos escogiendo al chulo.

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  4. ¿Y quién dijo que la Putica tiene un sólo chulo?

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  5. Opino igual que tu Juan Carlos, pero tendríamos que discutirlo con el Chulo y la Putica haber que piensan.

    Gracias por pasar!!!

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