20/2/15

Esteban Ureña - Minutos después del accidente






Hace mucho tiempo que conozco el libro del amigo y admirado poeta Esteban, mucho antes de que fuera publicado. Después de darle tantas vueltas a su propuesta, caí en la cuenta de que más que invitar a leer unos poemas se trataba de una invitación a leer un libro, una totalidad que de alguna manera no quiere quedar reducida a cualquiera de sus partes (un poema solo sería la mínima). En este sentido me parece altamente innovador, más allá de esa manera suya y singular de afrontar cada poema. Y una propuesta curiosa y radical es todavía decir poco. No es lo mismo "leer su libro" que "leer aisladamente un poema cualquiera de su libro". Me parece muy interesante esta línea de análisis a la que "Minutos después del accidente" se presta. Y se ofrece.

Antonio Jiménez Paz 

Premio Nacional de Poesía Aquileo Echeverría 2014. Eso bastaría para presentar "Minutos después del accidente" de Esteban Ureña, lo que también podría provocar un: "uno más". Pero este no es un premio más, ni un libro más de poesía; es quizá uno de los desafíos poéticos más relevantes de los últimos años. Quien quiera adentrarse en esta aventura literaria, quien realmente acepte el desafío de interpelar esta poesía y hacerla hablar, tendrá que comprometerse con cada poema, como su autor lo ha hecho... el gozo, el aniquilamiento y la síntesis serán al final una grata recompensa... y para muestra un botón con esta breve selección del autor para todas las personas lectoras... 


no se apague tu luz, no sobrevenga la oscuridad 

Fue extrañante cuando escuché que Ronaldo o Messi,
ya no sé cuál, era un poeta del balón, y no es que yo le niegue a
la gambeta algo de encabalgamiento y hasta de bustrófedon,
no por prohibirle al delantero que se zambulla y robe espaldas
ni al defensa que barra el área y se arme de machete o motosierra,
no por negar la guerra fría entre el fútbol de Florida y de Boedo,
no porque rechace —y las rechazo— las teorías de Pasolini
sobre el fútbol poesía individualista del latinoamericano
y el colectivista fútbol prosa de los europeos.

Pero es así: la poesía empezó a tener buena prensa
y a no leerse casi al mismo tiempo — ahora los matemáticos
quieren demostraciones estéticas, los albañiles levantan muros de lenguaje
las arañas tejen hilos de duras perlas que se deshacen en lágrimas
a las primeras luces, hasta los filósofos ingleses quieren ser poetas
dicen “lo que hace a la poesía es violentar el uso común de la lengua”
en cuyo caso serían poetas los que tienen a Dios cantando en su pecho
como un cenzontle en 400 lenguas de ángeles y serían poetas
los escolares que tragan grueso antes de escupir la gramática
y las hembras que putean.

Pero para escribir poesía hace falta trabajar mucho, caminar mucho,
vagar mucho, estudiar mucho, olvidar mucho. Todo eso
y nada de eso. La verdad cae un poco más fácil decir lo que no:
no es la mirada de luz de Ronaldo en lo alto de su estatua
no es la gradería de sol abierta en una sola garganta
no es la belleza metamatemática ni la vivisección áurea
de los más íntimos secretos de la conciencia, no es las tetas
de aquella ni su sudor para el recuerdo ni sus labios fríos,
no es la negación de la negación negada a su vez y dada vuelta.

Poesía por favor hablame porque no te quiero oír, y la vida se me pasa
como noticias publicadas sobre mí en cualquier otro periódico. 


Graducción 

locura          :        purity 

perro hecho de ladridos

calle hecha de atajos

vos, tu isocintura
tu isocuerpo

pureza        :        madness 

segunda mano de veneno
de segunda mano

pueblos ágrafos del mundo, uníos 


Esperanza de vida 

En el café del museo, después de visitar
el Salón de la Fama de nuestros ancestros, miro los ojos
de mi amiga sapiens, sus delgados arcos superciliares,
la frente abombada después de millones de años, la cara plana
y esos dientes diminutos. Tan parecida a mí
y al mismo tiempo escapada de su planeta
ancestral. Grandes órbitas nos contemplan
desde otras mesas, inmensos e inútiles
volúmenes craneales, manos que empuñan
con torpeza los tenedores de plata.
Pienso pobres neandertales, primeras víctimas
del lenguaje y la cultura en una época sin tótemes
ni prozac. En este lugar todo coexiste
apenas distribuido en el espacio.
Mi amiga calla hace algunos minutos:
mira mis ojos, siento miedo. Como si tuviera cosida
la boca, Lucy in the Sky with Diamonds. 


Arañas y abejas 

Me, poor man, my library
was dukedom large enough 
The Tempest, I.2 

A Juan Murillo 

—¿Cuál es tu aspiración como poeta?
—Hacer poesía que no lo sea,
por supuesto.

—O sea: ¿poesía moderna?
—No; no sé hacer poesía moderna.

—¿Alguna razón o solo sos inepto?
—Las dos, pero te lo voy a razonar.
El poeta moderno es un gusano de seda:
saca un solo hilo de lo profundo.
En cambio yo no pude con mi lectura de Shakespeare,
algo edípica, cómo no, pero él prefiere el telar:
hablar con las orejas.

—¿Entonces aspirás a escribir como Shakespeare?
—En realidad no he logrado ni plagiarlo.

—¿Alguna razón o solo sos inepto?
—Solo soy inepto.

—¿Y cuál es tu aspiración como poeta?
—Te dije que no sé escribir.
Pero si La tempestad fuera una alfombra
me gustaría ser un abejón que la recorre
huyendo de la furia de Próspero
y convertirme en uno de sus arabescos.
No sé si esto es posible.

—¿Y si no? 
—Ya vendrá otro abejón.




Esteban Ureña nació en San José, Costa Rica en 1971. Es poeta, editor y profesor. Estudió Filología Española y Literatura Latinoamericana, en UCR. Fue miembro del Taller de Literatura Activa Eunice Odio entre 1989 y1993 y de la iniciativa de escritores jóvenes Octubre Alfil 4 entre 1992 y 1994. Fue subdirector editorial de la Editorial Santillana Centroamérica Sur. Ha publicado el poemario Bestiario de amor (2004) ECR y Minutos después del accidente (2014) EUNED.
 

1 comentario:

  1. Más que que poesía pública, esta es poesía para leer y meditar en privado. ¡Qué bueno que la poesía de Costa Rica por fin llega a su edad adulta!

    ResponderEliminar

Deja tu signo