29/5/19

Notas III




Desde el punto de vista del patriarcado, las mujeres son inmateriales, habitan un cuerpo que no les pertenece.
Esta idea se refuerza ideológicamente mediante: “el don de concebir y el mandato de ser madre”. En eso se resume el propósito y razón de ser de la mujer; si estudia, si tiene éxito en los negocios, si es artista, si participa en la vida pública y en la toma de decisiones, está bien, pero es secundario si no cumple con la primera premisa.
El mandato de la maternidad es el último recurso del patriarcado para someter a la mujer, el mismo lo refuerzan las leyes e instituciones tanto religiosas como seculares. “Emancípense cuanto quieran, su útero sigue siendo mío” parece gritarles el patriarcado.
En lo particular, yo no tengo el menor derecho a negar a una mujer su derecho a elegir o no la maternidad; no me compete. Tampoco compete esa elección a las sotanas de los curas, ni a las gabachas de los médicos, ni a las togas de los juristas.
Cuando las mujeres se materializan, es decir, ocupan un cuerpo que es suyo, y no para otros, El patriarcado y sus instituciones entran en crisis. Quien sabe cuántas cosas insospechadas surgirán entonces en la manera en que convivimos hombres y mujeres, habrá que inventar tantas cosas, aprender, corregir, ajustar, un enorme y hermoso desafío, no cabe duda.
Ante estos procesos históricos, ante estos cambios, ninguna persona debería sentirse amenazada, las únicas que están amenazadas son las viejas estructuras, creencias y mandatos que ya no dan vida, que no liberan, y que ya no pueden seguir oprimiendo.

Germán Hernández.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu signo