12/5/17

Un adiós para John Lennon – Mario Salas



Un adiós para John Lennon, es la ópera prima de Mario Salas, quien además fue reconocida como Premio Nacional Aquileo Echeverría en la rama de poesía 2015. Publicado por Arlequín en ese mismo año, consta de cuarenta poemas.

Este premio nacional, como es usual, no quedó exento de recelos y cuestionamientos. Eso sí, no cabe reproches del tipo: “es un escritor debutante” muchos más lo han sido antes, o bien “es un académico” pues en los últimos años ello es casi requisito, y no excepción, solo en 2015 los Aquileos premiaron a un académico en cada categoría salvo en cuento, y todos ellos de gran honestidad intelectual y autores de obras vigorosas y de valor.

Mejor es meternos directamente en el texto y obviar lo extra literario. Examinemos algunos poemas.

Arranca el poemario con “Verano con montañas”, contemplativo y bucólico:

"Como el dorso de un reptil prehistórico
las montañas
reposan serenas
en el azul de enero

Las veo por mi ventana
las nubes
revientan en sus crestas como olas

A sus pies
la iglesia de Moravia duerme
ebria de verano"

De primera entrada se ve que es un texto bien trabajado, omite toda puntuación y se apoya en los versos para sugerir las pausas y dar ritmo y cadencia al poema. Las imágenes son una combinación de símiles “como el dorso de un reptil prehistórico”, las nubes revientan como olas” y prosopeyas “las montañas reposan serenas” “la iglesia de Moravia duerme ebria de verano”. Nada inusual en la manera que regularmente se compone poesía. El uso del símil es una de maneras más económicas y fáciles de componer imágenes bonitas. El poema no es más que una mirada desde alguna ventana en el cantón de Moravia intentando embellecer lo que mira de manera objetiva y limpia, pudo hacer lo mismo con las aves, los peatones, los autos, los perros callejeros… y hacer símiles bonitos con las innumerables cosas que se cruzan por una ventana, pero solo dio para las montañas, las nubes y una iglesia. Un poema bonito de verdad, nada más. Esta será la tónica de todo el poemario.

Continúa con el poema homónimo, “Un adiós para John Lennon”, el carismático beatle, cuya obra musical y su iconoclasta estilo es efectivamente inspirador para muchos hoy día (pese al lastre de Yoko Ono). Leamos el poema por partes:

“John Lennon
hermano
compañero de los días en que descubría
el sentido de las cosas
el pelo largo
los prohibidos territorios del mañana
los fresales eternos donde Lucy
desde el cielo
nos mostraba sus diamantes psicodélicos
en los días de las marchas contra ALCOA
cuando me hiciste soñar con mundos
donde no habría fronteras
ni cielo arriba
ni infierno abajo
solo la piel
dulce en el abrazo
en una tierra para siempre compartida”

De nuevo la añoranza, el tono evocador, la imagen del beatle parece andamio en la formación juvenil del poeta, luego hace referencias a sus canciones, las más reconocibles y fuera de lugar son el galimatías que hace entre “Lucy in the sky with diamonds” y “Strowberry fields forever”, sendas apologías a las drogas de moda de la época, el LSD y la heroína (sin importar las ingenuas explicaciones de Lennon desmintiéndolo) poco que ver o tal vez todo que ver con la atmósfera contestaría de los sesentas y setentas, “psicodélicos”, acertado y literal adjetivo. Pero tampoco se crea que el recurso de hacer referencias a canciones es algo nuevo, más bien es un recurso cansón y relamido en la poesía tica de hoy, por lo que evidentemente es un poema a tono con lo que suele escribirse y publicarse.

“Comprendí
que tu cólera y la mía eran la misma
al ver lo distantes que estaban esos mundos
y a las momias destilando su baba sobre auroras
aún en gestación
me enseñaste
a llamar las cosas por su nombre
a descorrer el velo que nos roba
la conciencia del dolor
y nos impide abolirlo”

Toda una revelación mesiánica este Lennon en la vida del poeta, aunque el fraseo tenga un sabor a retórica apologética que vale lo mismo para un Lennon un Numumba, un Ché Guevara o un Camilo Torres, al menos estos otros más cercanos a nuestro tropical contexto.

“No les gustó que gritaras

“Libertad para Angela Davis”
“Poder para el pueblo”
“Den oportunidad a la paz”
cuando los mercaderes de la guerra traficaban
su mercancía perversa
Vos
príncipe de los hippies
arcángel rebelde
Cómo me hubiera gustado abrazarte
llamarte hermano
en la incertidumbre
en el dolor
en la esperanza
cuando la misma jauría que ladra mi pesadilla
pidió tu cabeza”

Más referencias, más retórica de la época y que no nos llame a equívocos, no fue la CIA la que mató a Lennon sino uno de sus fans, bien frikie por cierto.

“¿Qué nueva revelación nos preparabas
tras las lunas de cristal de tus anteojos
cuando una bala nos privó de tu voz?
ahora
que ya las canas vetean mis sienes y una
huraña desconfianza
asoma a veces por mis ojos
recurro a tus canciones
y entonces vuelvo a ser un joven
rebelde para siempre
con la esperanza desenvainada
dispuesto a no transar con el imperio del miedo”

Un adiós sin despedida, el poeta no pasó de John Lennon, se quedó ahí, estático.

Ya tenemos algunas claves de la poesía de Mario Salas, poemas bien compuestos, recursos retóricos usuales, con sabor a añoranza. Un poeta que no arriesga, su eficacia consiste en armar imágenes bonitas y comprensibles, en cuanto a los tópicos, la mujer es uno de ellos, eso sí, mujer fetiche, veamos:

“Tu pelo es una selva
misteriosa
con parajes secretos por donde asoma
la seducción su garra
….
pero tu selva borró todo vestigio suyo
como quizá algún día también destruya
toda huella de mi paso”
(En “Tu pelo es una selva”)

El problema de los poemas bonitos es que se prestan a toda clase de interpretaciones ¿La selva de arriba o la de abajo? Y si su selva borró todo vestigio suyo ¿Se quedó calva?

Siguen más poemas de mujer-fetiche, “Anémona”

“Ante el bosque de coral
Un temblor
Cuando estás junto a mi
encienden sus fuegos los volcanes
las galaxias palpitan de alegría”
(En “Navega conmigo”)

“Te oiría hasta que las horas se durmieran
mansamente en tu regazo

niña tonta
mujer de otro”
(En “Si vinieras”)

O el paradigmático poema “Guitarra”

“Bella compañera es mi guitarra
armada de seis cuerdas
que son como seis dardos
apuntando al corazón de la tristeza

Cuando nos encontramos
al pie de la escalera
se acurruca en mi regazo

Entonces vibra entre mis brazos
como una tibia amante”


Definitivamente, con un buen arreglo de guitarra tendríamos un bonito bolero, que es lo que corresponde para un lugar común tan gastado.

Hasta encontramos poemas guerrilleros, claramente influenciados por la poesía comprometida de los ochenta, y posiblemente escrita en esos años.

“¿Brillaba este mismo sol
El día
En que cayó el guerrillero?
¿Eran tan azules las montañas?”
(En Ometepe)


En general un poemario lleno de clisés, lugares comunes, de poesía bonita. Pero pensándolo bien, eso es lo que el mundo necesita, y lo que la poesía nacional necesita, sobre todo porque un año antes,  en el 2014, el premio nacional de poesía recayó en una obra que era muchas cosas, experimental, virtuosa, atrevida, de ruptura, me refiero al poemario de Esteban Ureña con “Minutos después del accidente” el cual desató ciertas reacciones en medios universitarios como el Semanario Universidad, “Afán de ruptura” justifica Premio Nacional de Poesía”. Otorgar el premio al año siguiente al poemario de Mario Salas supone entonces un retorno al equilibrio, a lo normal, a lo que lo que la poesía debería ser siempre: un animalito domado, dulce, tibio y peludo al cual acariciar sin temor a que te muerda; un premio en manos de un académico, es decir, a un verdadero intelectual y hombre culto y no a cualquier diletante y sus estridencias. Premiar poesía bonita entonces es un esfuerzo enorme por hacer retornar las fuerzas de ying y el yang en su eterno movimiento pendular hacia el equilibrio… a la salomónica solución de seguir con el nadadito de perro.


Germán Hernández


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