8/5/11

Siembra vientos y cosecha tempestades (Oseas 8,7)

Y si como dice la sabiduría popular, “para hablar y comer pescado, hay que tener mucho cuidado” yo recomiendo hablar con el hígado, ese órgano que no es bilis solamente, sino residencia del alma, el espacio donde toda sustancia se sintetiza y de donde brotan todos los sentimientos.

Pero hablar con el hígado exige sensatez y responsabilidad. En la edición del Semanario Universidad número 1895 del 27 de abril de este año, el Catedrático Miguel Rojas publica en la sección de opinión una notita llena de insultos a los Pueblos Autóctonos del territorio costarricense y a nuestros hermanos y vecinos de Nicaragua, la nota se titula “Nicaragua y sus ínfulas de imperio”. Donde expone al menos cuatro cuestiones: La Teoría de la conspiración imperialista Nicaragüense, El cinismo güegüense, La Juventud nazisandinista y la identidad de la nación boruca.


La Teoría de la Conspiración Imperialista Nicaragüense

Según Miguel Rojas, desde hace casi dos siglos Nicaragua viene ejecutando una sistemática estrategia de agresión contra Costa Rica, cuyo propósito es:

Gobernar a Costa Rica y
Anexarse el territorio de Nicoya y Guanacaste

Dice Miguel Rojas: “el 29 de octubre de 1821,comienza un proceso sistemático de agresiones por parte de los nicas, pues querían seguir dando órdenes”, “se inventaron la historia que todavía se la creen para ellos y sus fines militares expansionistas, de que Costa Rica les había robado el territorio de Nicoya y de Guanacaste”,

Para llevar a cabo su plan Nicaragua cuenta:

En primer lugar con un ejército militar de quince mil hombres  “se creen dueños de costa rica y son tremendamente ingeniosos para torcer y tergiversar cualquier palabra, acuerdo o estrategia maquiavélica de que cualquier medio justifica el fin de apoderarse a la brava, por fuerza de las armas de su ejército profesional de quince mil ahombres, con doctrina militar señalada en la recuperación de sus “territorios”

Y en segundo lugar con una invasión de civiles. “Un millón de nicaragüenses viven en Costa Rica en forma mayormente ilegal, primero los asesoran allá para que se vengan sin nada, luego vayan a la embajada en San José y saquen documentos. Primero invadan, segundo manden dólares y tercero pónganse a derecho medianamente curvilíneo. Y si no los apoyamos desde aquí en Managua por que los ticos tienen que respetarles sus derechos humanos”

Nos gustaría que el catedrático Miguel Rojas enumere exhaustivamente las órdenes que Nicaragua ha querido imponer a Costa Rica en los últimos 200 años, y nos gustaría también que citara las declaraciones de representantes nicaragüenses en ese mismo periodo que han invocado su soberanía sobre el territorio costarricense y cuántas veces hemos sido invadidos por ese ejército profesional nicaragüense y cuantos miles de kilómetros ha perdido Costa Rica por medio de dichas invasiones militares. El silencio de Miguel Rojas será obvio, porque todas sus afirmaciones son falsas, son “tan ingeniosas, torcidas y tergiversadas como las maquiavélicas estratégias de quienes él ataca”.

Todavía más fantasioso e ingenuo es la sola insinuación de que existe dentro de la conspiración nicaragüense la estrategia de enviar una invasión de un millón de civiles (también esperaríamos que citara la fuente autorizada sobre esa cifra) con instrucciones claras de cómo ingresar a Costa Rica. Eso es tan inocente como decir que México tiene una estrategia de invasión hacia USA por sus 25 millones de migrantes a ese país, o mejor todavía, que El Salvador está invadiendo a USA con su millón y pico de ciudadanos residiendo en California.

Las razones de la migración son diversas, existen razones estructurales y otras coyunturales, históricas, sociales, políticas y económicas que desafortunadamente convierten a Nicaragua (igual que otros países de la región) en un país que expulsa población, por su parte, Costa Rica, también tiene razones estructurales y otras coyunturales, históricas, sociales y políticas que lo hacen receptor de población migrante, un buen ejemplo de ello es la ausencia de mano de obra para satisfacer la demanda de empleo en diversas actividades agrícolas, de trabajo doméstico, seguridad, transporte, etc. Hasta el día de hoy no he escuchado a ningún tico quejándose que los nicaragüenses nos quitaron el empleo como guachimanes, o cogedores de café o como empleadas domésticas o como albañiles.

También le recuerdo a don Miguel Rojas, que no existen personas “Ilegales” quizás su estatus migratorio no esté en regla según los procedimiento de cada país pero de ahí a ser “ilegal” existe una gran diferencia.


El Cinismo Güegüense

Según Miguel Rojas, toda esta conspiración es resultado del cinismo güegüense, dice Miguel Rojas “ése güegüense que se acomodó corruptamente al poder colonial español en vez de combatirlo a muerte”.

Sólo para no olvidar, la obra del Güegüense sintetiza la fusión de las culturas españolas e indígenas que combinan el teatro, la danza y la música, y es considerada una de las expresiones folclórica y literaria más sobresalientes de la era colonial en América Latina. La obra teatral fue escrita por un autor anónimo en el siglo XVI, siendo una de las más antiguas obras de teatro indígena de nuestro hemisferio. Se transmitió oralmente durante muchos siglos hasta que fue escrito y publicado en un libro en 1942. La primera versión escrita tiene 314 parlamentos y fue originalmente escrito en náhuatl y español. "El Güegüense" representa el folklore de Nicaragua, por lo tanto, la UNESCO lo proclamó "Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad" en el 2005 convirtiendo a Nicaragua en el único país en América Central  con 2 obras maestras proclamadas por la UNESCO. (fuente Wikipedia).

Así que don Miguel Rojas ofende el patrimonio oral e inmaterial de la humanidad y el folklor nicaragüense gracias a  extrañas galimatías entre folklor y conspiración. Le falta mucha autoridad a don Miguel Rojas para hablar sobre sometimiento colonial, pues hasta dónde puedo observar, su idioma, su dios y costumbres occidentales, coinciden bastante armoniosamente con la herencia de los invasores, inclusive, el espacio territorial que habita es un legado de la administración política y territorial de la colonia.


La Juventud Nazisandinista

Más galimatías, pero esperamos también una detallada elaboración teórico conceptual de un catedrático universitario de esa cosa llamada nazisandinismo (sospecho que me quedaré con las ganas). Dice Miguel Rojas: “La juventud nazisandinista es fanática del ejército y del partido sandinista, de pelear, de ser muy machitos y hacerse machorros pegando gritos, agrediendo todo aquello que sea Costa Rica”

Yo, he tenido la oportunidad de trabajar al lado de jóvenes nicaragüenses de la juventud del FNT, de universidades y del sandinismo, he conocido muchachos y muchachas con disciplina, muy críticos y llenos de sueños y expectativas, que con mística y determinación han respondido con vehemencia a las convocatorias y acciones que se les reclama. También he sentido su cariño fraterno, sus contradicciones e interrogantes, saben que a veces han sido utilizados y no se reprimen de decirlo y reclamarlo cuando es necesario, sueñan con su revolución y no renuncian a construirla, los insultos sin conocimiento de primera mano de Miguel Rojas son inaceptables.


Sobre la identidad de la Nación Boruca

Y sobre esto, como haciendo un contraste ente el Güegüense y la identidad costarricense, Miguel Rojas roba sin sonrojo algo que le es completamente ajeno: la identidad de la Nación Boruca, dice: “el juego de los diablitos de boruca, puro Costa Rica, es un símbolo nacional de resistencia perpetua y no de no entrega a ningún imperio, porque a diferencia de los llamados güegüenses los borucas libran una lucha sin cuartel cíclicamente cada año, lucha a muerte contra el imperio español, contra cualquier fuerza exterior nacional o extranjera que los quiera esclavizar” y tiene razón en parte, porque la lucha boruca lucha también contra la Costa Rica idealizada de Miguel Rojas que los quiere desplazar para convertir sus tierras en un lago en nombre del progreso y la modernidad, pero se equivoca Miguel Rojas cuando dice de los borucas “puro Costa Rica” porque los borucas son y han sido mucho antes de Costa Rica, son una cultura en sí misma que no le debe nada a Costa Rica, tienen una cosmovisión del mundo, una lengua propia; en su lugar, Costa Rica (igual que el resto de países de nuestra región) son un invento bastante reciente, resultado y resabio colonial. Debería tener cuidado Miguel Rojas cuando insulta a una cultura, dígale lo mismo a los Chinos “Puro Japón” a ver qué le pasa. Por favor, tenga el mínimo rigor académico!


Siembra vientos y cosecharás tempestades

Esta advertencia del profeta Oseas que tomo prestada de la tradición judía, es oportuna en situaciones como la actual. Con qué facilidad Miguel Rojas emula las palabras de Laura Chinchilla cuando dice: “qué ironía la de la historia, que del mismo país donde Juan Santamaría ofrendó su vida para defenderlo, llegaron ahora nuevas botas filibusteras a ultrajarnos” que palabreja tan maleable esa: filibusterismo, aplica a todo, así nos llamaron a los que luchamos contra el TLC, y seguramente quien le escribió el discurso a Doña Laura.


Para evitar sospechas, aclaro que soy costarricense, nacido en Costa Rica, cédula 1,  mi madre también lo es, mi padre no, él es nicaragüense (posiblemente eso me hace sospechoso a los ojos de Miguel Rojas), pero en mi Costa Rica, un pequeño país tan rico en diversidad, un país donde somos tantos ticaraguenses, donde todos tenemos un amigo, un cuñado, un abuelo nica, y un largo etc. Una realidad que nos exige llamar a la concordia y la unidad de los pueblos, al entendimiento y la creatividad por construir puentes y no fronteras.

Que don Miguel Rojas no nos venga a hablar de constitucionalidad ni tratados y laudos, precisamente esos instrumentos sólo sirven para distanciar lo que está unido, que no nos hable desde el odio, aunque sea eso lo único que conoce, que hable como catedrático y honre ese honor y postura opinando con rigurosidad, apelando a argumentos y exhaustiva investigación y no con la doxa digna de un borrachín haciendo catarsis dominical en cualquier barra de cantina.

Cuando Miguel Rojas siembra vientos diciendo: “¡Nicas invasores sin excepción, váyanse, no los queremos y los combatiremos a muerte!”  Debe saber que las tempestades que cosechará son de odio, xenofobia, intolerancia, que los que gritarán su consigna serán los peores, los que odian, los que se refugian con miedo ancestral en su caverna sintiéndose amenazados de todo cuanto los rodea, que solo los miserables dan la vida luchando contra lo que odian.

Germán Hernández

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