18/11/16

Consejos a un joven poeta - ¿Qué escribir?



Querido poeta, (lo digo en sentido amplio, no importa si eres narrador, dramaturgo, poeta o ensayista) dedico a vos estos consejos para que no te pase lo que a un amigo, que no vale la pena mentar aquí, tal vez algo de provecho encuentres en ellos.

¿Te has preguntado por qué escribes? Yo mismo no sé responder a esa pregunta, te puedo decir que en mi caso es algo vital, que sale de mis entrañas, que no puedo imaginar mi vida sin literatura, sin leer, sin escribir componiendo y retocando viejos y nuevos proyectos literarios. Solo eso. Tal vez, debo reconocer en el fondo (algo oculto) que es una vocación sin propósito. Yo no creo que la literatura me haga mejor persona, no le encuentro la menor utilidad práctica fuera del infinito gozo que me genera, que paradójicamente va desde de la más refrescante dicha hasta la más desgarradora angustia.

¿Y de qué escribimos? De las cosas que nos importan, que nos conmueven, que nos preocupan y nos ocupan, de aquello que creemos relevante y quizás a otro u otra le importen. Al final, todo lo que escribimos es como el mensaje de un náufrago en una botella, el viaje que habrá de transcurrir será errático en el tiempo y el espacio hasta llegar a alguien que se sienta remitente de ese mensaje, o ni eso, y esa botella mal sellada se llenará de agua, y se hundirá hasta el fondo de un océano de indiferencia. Que es lo más probable y no importa.

Pero no pienses que no he tenido mis delirios y ensoñaciones, que ese mensaje en la botella encuentra su playa, no desierta, sino populosa y llena de náufragos que sienten que ese mensaje era para ellos, pero eso ya no depende de mí, sino de mareas y corrientes que no controlo. Tampoco importa.

Alguna vez pensé, cuando empezaba a escribir, que lo que estaba haciendo renovaría las letras y la lengua entera, que los académicos y estudiosos escrutarían mi obra y escribirán grandes tratados sobre ella. Pensé que se traduciría en innumerables lenguas, que llegaría a todas las generaciones posteriores, incluso creí que serviría para mucho más y que cambiaría vidas… Pero hoy sé que nada de eso ocurrirá, y tampoco me importa. La literatura me ha hecho dichoso, y soy yo quien le debe a ella.

Entonces, ¿de qué escribir? De lo que te plazca, pero olvídate de lo accesorio, a nadie le importa que te dejó tu novia, a nadie le importa que sufres, a nadie le importa quienes son tus cantantes, poetas y películas favoritas, por favor, deja de ser el gran protagonista de tu obra si realmente quieres que alguien se apropie de ella.

¿Quieres salvar al mundo? Entonces trabaja en alguna Ong, pero a la literatura trátala con respeto y ámala y gózala por lo que es: arte. No pretendas que sea un instrumento para hacer proselitismo, no la emputezcas.

Pero sobre todas las cosas, date cuenta que no tienes nada que decir, no existe nada de especial ni original en lo que escribes, todo lo que se te ocurre ya lo dijo o lo escribió alguien (y de mejor manera); el patético soliloquio cartesiano de que eres tú y tu circunstancia hoy suena como sacado de un libro de autoayuda, y hoy existen mil maneras más prácticas y eficaces de decir y comunicar las cosas que un poema, un cuento o una novela.  

Teniendo todo esto claro, escribe, con absoluta devoción y compromiso, sin importar a quién, a dónde o cuándo llegue.


Germán Hernández


6 comentarios:

  1. ¿Ha leído algo recientemente que lo haya impulsado a escribir esta nota? Saludos.

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    Respuestas
    1. ¿Tiene estudios sobre poesía?

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    2. Un simple lector que se ha interesado por la crítica de poesía que hay en este blog. Ahora bien, como crítica de la crítica considero que se puede hacer crítica sin mencionar palabras como "patético". ¿Sabe que una crítica negativa podría destrozar el panorama de un futuro Neruda? En este país, debe haber algo bueno en poesía aún sin publicar, y autores estudiados que podrían dar la cara por el país en el exterior. Como consejo: a un buen poeta, hay que ensalzarlo (porque son escasos).

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    3. No tengo interés en ser indulgente con nadie. Menos con hipotéticos Nerudas. Tampoco me interesa platicar con alguien que no se identifica.

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