2/2/18

Rodrigo Soto – Aquí las noches se hacen largas



Recuerdo cuando estuve internado en el hospital San Juan de Dios, tenía 18 años. Vi a la Pelona pasar de cerca burlándose de mi fragilidad cuando una peritonitis casi me lleva con ella. De verdad que las noches son largas en los salones de un hospital, el tiempo se hace tristemente infinito, lo interrumpe apenas algún gemido vecino, doloroso y agonizante. Si al menos hubiera tenido algo que platicar con alguien en esas horas miserables. Esta breve novela de Rodrigo Soto hubiera sido buena compañera para esas horas.

En este coloquio entre cuatro sujetos tan distintos y comprometidos por el azar, sin saberlo encuentran su instante de redención, se cuentan y nos cuentan. Qué gran habilidad tiene Soto para manejar el dialogo, es su mayor fortaleza como narrador (la tensión y delicadeza del apartado 4 de la segunda noche es sencillamente estremecedora).

Confieso que tuve que contactar al autor para preguntarle si esta breve novela no era más bien una obra para teatro, me dijo que había nacido como novela, que se adaptó a teatro y que ahora volvió otra vez como novela en en la renovada colección Nueva y vieja narrativa de la EUNED. Aunque para mí su esencia, intuyo, está para ser representada en las tablas.
Rodrigo Soto

Curioso que el editor no advirtiera en esta edición la necesidad de haber actualizado o bien omitido el irrelevante detalle sobre el trabajo de la madre de Diego, (uno de los protagonistas) pues decir que trabaja en una compañía de radiolocalizadores, hace el anacronismo inevitable, mereció al menos una nota al pie de página en consideración a la generación que nos precede.

La lectura atenta de esta novela, creo yo, seguro que le hará la noche entretenida, emotiva y corta.


Germán Hernández


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