27/2/18

Vamos a tocar el agua – Luis Chaves



La pura verdad, es que cuando salió “Vamos a tocar el agua” con bombos y platillos, cobertura mediática, rumores de super ventas, a mí lo que me dio fue pereza. ¿Qué es esto? ¿Ahora con lo de la “autoficción” los autores se entregan a una especie de farándula literaria? ¿Es que no se aguantan a esperar a la (más digna tal vez) edición póstuma de sus notas sueltas?

A lo mejor no eran más que prejuicios míos, una especie de aprensión natural por todo lo que brilla meteóricamente en el cielo. Así que magnánimo le di una oportunidad, y muy pronto, me dejé llevar por el asombro y la sorpresa, de un libro que no sé, que quién sabe qué evocará en la gente que no ha nacido todavía. Pero al menos a mí me contó una travesía inesperada.
 
Luis Chaves
La crónica - relato hace desaparecer al escritor, salvo señas y aclaraciones, siempre es la crónica de un sujeto que está de viaje con su familia durante un año por alguna razón, puede ser un ingeniero, un abogado, cualquiera, pudo ser Alemania o Turquía, pero sobre todo una aventura para adentrarse en lo cotidiano, en el desafío de encajar.

El estilo de Chaves es tan dulce y sin aspavientos, acierta cada vez, en la fragilidad y en lo evanescente de un recuerdo que no remuerde, ni duele, ni culpa, y que solo busca sentido, la honestidad de este libro es tal que conmueve, una pieza deliciosa, que enamora por ser así: las palabras de un papá, de un escritor, de un esposo, de un sobreviviente, de un peatón.

Germán Hernández


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