18/12/08

"Sonetos de amor en bicicleta", T. Joroba y el agrio humor de un dulce poeta

Caricaturas de Hugo Díaz



Chico Zúñiga (Esparza 1928-1998, narrador, poeta, editor y promotor de talleres literarios) tenía el más delicioso humor que se refleja en su obra narrativa – La Encerrona de la Chupeta - y su obra poética – Sonetos de Amor en Bicicleta – los cuales bastarán como ejemplos.

Ese humor, también lo gozamos muchas veces los que tuvimos el privilegio de estar bajo su dirección en aquellos años del Café Cultural. Por aquel entonces en que sus “cuervos” leíamos de todo y experimentábamos con todo… caímos poco a poco en la seducción de la poesía mayor y las formas… (vale recordar a Cristian Marcelo y su portentosa musicalidad, quien nos recetaba sendos romances, décimas y sonetos cada martes y jueves) los que caímos en la tentación aunque con menos fortuna y habilidad, emprendimos las jocosas "polémicas", y ya no era solo de que si “me lees te leo” era también “si me escribís te escribo” y es que en son jocoso, y caricaturesco, en esos días mandábamos un soneto a Chico, satírico, burlón y al siguiente taller ya venía la respuesta, y luego a replicar hasta que al fin de tres o cuatro “va y viene”, nos rendíamos.

Y es que también en medio de aquella etapa del taller llena de comunión y aprendizaje, una de las grandes discusiones tenía que ver con la vigencia y el uso de las formas clásicas, en ese sentido el Soneto siempre fue protagonista. Chico, es bueno recordar, ya había editado una antología de Soneto Costarricense, y si existe algo así como la sonetología, pues Chico Zúñiga tiene que ser uno de sus doctores y autoridades en dicha materia.

Ahora platiquemos sobre T. Joroba, heterónimo de Chico, misterioso poeta que apareció en aquellos años de luchas, ideales y revoluciones, en el extinto periódico la Libertad, con ácidas sátiras poéticas de corte político…

Pero T. Joroba nunca dejó de jorobar… y años más tarde, recopilaba algunos de sus trabajos publicados en La Libertad y otros inéditos, recogidos en el breve y delicioso – Sonetos de Amor en Bicicleta - . Pero tenemos que confesar que no todo en él es sonetos, hay décimas, romances cuartetos, etc., eso sí, formalmente impecables, T. Joroba, igual que Chico Zúñiga, era rigurosísimo, en cuanto al ritmo, métrica y rima en sus trabajos; los que intentamos alguna vez sostener las polémicas con él, mientras leíamos en el Taller nuestros intentos de soneto, sufríamos su examen inmediato, y de oído, sin siquiera tener el texto impreso en sus manos, ya nos avisaba sobre que tal o cual verso le sobrara o le faltaban sílabas, etc. y en eso era infalible.

Otro aspecto a tener en cuenta sobre los Sonetos de Amor en Bicicleta, tiene que ver con las circunstancias, fue poesía escrita según la demanda de su tiempo, (la década de los setenta) según los eventos y los personajes de ese momento, y hoy quizás, para quienes no los vivieron, o bien para los que no recuerdan, como suele suceder en este país sin memoria, muchos de esos poemas sonarán un poco oscuros, por no conocer de los hechos que narra, y carecer de las claves para descifrarlos.

Y a pesar de ello, es un texto leíble y vigente en todo lugar y toda época por dos razones: la primera es el humor, el humor es intemporal, y la segunda es el amor, que también es intemporal, y si van juntos, pues la fórmula no podrá ser desconocida para nadie, en ningún lugar y en ninguna época.

Y es que el humor de T.Joroba es agrio, pero por ser de amor es dulce, un dulce amor sin mistificaciones ni artificios, el amor mundano, sin promesas y sin trascendencia, ese amor de los humanos.

Y el amor dulce de T. Joroba es un humor agrio y negro… en que las fórmulas eternas del símil y el doble sentido, nos hacen guiños como diciéndonos: - Ya sé que saben de que se trata, pero finjamos que no nos hemos dado cuenta… - .

Y este negro humor hace sonrojar a las señoras, reír a los irreverentes y obliga a los exégetas y filólogos al examen riguroso, y la disección…

Esa última tarea afortunadamente no nos corresponde, por lo que recomiendo yo, que leamos en vos alta a las muchachas pudorosas y a los viejillos recalcitrantes estos poemas de amor que no enamoran, pero que hacen sonreír a los enamorados, y los que recuerdan sus viejas andanzas de amor.

Pero como hemos dicho demasiado ya sobre ellos, pensamos que es hora que ellos digan lo demás, y por eso ponemos aquí una mínima muestra:


MUJER INN

Me subyuga tu aliento de cerveza
y el sabor a ginebra de tu boca.
Me sabes como a guaro de cabeza
a gin con gin o a vermouth y coca.

Una cantina de servida mesa
tu amor de vino mi pasión provoca:
¡Eres copa de ron y mi flaqueza,
mi embriaguez, mi mareo y mi soca!

Deja, mujer, que apure como un trago
de bendito licor, un dulce beso
que en tu copa de labios ya se asoma:

¡Te volveré a beber el otro pago!
Si fuiste cantinera de mi exceso,
hazme el favor, mujer, y sé mi goma.


En Mujer Inn, el juego es sencillo, desde la perspectiva del bebedor, o también, desde el punto de vista de la “cultura del guaro”, sin falsos moralismos, desde ese punto de vista, la mujer comparada con el licor… se ama a la mujer como se ama al licor, o el licor se ama como se ama a una mujer…, una mujer que finalmente, es la embriaguez, no puede renunciarse a ella, su demora, su ausencia, es la goma, la cruda, la resaca de unos besos que quizás no volverán…


CANIBALISMO

Tu forma me provoca las encías
hasta surtir mi boca de deseos,
el estómago brinca en aleteos
presintiendo jugosas ambrosías.


Mi cerebro se cierra a las teorías
de vegetarianos cotorreos;
sucumben en tenaces cosquilleos
penitencias, ayunos, naderías.

Morder tus carnes con furor deseo,
cual si un antropófago bullere
de pretéritos años abstinentes.

Mas no pongas, mujer, semblante feo,
morderte no podría aunque quisiere...
yo uso postizos y olvidé los dientes.


Y la cotidianidad y los lugares comunes en Canibalismo nos llevan a la vieja imagen del amado que en su furor y pasión grita a su amante: - te voy a comer – a besos, o lo que sea y la amante responde desde el lecho: - cómeme – y así, esta imagen relamida en toda tradición poética es llevada hasta la exageración, finalmente, el antropófago se dispone a literalmente realizar el acto devorador, ¿Pero qué le detiene?, esta vez, ha olvidado los postizos, volvamos la metáfora al revés, ¿Será que olvidó el profiláctico?, o para ponerlo en términos más contemporáneos, ¿La viagra?


AMOR DE FUEGO

Tu mirada de llama me calcina
y el calor de tu cuerpo me achicharra.
Si te abrazo transfórmome en socarra
si te beso sale chamusquina.

Eres fuente de nitroglicerina
que mi cuerpo conviertes en chatarra?
¿Soy un hombre - mujer - o una jarra
que en tus brazos de fuego se cocina?

Mas yo vengo dispuesto al asadero.
Sepúltame en tus hornos abrazantes
y comienza, mujer la cocedera,

que si surge un incendio, soy bombero.
Puedo aplacar el fuego en un instante,
si dejas que conecte la manguera.


En Amor de Fuego nuevamente se repite el juego de voltear las metáforas como en Canibalismo, y de jugar con el fuego/amor para convertirlo en imágenes, pero este amante es bombero, lo sabemos en el primer verso del segundo terceto, y ya estamos casi seguros de lo que viene… ¡Hay, y lo era!. Parece sonreír T. Joroba como diciendo: - ¿Vieron mal pensados? Era exactamente ese mal pensamiento…-.

Podrían surgir ahora objeciones, “estos sonetos no son de amor”, “y no son éticamente correctos”. Concedido, pero el autor de estos sonetos sí era éticamente correcto, y si decidió escarbar en nuestra basura, era para mostrarnos lo que nos gusta ocultar, y de qué manera: con bombos y platillos… con sonrisas y gracia.

Y es que quizás, a partir del humor empieza el proceso del autoconocimiento: riéndonos de nosotros mismos. Y mucho mejor: riéndonos de nosotros mismos comenzamos a examinarnos y criticarnos con más honestidad; este examen, puede llevarnos con sinceridad a la renovación y al autoconocimiento, como decía el "Ta-Hio" de Confucio (de quien era ancestro Chico Zúñiga, y por supuesto T. Joroba), Eso sí, sin dejar de sonreír.
Francisco Zúga Díaz

Germán Hernández


12/12/08

"Preguntar al aire" la atrevida aventura poética de Byron Espinoza




Tuve la oportunidad y la dicha de ser uno de los presentadores del libro de poemas Silenciosa de Luz, de Byron Espinoza, aquí lo que dijimos aquel día en la presentación de su trabajo... 

Considero que la presentación de un libro es casi siempre una pequeña celebración. Celebración para el poeta, y para los amigos, inclusive para los incognitos y recelosos que gustan frecuentar los sitios donde suelen celebrarse las presentaciones de los libros.

Y es que las celebraciones son pequeñas apologías y sonrisas, guiños y saludos, son la alteridad y el reverso del libro, es el pequeño instante en que el poeta tendrá toda la atención y su obra estará quizás por única vez en el centro de todo.

Después de la celebración quedan vasos rotos, basura regada por el piso, y la profunda indiferencia que ocurre siempre con la producción poética nuestra. Una indiferencia en la crítica, en los medios de comunicación, en los libreros que deberían vender esos libros, y lo peor, la indiferencia del público.

Cuando se hace un tiraje de 300 ejemplares en este país, se puede estar seguro que el mercado se habrá rebalsado por los siguientes 20 años con esa edición, a no ser que el poeta regale todos los libros, y ocurre frecuentemente, la gente piensa que la poesía es gratis, que no es de nadie y sólo para el que la necesita, y tiene razón, pero el objeto libro es concreto y cuesta dinero y ese sí se debe comprar para disfrutar lo que lleva dentro.

Y a pesar de todos estos hechos, hay gente que se empeña no sólo en escribir poesía en este país, también se atreve a publicarla.

Pero esta noche, lo que ocurre tiene y debería tener otras resonancias…

Byron Espinoza
Byron Espinoza publica por primera vez en el 2006 un breve poemario, Silenciosa de Luz, donde los poemas son brevísimos y lúdicos, es su obra prima y tiene derecho a que sea lo que él quiera, y lo es, y se divierte experimentando, con el verso, con la puntuación, con la imagen… es una primera obra muy elástica y versátil y por supuesto con los errores ingenuos que toda primera obra en un joven poeta tiene, pero lo que es más importante, es que esta primer obra de Byron, inaugura su aventura poética, lo instala como un poeta más y parte de la tradición poética de este país.

Y vuelve ahora Byron, dentro de esa tradición a romperla. Y es que ahora, dos años más tarde el poeta nos viene con su segundo poemario, y saltando por encima de la institucionalidad arterioesclerótica de las editoriales oficiales de este país (Para que no se me acuse de tirar la piedra y esconder la mano, diremos que la Editorial Costa Rica es un buen ejemplo de lo que estamos hablando), y decimos arteriosclerótica pues los libros envejecen por años en los concejos editoriales, y envejecen un poco más en las prensas de las imprentas y finalmente se pudren en las bodegas de las editoriales.

Y Byron se salta esa institucionalidad… y da otro salto por encima de las diversas alternativas editoriales independientes, sí, me refiero a Andrómeda, Perro Azul, Arboleda y otras, que ante la ineficacia de las editoriales oficiales y para romper el círculo hermético de las élites, han dado hoy día a conocer toda una generación de nuevos y nuevas poetas costarricenses que de otra manera quizás no hubieran visto la luz. Este segundo salto es atrevido e irreverente, porque Byron ha decidido que este segundo poemario iría por su cuenta.

En efecto, Preguntar al aire es una obra de artesano, donde todo el proceso productivo, desde escribir la obra hasta convertirla en libro ha sido tarea de Byron, y así nos encontramos ante un hecho nuevo, Byron es escritor y su editor a la vez, y consiente de los riesgos que esto conlleva, riesgos hermosos por cierto, como el acto solitario de escribir sin que nadie te lo haya pedido, el lanzar su anzuelo a la muchedumbre y por supuesto, sacrificarse económicamente sin la complicidad de nadie más. Recuerda perfectamente a Blake, quien hace trescientos años editaba sus propios libros, o también desde la ficción al gran novelista mexicano estadounidense Emmanuel Freeman, en sus Crónicas de las Cosas Perdidas, sobre un tiempo en que la tecnología reemplazaría finalmente al libro y los hombres y mujeres, aferrados a la nostalgia, los hacían manualmente como objetos de arte.

Porque amigos y amigas, Byron pudo haber tomado otros caminos más vernáculos y acostumbrados, por ejemplo: en vez de publicarse un libro, pudo haberse comprado un televisor de Plasma, o una bonita biblioteca para acomodar sus libros, o haberse pagado un club de viajes y pasar sus vacaciones en un resort de playa.

Pero Byron aceptó su propio desafío, con obstinación decidió que su aventura poética, a pesar del silencio y de la indiferencia, lo recorrería a su manera, y por esa razón el nos desafía ahora, para romper con la indiferencias y los gestos amables del público cuando aplaude, por aburrimiento o por buena educación.

Pero refirámonos ahora a Preguntar al aire. Este es un libro maldito, al margen: de los premios y los reconocimientos, del estudio erudito, es un libro prescindible que lo único que busca es cómplices.

Este poemario compuesto por 54 poemas viene en clave de interrogación como lo indica su título, cada poema irá planteando una desde la intuición y la imaginación del poeta, en esto, el lector tendrá la dura tarea de penetrar en el interior de Byron. El mensaje no es diáfano, y se perderá si piensa claves convencionales, no es un poemario sobre los elementos, con lo único que el lector podrá conformarse es con la transpiración atmosférica de las imágenes.

El poeta, igual que en su primer trabajo, busca el sentido de sí mismo a través de la poesía como único vehículo trascendente, por eso le pregunta a los elementos y a sí mismo, una y otra vez por su reflejo, por su carne y por su sangre… parece que existen difusamente referencias a otros, pero muy difusas, la muchedumbre, eructa, grita, escupe, pero no habla, solo habla el poeta cada vez que se interroga.

El efecto final de cada poema es la perplejidad, no es la búsqueda de respuestas, si no más bien el perfeccionamiento de las preguntas.

El elemento más significativo está en la construcción de imágenes y juegos, la yuxtaposición de elementos, en medio de una guerra de aniquilamiento, dialéctica y brutal hasta que los átomos se disuelvan. El poeta aparece en cada poema, haciendo gestos, forzando la lectura, indicando pausas y énfasis, el poeta no quiere desprenderse de cada verso y se lanza junto a ellos, he aquí otra apuesta arriesgada, el lector puede responder airado, puede renegarse, en este sentido, el texto es otra vez simplemente un estadio donde poeta y lector combaten. Entre los aspectos negativos cabe señalar la rigidez formal y la subjetividad intimista.

Y al final está la sangre y la realidad de los dioses encarnados, la poesía como crisol para la inmolación y los espejos espejismos…

¿Qué es lo que grita la multitud? No lo sabemos todavía.

En todo caso, con esta segunda obra, Byron reafirma sus tópicos, insiste en la construcción de imágenes, recarga los poemas de yuxtaposiciones y paradojas, y no deja puertas abiertas ni ventanas mal cerradas, quien quiera penetrar en su poesía, tendrá que entrar como un ladrón, tendrá que habitar este espacio violentamente, de la misma manera en que él se ha atrevido irrumpir esta noche con Preguntar el Aire.

Y antes de que esta celebración termine, y alguien restaure el día con una escoba, sería bueno que nos dejemos llevar por el engañoso entusiasmo de esta noche, y que con saña, nos arrojemos sobre este libro, no me refiero a la gentileza sonriente de llevarse el libro en el regazo, ni a la generosa cascada de sonrisas y palmas, me refiero a que la verdadera solidaridad, o mejor dicho, la única posibilidad de abrir un diálogo con Byron esta noche, será siendo su cómplice, compre el libro sin escrúpulos y tendrá asegurado un pequeño instante de culpa y sereno atrevimiento.

Germán Hernández


11/12/08

Hacia el Sur con Luis Chacón - Reseña -





Luis Chacon. 1986. San José, Costa Rica
Estudia Filología Española en la Universidad de Costa Rica
Talleres literarios: Círculo de Escritores Costarricenses y Libertad Bajo Palabra
Obras Publicadas: El Sur. Ediciones Fecit. España. 2007. Premio de Poesía Ángel Martínez Baigorri de Lodosa, Navarra vigesimotercera edición 2006.



El SUR

Es difícil referirse con certeza a la obra de un autor cuando es tan breve, (un solo poemario con menos de 60 páginas) y cuando el autor al publicar tiene apenas 20 años, es decir, un poeta joven en pleno proceso de formación personal y de su obra.

Teniendo en cuenta esto, es preciso aclarar que todo lo que se diga de Luis Chacón y su obra es por ahora una aproximación y cualquier juicio: preliminar. Con el tiempo deberá ser examinado y revalidado. ¿Hasta dónde llegará? Eso es en todo caso incierto.

El Sur es una obra premiada, en este caso por uno de los muchos premios literarios auspiciados por gobiernos locales en España. La edición es bellísima, viene acompañada de un prólogo del poeta costarricense Mauricio Molina, quien provocativamente sugiere que este poemario nace de la mirada de la cámara, y que no detrás de esta, si no frente a ella, su autor es un extra más tratando de engañar al único espectador que somos todos y que finalmente la mentira fracasa, las palabras van traicionando a las imágenes y como en toda película la farsa muere.

Al final de una primera lectura, el título del poemario nos desconcierta, ¿Por qué se llama El Sur? No logramos asociar este título con el poemario (lo cual no es novedoso, es recurrente que los títulos de los poemarios no aludan a estos, o mejor, la clave que los une, es oscura y borrosa, evidente únicamente para el autor y unos cuantos de sus amigos) la carga semántica que conlleva: El Sur… como hemisferio de la tierra, como los segmentos continentales históricamente heridos, a nuestra América pobre, violentada; a un tercer mundo, rezagado, políticamente incorrecto, económicamente fracasado… cualquiera que sea la imagen que evoque el sur, no se trata de El Sur de Luis Chacón; por otra parte también nos llama la atención el hecho de la sencillez del título, lejano y distante de la rimbombancia con que se suelen titular casi todos los poemarios.

El Poemario está constituido por tres partes: Películas Caseras (15 poemas); En vivo desde Singapur (10 poemas) Los Poemas de Amos Lesbeck (8 poemas).


En la Primera Parte, “Películas Caseras” descubrimos que el eje será el cine, y es evidente en el uso del lenguaje cinematográfico en inglés: slow motion (cámara lenta), flash back (analepsis, vuelta repentina al pasado del personaje), remake (Nueva versión de una película previamente lanzada), soundtrack (Banda Sonora), o haciendo alusiones a filmes: La Guerra de las Galaxias (1977), La Vida es Bella (1997), Lo que el Viento se Llevó (1939), Lo Bueno, lo Malo y lo Feo (1966) , Inclusive a intérpretes y directores: Clint Eastwood (1930), Max Schreck (1879-1936), Steven Spielberg (1946), Luis Buñuel (1900-1983), Natalie Word (1938-1981).

Da la impresión sobre las referencias cinematográficas que el autor posee un conocimiento más bien ecléctico, poco selectivo y sistemático, pero eficaz, especialmente como recurso comparativo, denunciante, un poco a la manera que expone Rafael Ángel Herra: “Las artes pueden dar un estatuto de ficción a lo horrendo, a lo insoportable, a lo feo y monstruoso... Transformados en ficciones artísticas, esos momentos desagradables se estructuran emocionalmente como algo lejano y que no me alcanza en el goce puramente estético más que como fantasía e irrealidad... Lo bello artístico es un artificio destinado a crear artefactos sustitutivos frente a parcelas angustiosas del mundo. Esta sustitución es perentoria y fracasa, puesto que frente a las fantasías ficcionales el mundo se impone en definitiva”

En el Caso de Películas Caseras el juego de la sustitución advierte el fracaso, sobre todo en poemas como 8 Milímetros:

Como si pudieras
encasillar San José
desde esa ventana de bus
ruta Barrio México:

Esa ventana, que es como un filme en 8 milímetros no alcanza para verlo todo, es apenas lo que ofrece, no es el Aleph de Borges.

Y en Corten donde esa ficción sustitutiva busca un paliativo para remplazar la escalofriante realidad fuera del cine.

Entonces cómo se entiende
el no pensar en la película
vista la noche anterior,
donde el héroe conoce a la heroína
y todos son felices
hasta prendidas las luces.

Y en ocasiones la sustitución es a la inversa, como en The Good, the bad and the ugly en que la realidad es demasiado mediocre.

Deberías saber:
en este país,
cuatro asaltantes no hacen un western.

En la Segunda Parte, En vivo desde Singapur, título que nuevamente nos desconcierta, nos encontramos ante un rompimiento, ya no habrán referencias al cine, más bien hay una atmósfera mediática y hastío, los poemas se vuelven iracundos, al joven poeta le atrae Charles Manson, ¿Por qué no Timothy Mcbain? Prefiere a Bukowsky, ¿Por qué no a Nicanor Parra? Más adelante platicaremos sobre la nostalgia y la anacronía del poeta…


De esta sección de poemas rabiosos, nos gustaría señalar tres de ellos:

La raíz cuadrada de 4 no es 2
Casi como si tuviera sentimientos humanos,
el árbol en medio del lugar a demoler,
observa el tractor y comprende
la diferencia entre decir
hoy y mañana.

Este es quizás uno de los poemas más hermosos del poemario, ¿Dónde nos conmueve?, ¿Será en que el árbol siente, realmente observa, realmente dice? en todo caso es un árbol antropomórfico… licencia que se da el autor…

Ulises
Despierta con la primera marejada del teléfono.
Coge las llaves de su Rolls Royce,
maneja hasta la oficina.
Observa trajes y faldas arrastrarse por los pasillos.
Por la noche sueña con Troya en llamas
y Natalie Wood bajo las olas.

Realmente es poco creíble que Ulises teniendo un Rolls Royce lo condujera él mismo y no su chofer, ¿Por qué al poeta le gusta tanto Natalie Wood ahogada (por segunda vez citada en el poemario) y no Jennifer Connelly?

Ejercicios de Cabalidad
Como el niño
que tira piedras
a los pájaros en los árboles,
el transeúnte da cuenta,
demasiado tarde,
del conductor que escogió ignorar
la luz roja.

Permítanme sostener la siguiente interrogante: ¿Serán más bien los pájaros y no el niño, quienes dan cuenta que es demasiado tarde?

En esta segunda sección de El Sur, el poeta hace catarsis, hace rabietas, y no se contiene.
En la tercera sección del poemario, Los Poemas de Amos Lesbeck, donde nuevamente el título nos deja a oscuras, en algunos casos los poemas tienden a la trascendencia que supone el aplastamiento de la realidad, tal es caso de “Del Diálogo sostenido Entre Don Quijote de la Mancha y su Escudero Sancho Panza”:


La vida es un cuadrilátero.
A veces es menester que nos muelan a palos,
Sentirnos como Muhammed Alí en Zaire contra molinos de viento
o como Rosa Parks enfrentando leones, no olvidemos que
de cautivos se tejió la tumba donde enterraron a Martí.
Ven amigo Sancho
abandona el traje de huesos,
la desnudez inherente de Teresa,
el fuego y los fuegos de estas paredes malditas.

Y donde vale resaltar el hecho de que este Quijote no habla desde algún lugar de la Mancha, sino desde lo contemporáneo, sin embargo, a pesar de este recurso, parecen un poco relamidas y clisé, las referencias a la vida como un cuadrilátero, o los molinos de viento. 

En oposición a esa visión optimista, en el poema “Pol Selán” más bien, se da el lamento de haber llegado tarde, a la vida, al amor:

Al final sólo para descubrir
que hemos llegado tarde a la oficina
al médico
a tu corazón
y todo como ponerle un cerrojo
a tu ataúd y hacerlo pequeñito
echárselo en el bolsillo
y luego llegar tarde al café
a nuestras citas
pero con un pedacito de vos
y este pedacito de vos
con un frío que es como el Sena
y siempre tarde
siempre tardamos demasiado
y ahora nieva
quien lo diría pero
no neva.

En este texto homenaje al poeta alemán, se diluye la experiencia particular de este con la del poeta, con la del lector.

Pero queremos advertir que en este último apartado del libro dos poemas sobresalen por encima de todo el conjunto, se trata de


“Situaciones”
No hay nada que se pueda decir de vos
te emborrachás después de tres
o cuatro tragos
intentás conversar pero no conversiona
y caminás a casa solo, pensando
en la chica de la barra
la canción de la rockola
y en tu padre y sus zapatos gastados
está viejo tu padre
sentiría vergüenza de vos
de tus problemas reproductivos
de tu necedad a escribir borracho
de tristeza sin nada que decir
(un lapicero no habla y si hablara
tampoco tendría nada que decir)
y vos pensás que es mejor
y en cómo querés a tu viejo
aunque esté decepcionado de vos
pero ya mañana es otro día
habrá ropas autos lágrimas
y todo estará tan bien como caminar a casa solo
donde ahora nadie te espera.
y “Monos Logos” 

La voz de mi conciencia tiene acento argentino. “Claro, claro, che” me dice entre el cuarto y el quinto whisky. Luego cuenta chistes para reírme de los curas o los notarios. Le guiña el ojo a las muchachas en falda. Se esconde en los bikinis lo días soleados. Despierta antes que yo. Come bien, hace ejercicio. Contesta los correos de sus amigos. Un verdadero caballero

Y sobresalen por la eficacia coloquial con que se escribe, donde el yo lírico se expresa con sencillez y franqueza, sin la mediación del cine, u otros poetas, breves lamentos, pero donde se siente un mayor desarrollo del texto, donde parece que el poeta al escribir sobre lo que siente comienza a fluir, auténtico, transmitiéndonos como una atmósfera diáfana este estado de la situación particular, y por eso humana. Sin embargo también, sentimos ese exceso en los poetas jóvenes costarricenses por apologizar sobre el licor, o las drogas, etc., esa obsesión por poner en el centro de lo cotidiano una pequeña arista de la realidad.

En términos generales, El Sur es un poemario bien escrito, como primer obra de su autor refleja más las preocupaciones, influencias y sus lecturas (no solo las escritas) un texto como dijimos al inicio ecléctico, y esto nos lleva a referirnos al hecho de que percibimos cierta anacronía en los motivos y referencias de los poemas, el poeta tiene la vista en un cine que nunca fue a ver a los estrenos e ignora el cine de su tiempo sobre el que no dice nada para bien ni para mal; esto mismo se refleja en las referencias a Nathalie Wood o Muhammed Alí, o Charles Manson… se escribe sobre lo mitificado previamente, y no a la inversa, cuando el poeta mitifica el presente y lo proyecta.

En este sentido, nos preguntamos sobre la vigencia de Charles Manson, Fundador del grupo La Familia que perpetró varios asesinatos inspirados supuestamente por una canción de los Beatles sobre un parque de diversiones “Helter Skelter” y que el poeta dedica un poema “Charles Manson Canta Helter Skelter”. ¿Por qué justamente hoy que se libra una Guerra en el Medio Oriente, y fanáticos ultranacionalistas como Timoty McBain quien detonó una bomba en un edificio público en Oklahoma USA, matando más de 100 personas o ciudadanos comunes norteamericanos defienden su frontera de la “invasión hispana” es decir, eventos que afectan directamente nuestra realidad inmediata, no se reflejan en El Sur de Luis Chacón, y buscamos sin encontrar la conexión de Charles Manson con ella? ¿Qué significa Charles Manson para nosotros? ¿Acaso no es solamente un “psyco” sobredimensionado mediáticamente al estilo del “enterteinment” yanki?. 

Nos preguntamos por poemas como “Poemas de Max Schreck” ¿por qué Max Schreck y no cualquier otro? ¿Qué tienen de singular esos poemas que no aluden a nadie más? ¿Por qué no el Gary Oldman de Drácula de Coppola, al menos más contemporáneo? Es decir, lo crucial en nuestras interrogantes, es ¿por qué este y no cualquier otro?

Quizás es que el poemario surge de una subjetividad muy propia, del asombro y las influencias del autor, pero vagamente resignificadas, veamos:


2.
El Recuerdo
No es sino un nombre
En una larga lista de créditos

Luis Chacón
El brevísimo poema anterior, un poco a la manera epigramática, ¿acaso tiene un significado oculto si es de Max Schreck? ¿O es pura arbitrariedad del poeta? Y esta fórmula, en que los poemas se resuelven en forma enigmática es recurrente en poemas como : Metafísica, Créditos Iniciales, Secuela y el muy bien logrado Soundtrack para una comedia romántica para citar solo unos ejemplos.

En definitiva El Sur es un texto demasiado íntimo todavía para trascender de lo particular hacia lo universal, y no es por que los temas y motivos de los poemas no sean universales, si no que su interpretación o versión de parte del autor es demasiado personal, no logran siempre interpelar al lector a quien no le queda otro recurso que señalar los logros y virtuosismo del ejecutante, sin comprometerse plenamente con el contenido de su música.

Germán Hernández