Dentro de la bibliografía de
Faustino Desinach, encontramos poesía: “Itinerario Sexual” 1998, “Coffee Sex”
1999, “El bulevar de los infieles” 2000, “Puerto de pasiones” 2001; en novela:
“Efectos personales”, 2009; y más de 40 exposiciones fotográficas. Balada
clandestina, es su primer libro de cuentos, el cual fue galardonado con el
premio nacional Aquileo Echeverría en el 2011.
Es discutible considerar “Balada
clandestina”, y los 22 relatos que lo componen tan solo como un cuentario. La
imbricación de sus textos, narrados en primera persona por su protagonista
Vinicio del Gato, y el entorno físico y metafísico en que transcurren, los
fusiona de tal manera, que no parece posible que se puedan desprender, y al
final sentimos que hemos leído una novela. Desde luego que estas etiquetas poco
interesan. Tampoco son relevantes otras etiquetas, en el sentido de que se le
llame “realismo sucio” o “gótico
tropical”, (ambas se repelen formalmente),
y en particular, tampoco definen enteramente este singular libro.
Quizá lo que más nos ha gustado sea
su narrador, su constante interpelación al lector, la soltura y candidez con
que se dirige a este, y pese a que Vinicio del Gato, es definitivamente un
personaje sórdido y estrafalario, no parece en su modo de platicarnos, que
intente “aterrorizarnos” o “espantarnos” con las situaciones que narra, por el
contrario, su franqueza escapa a cualquier auto justificación, se muestra tal
cual es, sobreviviente de una orfandad angustiante, de una adultez relajada y
andariega, pero benigna; Vinicio del Gato no nos plantea que el mundo es
terrible, o que su modo de ser sea el mejor, no señala en contra de nadie, es
un buen conversador con el que nos encantaría contar historias y anécdotas toda
una noche en un bar tranquilo, anécdotas y relatos como los que nos cuenta en “Balada
clandestina”.
Volvamos a la tesis del
“cuentario novelado”, El libro está dividió en cinco secciones (o capítulos) más o menos homogéneas
temáticamente o que se ubican en algún momento de la vida del narrador; la
primera es “Berenice” donde desde el
texto llave “Mi Berenice”, recorrerá transversalmente a todos los demás,
ahí comienza nuestra empatía por el protagonista, relato en caída libre,
intenso, arriesgadísimo también, pues estuvo a punto de quedar en nada, de
destrozarse en su vuelo suicida, cuando inserta en su desenlace sendas páginas
(págs. 34 y 35) de una especie de monólogo
lírico, chicloso, retórico y cursi; algo que vuelve a ocurrir por un momento en
el cierre del texto “Ultima noche” (págs.
48 y 49) salvo estos dos lunares, el resto del libro transcurre diáfano, parco,
pero eficaz alrededor de los escenarios principales de los cuentos: la ciudad y
el mar y , el espacio interior del personaje central, su vinculación metafísica
con la memoria de Berenice, su ausencia reflejada de manera psicosomática como
en el texto “Migraña”.
Faustino Desinach |
La segunda sección “Los niños y la tía mala”, relatan el
duro aprendizaje del protagonista, la sobrevivencia en un entorno de orfandad y
carencias afectivas y materiales, la vinculación entre lo real y lo imaginario,
la búsqueda de una madre muerta “Debo decir también que muchas veces, en voz
baja, les pedía a los muertos: -Si ven a mamá, por favor, díganle que venga por
mí… Pero como ustedes ven, nada que me jaló mi vieja. Ni el resto de mis siete muertos que me
acompañan ¿Será que yo estoy muerto y ustedes me imaginan?” (pág. 56) Los
muertos de Vinicio comienzan a desfilar por el texto con total libertad y
soltura, el Dr Moreno Cañas (pág. 37) Sor María Romero (pág. 56) o acaso serán
evasiones, salidas ante una realidad aplastante, y el sometimiento cruel hacia la
Tía Mala y el Tío Lucas. La justicia no vendrá en todo caso desde lo exterior,
tendrá que ser el resultado de la propia voluntad del personaje, como se
describe en el texto “María Motetes”.
En la tercera sección que no por
nada se llama “El gran escape”
pasamos del Vinicio del Gato niño al adulto joven, el que vive de hacer
artesanías y acampar en el mar, el que es arrastrado por su época y donde
conoce por fin a su Berenice, la concreta. Hacia el final de esta sección,
encontramos en textos como “Hay alguien
más”, lo que será la tónica del resto del libro, relatos breves, más que
nada anécdotas que cuenta el protagonista, como los de la cuarta sección “ Cocaína”, donde en efecto
aparecerá esta y otras drogas, pero también la vida en el mar, las curiosas
relaciones de los singulares acompañantes de Vinicio del Gato. Finalmente,
cierra el libro la quinta sección “Baladas pendientes”, donde el protagonista
retorna a lo metafísico la memoria persistente de su amada.
Si no fuera por la singularidad
del narrador protagonista, posiblemente muchos de los textos narrados no serían
más que anécdotas dispersas; Faustino Desinach primero hizo un personaje, para
narrar sus cuentos, y una vez narrados podemos comprenderlos desde que
perspectiva de quien los cuenta. La locura o el encanto de Vinicio del Gato pueden
gustarnos o chocarnos, pero también nos hace sonreír, o tragar grueso. En un
texto que apela a un lector en cada página, en cada inicio de cada texto,
necesariamente está exigiendo una réplica, un juicio, una actitud, u otra ronda.
La fantástica realidad de un
hombre enamorado de un fantasma, que no parece distinguir entre lo concreto y
sus delirios, nos dice mucho de su manera de constituirse y vagar por la vida.
Con este libro, su compañía deja de ser trágica, dolorosa sí y también
afortunada.
Un libro que se disfruta y que
hiere.
Germán Hernández
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