20/3/10

Reflexiones en torno a una ética mundial para la economía en Hanz Küng


1. La Globalización y las Promesas Incumplidas





Anteriormente habíamos puesto a colación Hanz Küng a propósito de la “Éthos, y la Regla de Oro”; quisiéra ahora exponer en estas notas algunas de las observaciones que hace el teólogo suizo respecto del papel de la ética en la Economía, la cual considera indispensable. Más adelante, pondremos en contraste algunas de estas observaciones en el marco de la actual crisis financiera internacional y cómo ésta es el resultado de una voracidad incontrolable.


Tenemos que partir de antemano con el siguiente presupuesto: La Economía está en bancarrota en su afán de querer reducir axiomáticamente fenómenos sociales y económicos cuya complejidad escapan a su análisis y pretensiones de previsibilidad.


Lo anterior es indispensable para comprobar que existen en la economía una serie de promesas perdidas que tienen que ver con la acción concreta de diversos actores económicos y no solamente con presupuestos ideológicos. La práctica económica ha sido lo menos ortodoxa en su aplicación muy al contrario del discurso de sus seguidores. Los mercados han sido libres en tanto responden a las expectativas de las transnacionales y tan regulados cuando dichas expectativas no han madurado o bien han fracasado. Existe una sutil diferencia entre “regulación” y “distorsión” que es casi eufemística.


Consideramos que el ejercicio económico ha sido pragmático, y se ha acomodado a las circunstancias inmediatas ante su fracaso de más largo alcance; consideremos por un momento la crisis financiera internacional y los inmensos – por una parte – fondos de capitalización para sacar a flote diversos entes bancarios, aseguradores, etc. – pero insuficientes - por parte de gobiernos pretendidamente liberales como los de la UE, USA y China .


Ante procesos que parecen rebasar cualquier acción local y que afectan globalmente, es válido preguntarse cuál es el peso de nuestras economías en este proceso y cuáles serían los modelos apropiados que orienten la política económica local y global, por lo que procederemos a examinar lo que nos plantea Küng.

2. La Globalización

En el largo proceso histórico de mundialización hasta el presente conocido y experimentado como Globalización, Küng lo caracteriza de cuatro maneras distintas:

a. La Globalización es inevitable. Visto así, no caben elecciones, ni conjuras ni conspiraciones, los desarrollos tanto en los países industrializados y no industrializados, deben responder a una economía más entrelazada, facilitada por la tecnología, particularmente en las nuevas comunicaciones. No es posible revertir este proceso ni aislarse de él.

b. La Globalización es ambivalente. A veces provechosa, pero capaz de crear desajustes profundos. Las grandes corporaciones transnacionales aprovechan muy bien la mano de obra barata de los países en desarrollo, crea nuevos puestos de trabajo, pero también los destruye, quiere decir esto que presenciamos una transferencia de mano de obra; un ejemplo paradigmático es Centroamérica y México, crear miles de puestos de trabajo en las maquiladoras y ensambladoras satisfizo la demanda y reducción de costos de las transnacionales, pero también provocó la destrucción de empleo en sus países de origen y por mucho que se quiera alabar la creación de empleo en nuestras economías, este supone un desplazamiento de la mano de obra disponible en actividades tradicionales destruyendo empleo y al no poder absorber la mano de obra disponible ha desatado una inmensa migración de mano de obra hacia los países industrializados que puede contarse por millones. Complementariamente, las políticas agrarias de los países industrializados hacen inviable las economías tradicionales en los países en desarrollo, África es ejemplo de ello. Adicionalmente, se pueden constatar los efectos ambientales; estamos convencidos que las epidemias estacionales y el calentamiento global son apenas el comienzo de diversas amenazas a la vida humana y del planeta, no sabemos nada sobre los efectos de nuestras acciones, para citar otro ejemplo: en un instante a todos nos parecía magnífico la generación de agrocombustibles y en un instante descubrimos que para llenar el tanque de un auto económico (para un rendimiento de unos 400 km) se necesita cosechar el mismo maíz que una familia guatemalteca necesita para su consumo en un año. Y más dramático aún, la hambruna global de 2008, no por escases de alimentos, pues se cuenta con las reservas de alimentos para nutrir a la humanidad y a pesar de ello había hambre. Finalmente, al igual que se globalizan los intercambios de capital, de personas y de mercancías, también se globalizan las mafias y el crimen organizado, la lista podría continuar.

c. La Globalización es Impredecible. Las previsiones condicionadas de la economía, son incapaces de medir el logro de los efectos buscados, y mucho más de los no buscados, esto también tiene que ver con los politólogos, así que en términos de política económica, nadie pudo prever: El fin de la URRS, la caída del Muro de Berlín, la actual Crisis Financiera Mundial, la fiebre SARS y la HINI, La hambruna de los países en Desarrollo, etc. Sin salirnos del objeto de estas notas, parece que a las ciencias políticas y económicas les está haciendo falta un evidente examen epistemológico y un profundo replanteamiento de sus axiomas básicos, si es que quieren responder a la realidad y no a sus modelos teóricos.

d. La Globalización es Gobernable. Ciertamente la globalización no es un fenómeno natural como la ley de la gravedad, responde y se comporta en función de decisiones humanas, como tal, se supone que es gobernable, es decir, se puede intervenir y encausar. Pero se debe de tener en cuenta ciertas condiciones: la gobernanza no implica solo decisiones de tipo técnico-económico, también incide en ella las decisiones políticas, sociales y culturales, y estas implican cuestiones éticas que las rijan.

3. Cuando los Modelos no rinden

Ocurre que los diversos modelos de organización de la sociedad responden a unas determinadas metas, el camino por recorrer para alcanzarlas es errático, es decir, que sus resultados de largo plazo son inciertos. Se puede graficar en una pizarra, pero es mucho más difícil de concretar en la realidad. El Socialismo Real da cuenta de ello, El Estado de Bienestar de los países Nórdicos también, y la Economía de Mercado está pasando ahora por una serie de crisis que obligan más que nunca no solo a acciones “estabilizadoras” como las que se están implementando, sino también a profundos cambios de rumbo y de método. ¿En dónde quedó la Ética en todo esto? Nos adelantaremos a observar lo siguiente: Conscientemente o no, intencionalmente o no, toda acción humana comporta una ética y unos valores.

La economía liberal propuesta por Milton Friedman, se ha basado en tres principios fundamentales: A. Libertad del Individuo para sin coacciones externas, persiga libremente sus intereses económicos. B. Libre Mercado, donde actúan los sujetos económicos racionalmente, cuanto más libres se irán dando automáticamente la dirección de los procesos económicos mediante la competencia y C. Inhibición del Estado, a este le compete la defensa y el orden del país, garantizar la protección de los ciudadanos y garantizar el libre desarrollo económico, sin afectar en ámbitos donde solamente el mercado interviene: precios, créditos, infraestructura, negocios, producción, etc., es decir, el Estado está fuera de cualquier decisión económica.

Este modelo radical de Friedman está ampliamente reconocido y aceptado por muchos políticos y economistas, a pesar de la crisis y de sus acciones , y es cuestionable por su contenido ético, ¡Pues lo tiene!. Según Friedman, la libertad suprema del Individuo no está coaccionada por nada, independientemente de sus fines egoístas o heroicos, salvo por la libertad del otro, según esto, el acento ético y su valor supremo es la libertad al que todos los demás valores deben subordinarse.

Estamos entonces ante una escala de valores, “dime cuál es tu valor supremo y te diré quién eres”, si existen unos valores que se pueden subordinar a otros, entonces existe la posibilidad de justificarlo todo en nombre de esa escala de valores, a fin de cuentas “la historia (más bien un futuro lejano) me juzgará, y no estaré ahí ver si me condena o absuelve”. Insistimos, nadie dice que la ética no es importante para la economía, y mucho menos nadie dice no tenerla, verdaderamente estamos en un callejón sin salida.

4. La Responsabilidad de cada quien

Las llamadas a la moral, tienen un efecto limitado si no van unidas a las acciones políticas, así, la exigencia y redefinición de deberes sociales y ecológicos globales de la economía suponen unas motivaciones éticas sobre otras. Existe sin duda suficiente material para orientar un reordenamiento mundial y de la economía bajo ciertos determinantes éticos y metas, contamos con declaraciones y documentos emitidos por las Naciones Unidas, por Instituciones Religiosas y confesionalidades de millones de seres humanos diversos que coinciden sobre las mismas metas y necesidades de una sociedad que respete la vida, el respeto a los derechos humanos, la conservación del ambiente, que promueva el comercio justo; etc. Es decir, ya existe el contenido básico, lo que no hay es el aparato coercitivo y/ó capaz de exigir y/o persuadir para su cumplimiento.

En todo caso, las normas éticas no son soluciones fijas e inmutables, y difieren de una nación o cultura a otra, y de un tiempo a otro. Es lo que Künz denomina: Variables Éticas, pero también existen Constantes y hay que atenerse a ambas para no caer en los extremos de un fundamentalismo que solo ve constantes morales, o por el contrario en un relativismo que solo ve variables morales.

En primer lugar, Künz propone: que no hay soluciones éticas simplistas: Dios o Mammón, que no es un asunto de idealismos y convicciones si descuidan la realidad económica. Puede ser evidentemente deseable la prohibición bíblica del cobro de interés, pero no es viable en las actuales circunstancias. No bastan las buenas intenciones y el pietismo, si no se actúa responsablemente ateniéndose a los efectos secundarios no deseados de sus actuaciones, entonces quien actúa lo hace de manera irresponsable y culpable; para cualquier valoración, los motivos y los resultados deben ser inseparables.

En Segundo Lugar: No hay soluciones económicas realistas vacías y sin convicciones, el análisis económico no se puede basar únicamente en el éxito económico basado en la utilidad y que santifica los medios para obtenerla. Ante esto, tal parece indispensable imponer límites a las acciones bajo cualquier motivación, bien intencionada o no, egoísta o no, con tal de preservar a los seres humanos y el planeta de la explotación y el abuso. Una consideración complementaria que tiene que ver estos ordenamientos ético-políticos, es la odiosa práctica de aceptarlos en ámbito nacional pero se rechazan para él ámbito internacional. Es decir: es muy malo que mis productos sufran toda clase de obstáculos para llegar a los mercados internacionales, pero no lo es tanto cuando impongo esas medidas a los productos que ingresan. Resulta indeseable cómo China manipula su moneda e inunda su mercado de crédito blando, pero sí conviene que yo refinancie mi sistema financiero artificialmente. Con este tipo de incongruencias, es imposible mantener un acuerdo y de manera infalible justificar la intransigencia: “ellos dispararon primero”.

En tercer Lugar: Debe tenerse como fin de la economía garantizar las condiciones básicas de la vida humana y del planeta y responder a esta pregunta: ¿Es indispensable para la supervivencia humana la maximización de las ganancias? En todo caso las ganancias pueden justificarse éticamente siempre que estas no afecten valores superiores (la vida humana), pero no siempre es sencilla la verificación de cada caso concreto según estos principios éticos, parece necesario de otros ordenamientos políticos. ¿Pero, será acaso necesario otro acuerdo de Naciones Unidas, otro Concilio Ecuménico, cuando en principio todos estamos de acuerdo en lo mismo?

5. Las Empresas y sus Valores

Las Empresas desean un Estado Regulador, que intervenga activamente en ciertos aspectos macroeconómicos y sociales, eso sí, sin afectar para nada los aspectos íntimos y microeconómicos de las Empresas. Veamos, es rutinario observar manifiestos y declaraciones de los sindicatos de empresarios sobre temas como: la inversión pública en obras de infraestructura, carreteras, puertos, aeropuertos, etc. La inversión social en educación, seguridad y estabilidad política para un buen clima de inversión y negocios, un buen desempeño macroeconómico, previsibilidad de los principales indicadores, etc. Todo esto en nombre del beneficio común, eso sí, un beneficio común que no cueste, que no implique cargas tributarias, ni sistemas de solidaridad que distorsionen la cuentas de las Empresas. Pero en general ellas manifiestan igual entusiasmo e incluso alaban sus acciones, pues las consideran encaminadas hacia valores dirigidos hacia el bienestar de la sociedad, los derechos humanos, etc., Los hechos negativos siempre son aislados, obra de algunas “manzanas podridas”. No del modelo en sí mismo.

En este sentido, no hay discusión por parte de las Empresas sobre la solidaridad, la necesidad de la participación estatal, la seguridad social etc., todo se empantana cuando hay que discutir cuánto hay que comprometer. Es como si de manera simultánea se dieran dos modelos económicos: en la superficie un modelo donde el Estado interviene, siempre que sea como paraguas para el otro modelo, de libre mercado, las consideraciones éticas no están en disputa, mientras no contradigan el desempeño económico de las Empresas. Los sacrificios tendrán que hacerlos otros.

Llegamos a una situación inviable: No es posible un modelo “Todo Estado”, porque este no cuenta con el consenso social necesario, Ni las empresas están dispuestas a financiarlo, sacrificando intereses, ni las Familias pueden soportar esa carga, primero porque ya desfallecen con el aporte que hacen, segundo porque han perdido confianza, ya nadie cree en las promesas, impregnados de un realismo fatalista, cada quien es dueño de su destino y no espera un punto de apoyo ni lo ofrece. El hombre libre que proponía Friedman, tiene que enfrentarse además como consecuencia indirecta, a la más profunda soledad existencial y material.

¿Se pueden posponer los proyectos particulares en nombre de la construcción de una plataforma que permita a largo plazo la sustentabilidad de las generaciones futuras y el proyecto de nación? Desde luego que sí, pero no me lo exijan a mí, parecen decir las empresas, para eso están las hordas proletarias, así se ha construido “el milagro” económico en China y aparenta funcionar.

Cada vez que se determina proteger a los trabajadores, el ambiente, o contribuir para la realización de obras para mejorar la infraestructura, el empresario replica: ¿Cuánto me costará? A veces las empresas están dispuestas a asumir el pago del peaje, para continuar su rumbo, pero nunca para desviarse de él.

6. En Tiempos de Crisis

La satisfacción inmediata de necesidades en situaciones apremiantes, está movida muchas veces por la desesperación y no por el egoísmo, todo se puede justificar en nombre de la necesidad cuando solamente quedan pérdidas, el caso más evidente ha sido la reciente Crisis Financiera Internacional, ninguna objeción ideológica, si no puro pragmatismo y necesidad justifican la “insostenible” ayuda estatal al sistema financiero y el llamado a la prudencia, una “coacción” estatal también impensable en buena teoría neoliberal.

Un acto desesperado es prenderse fuego o lanzarse desde la azotea de un edificio cuando el precio de las acciones bajan y el hombre libre, pero solitario también se enfrenta ante la bancarrota, su acción es moralmente injustificable, porque de algún modo está rechazando las reglas que a si mismo se impuso, igualmente injustificable desde ese punto de vista, es la revitalización de su corporación con una inmensa capitalización, pero en tiempos de desesperanza, todo es justificable, incluso saquear el negocio del carnicero egoísta que propone Adam Smith. El interés egoísta de Smith tiene matices, es funcional siempre y cuando no prevalezca el egoísmo de ninguno sobre otro, de lo contrario, estaríamos desatando ahora sí: una carnicería.

En el caso de Costa Rica las medidas financieras fueron: Estricta supervisión de las entidades financieras (para evitar la lasitud del crédito y evitar el desfinanciamiento) y por otra parte, refinanciar la banca estatal (al menos para crear ahorro ficticio). Nada de cargas tributarias a las rentas que puedan desestimular la inversión, y finalmente, la socialización de las pérdidas, parcialmente implementadas mediante la flexibilización laboral, pero ninguna de estas medidas se estima permanente, ni se apuesta a un cambio estructural. Es mientras pasa la tormenta.

La actual Crisis Financiera Internacional, parece indicar que las ganancias deben planificarse con probidad y que buena parte de estas deben servir también como colchón para los tiempos difíciles; la discusión pesa entonces en a quién corresponde la gestión y administración de esa riqueza, si al Mercado o a los Gobiernos. Por una parte, el Mercado no se autoregula, no piensa, no toma decisiones, porque no es una persona; desde luego los Gobiernos tampoco son personas, pero al menos representan el consenso de las mayorías, pero carecen de confianza, nunca antes ha existido una mayor desconfianza como ahora hacia las instituciones políticas; igualmente es evidente su fragilidad y estabilidad .

7. Todos deben de ceder en algo.

En una sociedad global, donde las crisis, las pandemias, las hambrunas, los negocios y prácticamente todos los fenómenos sociales impactan de manera global, y cada vez más conscientes y mejor informados de estas relaciones y sus efectos, por conciencia estamos obligados a enfrentar la globalización de manera responsable. Para los diversos grupos sociales está claro poner un acento ético en las prácticas que contribuyan en la formulación de políticas que permitan la realización de una sociedad más equitativa, y sustentable para la vida de las personas y el planeta.

Ninguna corporación hoy en día se considera ajena a la necesidad de mejorar la vida de sus clientes, trabajadores y accionistas, compartiendo con ellos el bienestar que han creado. (al menos en su discurso y estrategias de mercadeo). Por eso se les ve con recelo y desconfianza. También los Estados y Gobiernos deben administrar no solo un déficit fiscal y comercial, también tienen que administrar su déficit de confianza, hoy más que nunca, nadie se siente dispuesto a ceder más de lo que ya ha cedido, sin ver algún resultado satisfactorio. Finalmente, las organizaciones y movimientos sociales perduran en el mantenimiento de su status quo o lo que les queda de ellos.

Asistimos a una sociedad fracturada, donde difícilmente se pueden construir consensos mínimos. En principio los contenidos éticos están dados y nadie parece contradecirlos, lo que se ha vuelto inviable es la manera de implementarlos. No debería continuar por más tiempo la confrontación reduccionista entre “los capitalistas salvajes” y los “socialistas trasnochados” sin reconocer al menos los diversos matices entre unos y otros, y sus interdependencias, asociaciones, y relaciones de cooperación y no únicamente sus espacios de disputa. Para ceder debería existir al menos la capacidad y empatía para comprender la circunstancia del otro y su validez parcial. Al menos hay que reconocer que el “otro” juega un papel más importante que simplemente estar ahí para llevarse la culpa de todo.

Las preguntas fundamentales de la Economía no han variado: ¿Qué producir?, ¿Cuánto Producir? y ¿Para quién? Pero quizás sí han variado las respuestas, y para poder responderlas eficazmente, muchos de los instrumentos técnicos de esta ciencia deberán ser examinados de manera rigurosa, metodológicamente y puestos a punto.

Ya sea que la economía se aproxime a la ética, como propone Zen, los verdaderos cambios se implementarán en la vida cotidiana de las personas; no existen soluciones inmediatas ni simples, porque por una parte hay que resolver rezagos históricos, y por otra parte darles sostenibilidad en el tiempo, y el presente es muy corto para ello, pero la urgencia de desplazar la utilidad, como el fin último de la economía sería un buen comienzo, así quizás la crisis se replantearía otros desafíos distintos, ya no solamente el asunto del “Crecimiento de las economías”, o la cuestión del Crédito para la Inversión, si no también qué se hará con los “empleos perdidos”, con los proyectos particulares de las personas y las promesas incumplidas.


Germán Hernández.



3/3/10

De por qué Matamos a nuestras mujeres



Estimado Profesor Corazón, le deseo que esté muy bien usté al lado de todos sus seres queridos y que publique mi carta para que todos los que juzgan a los que estamos como yo encarcelados comprendan por fin por qué matamos a nuestras mujeres.


Y es que la gente no sabe lo que se sufre desde la cárcel, sabiendo que la mujer que amamos está muerta y nuestros hijos en casas de parientes o extraños, solos, creciendo lejos de uno, yendo a la escuela sin comprender por qué están solos, por qué su madre está muerta, por qué su padre está en la cárcel.

Pero sólo uno que ha amado verdaderamente, que sabe lo que es sacrificar hasta a su propia madre, a los amigos, por el amor de una mujer que no merecía ese amor verdadero y auténtico y lleno de sacrificios, porque yo no tuve las comodidades ni las oportunidades que sí tuvieron los que me acusaron y me juzgaron Profesor, porque yo tuve una vida muy difícil desde pequeño, y a los quince años ya era peón de construcción, y para los que no lo saben, no hay nada peor en este mundo que ese trabajo, por que cuando uno llega por primera vez a trabajar lo ponen a mezclar piedra, arena y cemento todo el día, desde que llega uno a las seis de la mañana hasta que sale en la tarde, haciendo mezcla y paleando, y cuando no es eso es zanjeando para chorrear la mezcla, es el trabajo más duro que existe pero fue así como conocí a la madre de mis hijos, trabajando, era una muchacha de lo más linda, que pasaba todos los días en la mañana para la escuela, si usté la hubiera visto con su bulto en el hombro y caminando con sus compañeritas de la escuela y me dije que la esperaría, porque estaba muy joven, apenas 13 años, pero yo la esperaría a que cumpliera por lo menos los 15 porque el corazón a uno no lo engaña Profesor, el hombre pone la confianza en el hombre, pero se equivoca, pero cuando el hombre pone su confianza en el corazón no se equivoca nunca.

Y así conocí a la madre de mis hijos, y esperé hasta que me decidí a hablarle, y pedí la entrada en su casa, porque yo la amaba y yo no era como esos hombres que solo les interesa una cosa y cuando la tienen dejan a las muchachas tiradas y se olvidan de ellas, porque yo no soy así, yo la había esperado por tres años y cada noche pensaba en ella y quería darle mi amor, quería que fuera la madre de mis hijos.

Y así entré en aquella casa y fuimos novios y al tiempo nos fuimos a vivir juntos y como yo quería hacerla feliz y darle todo, entonces me metí en negocios con unos hermanos de ella, pero todo me salió mal porque al final resultaron muy vagos y perdí todo lo que había invertido y empezaron los tiempos difíciles y acababa de nacer mi primera hija que era toda mi vida y era igual a la mamá. Yo la pulseaba, pero todo lo que hacía salía mal, por las envidias y las malas influencias de la gente me salía mal, fue entonces que me salió un trabajo fuera de San José, tenía que irme lejos, pero me sacrifiqué por ella y por mi hija y por el hijo que ella llevaba en su vientre, entonces tenía que ir a jornalear en ese proyecto turístico Papagayo, y duraba hasta un mes fuera de mi casa, ese fue mi peor error, por que como dicen, cuando el gato no está los ratones hacen fiesta, y empezaron a rondar por la esquina como dicen montones de ratas, y la madre de mis hijos cuando se vio sola y sin control comenzó a salir a bailes y fiestas con unas primas de los más liberales y hasta supe después por cosas que me contaron los vecinos que hasta dejaba solos a los chiquitos por irse de fiesta y quien sabe que más y yo profesor guardaba silencio, comprendía lo que estaba ocurriendo pero lo soportaba, porque cuando volvía a la casa todo volvía a estar en orden y un día que venía de regreso la madre de mis hijos quiso hablar conmigo y me habló de cómo habían cambiado las cosas, que ya no era lo mismo y yo le pregunté que si había conocido a alguien…

Pero ella me juró por sus propios hijos que nunca, que jamás, pero que ella necesita un espacio, que quería volver donde los papás y que no quería estar sola, y lloré esa vez, porque ella no podía ver todo lo que hacía por ella y por mis hijos Profesor, no comprendía todos los sacrificios que estaba haciendo por ellos, por eso no la dejé irse, hablé con su familia para que la hiciera entrar en razón y por fin recibí su apoyo, pude partir nuevamente a mi trabajo, recuerdo esa última noche, cuando besé a mis chiquitos en su camita y me despedí de ella para partir de nuevo a buscar el pan de cada día.

Estimado profesor, yo no recuerdo qué fue lo que ocurrió aquel día. Cuando uno está fuera de la casa, extrañándolo todo, el plato de comida preparada por ella, su cuerpo junto al mío en la cama cada noche, el llanto de los niños llamándola en las madrugadas, no me acuerdo, pero cuando volví a la quincena siguiente no estaba ella, ni estaban los chiquitos, y fue como una puñalada en lo más profundo de mi alma, por que el verdadero amor siempre espera profesor, por que el océano infinito de la distancia se achica cada vez que pronuncio su nombre, y salí a buscarla a todas partes, la busqué sin comprender el significado de los rostros, en las casas de familiares amigos y conocidos, en nuestra casa, ahí la busqué en la ropa que había dejado, en las palabras escritas en papeles olvidados, en las sombras, en las huellas, en los olores rancios y acumulados como manchas en el piso, no encontré nada de ella, no pude encontrar el rastro que me arrojó a la noche y las calles, a los salones de baile donde me habían dicho que pernoctaba y se emborrachaba en cada cerveza que la invitaban en cada set de merengue, en cada set de reggaetón, en cada mesa, en cada hombro de un desconocido, en cada vaso vacío, en cada boca susurrante, hasta que tuve que partir a los territorios temibles, hasta las vecinas desgreñadas y cómplices, hasta las amigas alcahuetas y los enemigos, y sus enemigos me tendían trampas, y mis enemigos solo daban pistas falsas, para que me perdiera en la desesperación, en los mediodías inútiles, y cuando pasó la primera noche, y mis ojos no se cerraban pensando en mis chiquitos, en ella, y la segunda noche todo el horror se cristalizaba y se tendía como un cadáver que abría con toda confianza la nevera, y con toda confianza se sentaba en el comedor y tamborileaba con sus dedos de metal hasta el amanecer de la tercera noche, y las leyes de este mundo, su orden y su régimen me avisaban que no podría buscarla para siempre, que una noche más y tendría que resignarme, que el hotel que se construía en un una bahía rocosa no esperaría por mí, y que si no volvía al trabajo otro me iba a reemplazar, otro mezclaría el cemento y rompería lagrimones de roca para montar varillas de hierro negro sobre las escarpadas laderas donde algún día una estrella de cine vendría a retirarse y solitaria desde un balcón miraría de una manera más simple y más noble, los matorrales enemigos y la comisura azul de los labios del mar que se extendían sonrientes entre las rocas y la cápsula celeste de un cielo que no se terminaba, que se derribaba pacífico sobre una línea roja, verde, azulada y nocturna, cuando las luces de las villas terminadas parpadean, nadie es indispensable decía el maestro de obras cuando alguien no volvía y había siempre alguien esperando para tomar mi pala y mi sacho, si no la encontraba esa noche, la perdería a ella o perdería el trabajo que había dedicado a ella, y comencé a contradecir a los que me decían que ella estaba en casa vigilando la leche hasta que hirviera para retirarla antes de derramarse en los discos resplandecientes de la cocina que había sacado a crédito y que ya casi había cancelado, y contradije a los que me daban direcciones que conducían a los amables rincones de los jardines de las casas de tías viejas y solteras que amaban a los hijos ajenos, y contradije a las amigas temblorosas que miraban el amanecer como leyendo la hora en un reloj y caminé en dirección contraria a todos ellos hasta que por fin la encontré a ella…

Profesor, no me acuerdo, todo ocurrió tan rápido, ¿cómo es posible que los brazos que me abrazaron y los labios que besé fueran besados por otros labios y su cuerpo se entregara a otro cuerpo?, cuando llegué a esa casucha donde se ocultaba y dónde la había recibido una de sus primas liberales, negaran abrirme la puerta y entre susurros callaran a mis hijos para que no me llamaran y corrieran a los brazos de su padre, me puse a gritar, a llamarla, a exigirle que cumpliera y entonces apareció esa prima, con un sobre en la mano, caminó hasta mi sin decir nada, y yo no dije nada, porque yo sabía lo que decía aquel sobre, ya sabía que nunca más podría acercarme a mis hijos ni a ella, que con esa denuncia por violencia habría una grieta gigantesca entre ella y yo, que esa grieta estaba llena mentiras, de golpes e insultos que no le había hecho, porque yo nunca le había pegado Profesor, jamás le había levantado injustamente y sin razón la mano, pero es que a veces las mujeres no comprenden y no respetan la autoridad que Dios dio al hombre para gobernar su hogar y así como uno lleva el pan lleva la verdad a la tibia sencillez del estómago y de la conciencia.

Y no volví a mi trabajo, llegué hasta la estación de autobuses, compré el tiquete y vi partir el bus sin mí y caminé hasta los lugares donde nuestros recuerdos habían sido rotos y destruidos para esperarla, porque ya sabía dónde estaría y a qué hora llegaría, acompañada o no, no tuve que esperarla demasiado, nos topamos, no había nada que preguntar, su rostro lo decía todo, no le importaba y la apuñalé en centro del corazón, su sangre tenía un olor extraño, culpable, no me soltó las manos hasta que murió.

Y aquí estoy Profesor, al lado de otros hombres que como yo hemos matado a nuestras mujeres, somos otro tipo de reos, porque matamos por amor y nuestro amor está por encima de los titulares de los periódicos y las opiniones de la gente, comencé esta carta por esa razón, justo ayer, cuando se llevaron el cuerpo de un compañero, apenas hacía unos días antes de presentarse a los tribunales para escuchar su sentencia me había dicho que no podía ser juzgado por lo que había hecho, y amaneció obediente y muerto de amor, por que derramó hasta su última gota de sangre repitiendo el nombre de su mujer….

Ahora yo repito el de la mía… adiós estimado Profesor, al poner punto final a esta carta que espero usted publique para que la gente comprenda porqué matamos a nuestras mujeres, comprendan por fin que nuestro amor está por encima de sus instituciones, que este mundo no puede juzgarnos por lo que era nuestro y que por eso tomamos en nuestras manos, así como ahora tomaré mi vida.


Germán Hernández


1/3/10

La Confesionalidad del Estado y el Ecumenismo.




Para muchos, el hecho de que un Estado confiese una religión oficial, resulta en un anacronismo en tiempos en que el proceso de secularización parece haberse afirmado definitivamente en occidente, lo moderno para muchos, sería un Estado laico, completamente independiente de cualquier institución religiosa. Según esta perspectiva, la confesionalidad es un asunto particular e individual de cada quien; inclusive, se considera que arriesga con la objetividad y neutralidad de los poderes del Estado.

Sobre el último argumento, debemos recordar que el Estado es un ámbito institucional, administrado, y regido por personas concretas, y no es el Estado, si no las personas que concurren en él las que actúan y toman decisiones; al llegar aquí nos damos cuenta que ya no es posible argumentar imparcialidad ni objetividad, en vista que existen factores históricos y culturales y particulares que inciden en las acciones y criterios de los sujetos. La neutralidad y la objetividad siempre serán aparentes e ilusorias.

A lo largo del proceso de invención de Costa Rica, podemos observar los diversos papeles que jugó la Iglesia Católica en su desarrollo, desde la conquista, la independencia, el proceso liberal hasta las reformas sociales en la década de los cuarenta, solamente para destacar algunos momentos decisorios. Estos papeles de la Iglesia Católica fueron variopintos, y abarcaron aspectos que hoy consideraríamos ajenos a la función de la Iglesia como: la salubridad, la educación, el ordenamiento territorial, la administración de justicia etc. Para bien o para mal, la Iglesia Católica ha sido un protagonista en la historia de Costa Rica, y en la formación de la identidad costarricense.

Sin entrar a discutir la vigencia o el contenido simbólico que tienen muchos ritos cultuales y fiestas nacionales costarricenses, es innegable que estamos impregnados de ellas, La Semana Santa, la Navidad, La Virgen de los Ángeles, Las fiestas Patronales, etc., ningún habitante puede abstraerse de ellas, puede reaccionar de diversas maneras sobre esto, pero inevitablemente concurre en ellas.

¿Entonces es válido por estos motivos que el Estado costarricense sea de confesión católica y ésta sea su religión oficial? No precisamente.

El proceso de formación costarricense no ha sido homogéneo, a pesar de la apabullante influencia de occidente, convivimos en una sociedad heterogénea, étnicamente, culturalmente y religiosamente. Somos el resultado del encuentro de muchos grupos, indígenas, negros, chinos, europeos, etc. Nuestro mestizaje no solo se refleja en nuestra piel y en nuestros rasgos, también se refleja en nuestras costumbres, en nuestras manifestaciones y fe. Cada grupo fue sumando lo propio y asimilando lo exterior en un proceso que no acaba, y que es dinámico y está en transformación, señalar su destino o punto de llegada es inútil y resulta en una aventura fascinante.

Nada se da químicamente puro en la sociedad humana, la misma Iglesia católica costarricense es resultado de nuestro largo proceso de hibridación, el sincretismo no debe ser visto como unas galimatías llena de supersticiones, al contrario, debería ser valorada y examinada con detalle para comprender cómo sutilmente entre capas y capas, conviven visiones de mundo y auténticas expresiones de religiosidad y espiritualidad sean consientes o no.

Igualmente, los diversos grupos que fueron llegando y el peso de la fuerza externa, permitieron que hoy día, en Costa Rica, diversas denominaciones cristianas, cultos y religiones concurran en nuestra sociedad, con divergencias y puntos de encuentro, todas son parte de la identidad costarricense, han sido y son asimiladas por nuestra sociedad.

¿Qué peso tiene la múltiple confesionalidad de la sociedad costarricense? Opinamos que tiene un peso determinante, como ya hemos dicho, queramos o no, las diversas expresiones religiosas son parte de nuestra identidad y de nuestra cotidianidad. En este sentido, nos preguntamos ¿Acaso no sería posible más bien una confesionalidad del Estado costarricense más ecuménica, reconociendo las diversas expresiones religiosas como parte integradora y no marginal?

Quienes optan por un estado laico, llevan razón en la necesaria separación de roles, entre lo que son asuntos terrenales y espirituales, pero es un argumento más bien liberal, tampoco quieren que en la economía intervenga el Estado, tampoco quieren que los trabajadores se organicen en sindicatos, ni nada que se involucre o distorsione su culto y sacerdocio a Mammon.

No existe posibilidad de una no confesionalidad, por que de antemano esto implica una confesionalidad, entonces ¿por qué no reconocerlas todas? Eso sí, la participación de las diferentes religiones será con las reglas del juego de cualquier otra institución social, su carácter religioso no las inhibe de cualquier mandato, ni les distingue de otras organizaciones sociales. ¿Por qué? Porque también existen personas no creyentes, que también concurren en la vida e identidad de la nación, y no es posible por su no afiliación a un grupo religioso marginarles. En todo caso, cualquier iniciativa debería encaminarse a sumar reconociendo la diversidad, en lugar de restar.

Un último punto a considerar en la iniciativa de reforma presentada en la Asamblea Legislativa, se sugiere modificar el artículo en que se jura por “Dios y la Patria”, algunos opinan que en nombre de los no creyentes debería suprimirse a Dios. Es una práctica común en muchas organizaciones añadir en sus juramentos “y/o por lo considere más sagrado”, ¿Por qué no hacer lo mismo? ¿Por qué restar y no sumar?.

¿No debería la confesionalidad del Estado comprometerse con la religiosidad y espiritualidad de sus ciudadanos y no necesariamente con una institución religiosa?


Germán Hernández.