9/1/14

El destino de las palabras – Santiago Gil




El destino de las palabras, es la última novela de Santiago Gil (por el momento); esta vez en formato digital mediante la atractiva propuesta del proyecto editorial Attikkus que inaugura su catálogo con esta obra  a través de Amazon y la cual es fácil y económicamente accesible, lo cual confirma y motiva la emergente lectura por otros medios no impresos.

Santiago Gil ya ha estado de visita en el Signo Roto, primero lo tuvimos en la Convocatoria Permanente de Narrativa con un delicado texto “Películas”, luego tuvimos el grato regocijo de comentar su novela “Sentados”. Ahora nos vuelve a dar la oportunidad de leerlo en “El destino de las palabras” y con esta novela, regresan los horrores de la demencia, la senilidad y el devenir.

Con su estilo llano, directo, Gil monta un escenario y unos personajes cuyo drama al principio puede ser el de cualquiera que nos topamos en la acera, gente común, Carmen y su esposo, su hija Irene y su otra hija muerta, su terapeuta, espacios y circunstancias que el autor plasma de primera entrada, que por comunes las comprendemos de inmediato, hasta que vienen los giros que nos remueven y dan vértigo enseguida: el de la violencia y la invalidez afectiva, la inversión de roles, hasta el horror de las vidas tomadas y la sanción social.

Una vez que se tienen claros los personajes y su contexto, vamos avanzando por una lectura sutil, compuesta de retazos, susurros de los personajes que en conjunto van formando un cuadro completo de la trama, sobre su incapacidad de tender puentes, de las profundas brechas de desapego que se abren entre ellos, pero también de los irrompibles vínculos que los unen, que los obligan a compartir ese destino.
Santiago Gil

La composición de “El destino de las palabras” obliga una lectura de un tirón, para que puedan llegar hasta nosotros los instantes y fragmentos de la vida de los personajes como los rumores que nos cuentan sobre algún vecino, y por eso también nos obliga a reformular nuestra curiosidad morbosa a cambio de una humanizada empatía, para no caer en los juicios incompletos y fragmentados de la prensa, y devolverle la dignidad al escarnecido dolor de estos.

En esta estupenda novela de San Santiago Gil, con sutileza y economía sabe desatar un insondable testimonio que los lectores tendremos que acabar de construir.

Germán Hernández


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