Esta Semana en la Convocatoria Permanente de Narrativa nos damos el gusto en presentar a un buen poeta, con vena de narrador, Byron Espinoza, escritor tico/nica se asoma al fracaso para extraer de él su estética secreta, los falsos reflejos y ese aplastamiento definitivo.
Puede también descargar su cuento "El Crimen" con otro más "La Amenaza" en este enlace: El Crimen - La Amenaza - Byron Espinoza.
El Crimen
A Guillermo Fernández
—Entonces... ¿Puede asegurarme que no fue usted quien la mató? –hizo la pregunta mientras se rascaba la barbilla.
—¿Acaso tenía motivos para hacerlo? –respondió con otra pregunta.
—Usted descubrió que ella lo estaba engañando y decidió matarla –agregó mientras seguía rascándose la barbilla seguro de que se trataba de una alergia.
—No me dio tiempo –dijo y después tosió–. Lo pensé, claro. De hecho, esa era mi intención, pero no alcancé a hacerlo –puntualizó.
—Bueno, supongamos que sea así –cedió–. ¿Quién pudo matarla entonces? –preguntó, deseando poder arrancarse aquella parte de su cara que tanto le molestaba–. ¿Quién pudo adelantársele?
—Su amante –respondió sin afectarse.
—Su amante –repitió por inercia–. ¿Por qué habría de hacerlo?
—Muy sencillo –contestó con gran seguridad– supo que yo me había enterado y que lo buscaría para matarlo.
—Y… Si es como dice, ¿por qué matarla a ella y no a usted? –preguntó, observando cómo era el otro quien se rascaba ahora.
—Eso no sabría explicarlo –continuó rascándose. Talvez pensó que al estar muerta ya no habría necesidad de matarlo, pues ya no tendría que defender mi honorabilidad… No sé. De verdad no sé qué pudo haber pasado por su mente.
—¿Cómo supo que era él el amante de su esposa? –preguntó.
—Mientras dormíamos, ella mencionó el nombre de un hombre varias veces, para después agregarle un te amo.
—Claro, –dijo tratando de entender– ahí nacieron las sospechas y más adelante la confirmación. ¿Pero cómo los descubrió? –preguntó de nuevo.
—La seguí con la única intensión de saber si alguno de los habitantes de este edificio era el dueño de ese nombre –contestó enfáticamente.
—¿La siguió hasta aquí, donde trabajaba limpiando el edificio? –preguntó el detective.
—Efectivamente –afirmó.
—Y descubrió al dueño de dicho nombre.
—Sí.
—¿Y quién es?
—Usted.
—Pero si usted y yo tenemos el mismo nombre –dijo confundido.
—Sí, –afirmó él– mientras le disparaba a su otro yo en el espejo.
Byron Espinoza. Es poeta y narrador. De padres nicaragüenses, nació en San José en 1979.
Ha publicado los libros Silenciosa de luz (Poesía. Editorial Osadía, 2006) y Preguntar el aire (Poesía. Publicación del Autor, 2008), ilustrado por la artista Julissa Morales, y el disco compacto Breves rincones de magia (SI PRODUCTORES, 2007), poemas de su autoría musicalizados e interpretados por Luis Diego Solórzano y María Bonilla.
Está incluido en las antologías Escritos Subterráneos (Subterranean Gremio de Escritores, 2006), Lunada Poética Poesía Costarricense Actual Vol. II (Ediciones Andrómeda, 2006), Sostener la palabra Antología de poesía costarricense contemporánea (Editorial Arboleda, 2007), Las palabras en la encrucijada (Debrús Producciones, 2009) y en el disco compacto Muestrario de Amores y Desamores (SI PRODUCTORES, 2006). Poemas de su autoría han sido publicados en periódicos y boletines, además de estar incluidos en distintos sitios web. Su conjunto de poemas De las eternas repeticiones apareció como manija XXVII (Ediciones Andrómeda, Julio 2007).
Visite su blog de autor: Para Deletrear el Fuego
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