Mutaciones - Luis Letona |
Inestabilidades
No pienso dormir. He
decidido no cerrar ni un solo ojo de acá hasta que me alcance la vida. Todo por
impedir que un nuevo cambio suceda en mi casa. Hace un par de semanas comencé a
notar que cuando amanecía, algo en la casa había cambiado. El color de los
muebles, la posición de las cosas. Día a día, todo se volvía más extraño.
Primero fue el cepillo de dientes, aparecía debajo de mi almohada o en las
masetas del jardín. Luego los sillones, que son cafés, amanecían morados o
verdes. Las sillas, de otro diseño. La pared, con figuras dibujadas hasta en lo
alto. El baño tenía la regadera del lado contrario y jabón había un día sí un
día no. Los cuadros colgados cambiaban de lugar. Las fotos se volvían
irreconocibles. El televisor a veces estaba en la habitación y a veces en el
patio. La ropa ni se diga: hay prendas que jamás compré y están en mi armario,
camisas que cambian de talla, pantalones que cambian de color, calcetines que
no reconozco. La disposición de los alimentos en la alacena y en el
refrigerador nunca era la misma. Me despertaba en la madrugada por un poco de
agua y dentro del refrigerador todo había cambiado de lugar. Comencé a
desesperarme justo ayer cuando me entró la incertidumbre de pensar si yo
también cambiaba a ese ritmo, busqué un espejo y descubrí que hasta los espejos
cambiaban en mi casa. El espejo de la habitación tenía forma de florero y no
podía ver nada, el del baño desapareció. Me evalué durante unos minutos las
facciones de la cara, la nariz en su puesto aunque un poco más grande, menos
barba y no me había rasurado. Las uñas las tenía un día más cortas y no me las
había cortado y al siguiente día muchísimo más largas y otra vez cortas. Sentía
los dientes en otra posición. Los colores de mi casa estaban cada vez más
distorsionados y ya no reconocía nada dentro de ella. Fue cuando decidí tomar
medidas drásticas. Primero, aprenderme la posición y disposición, forma y
características de todos los objetos dentro de ella en ese preciso momento.
Segundo, no volver a pegar un ojo por bastante rato hasta descubrir por qué
cambiaba todo tan rápida y tan drásticamente. Nada. Pasé una noche así, en
sigilosa vigilia, viendo como las cosas seguían ahí, como mirándome. Me sentía
el rostro cada cinco segundos para descubrir cambios y nada. Parecía que
mientras yo tomaba el control de estas cosas todo permanecía tal cual, como me
gusta. Estables, estáticas. Me sentí muy contento y decidí no volver a moverme
de mi silla. Todo estaba mejor así. Pasaron varias semanas y todo seguía igual,
tal cual, como me gustaba. Sin esos drásticos cambios que me volvían loco.
Había vuelto a la normalidad hasta que el ruido de los relojes de mi casa
comenzó a desesperarme. Entendí que también el correr del tiempo me incomodaba.
Impedía mi pleno goce de las cosas en su sitio y sin sufrir alteración alguna.
Me puse de pie, caminé a pasos lentos hasta el reloj de pared sobre la puerta
principal y lo destruí en seguida. Respiré hondo de la felicidad al librarme de
él. Ataqué, segundos más tarde, a mi reloj de pulsera. Ya en la casa no había
nada que pudiera incomodarme ni alterar la posición y disposición de las cosas.
Todo estaba bien, en el lugar exacto donde debía estar. Me senté en mi silla de
nuevo y observé, sin sentir ni siquiera el tiempo ni los ruidos de la calle,
como mi casa y mi vida permanecía ahí, inmóvil, tal cual, sin ninguno de esos
absurdos cambios que antes me ofuscaban tanto.
David
Córdova. El Salvador, 1993. Es alumno
de las escuelas especializadas para jóvenes destacados en el área de las
Letras, un programa de formación para jóvenes escritores impulsado por el
ministerio de educación y la universidad "Dr. José Matías Delgado"
UJMD. Escribe cuento, poesía y teatro. Estudia Licenciatura en comunicación
social en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas UCA. La literatura y
el teatro son sus principales pasiones. Ganó el premio PAESS 2010 por
rendimiento académico (segundo lugar en San Salvador), el premio a la
creatividad de la UJMD y ha publicado textos en la revista LEES y BITÁCORA de
la UJMD. Para conocer más de su trabajo y obra siga sus blogs Letra Enamorada y Letra Cultural
Artista Invitado: Luis Letona. Pintor Guatemalteco, para ver más de su obra siga su blog Luis L. Letona
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