Maigret recién ha regresado de unas vacaciones de tres semanas cuando lo
despierta una llamada a las dos de la madrugada, es un colega suyo que lo
alerta de un crimen en un apartamento de
Montparnasse, se trata de la familia Josselyn “el tipo de gente entre los cuales nunca se espera que pase una cosa
así” La víctima es el señor René Josselyn quien ha muerto de dos disparos
en su sillón, su mujer y su hija quienes estaban esa noche en el teatro lo han
encontrado al llegar a casa. Antes, la víctima había estado jugando ajedrez con
su yerno en esa misma sala “No ha habido
robo ni fractura… los Josselyn no tenían enemigos… son buenas personas, que
llevan una vida sin historia…”.
Cuando Maigret llega al apartamento se pone al tanto y se entrevista con la
hija de la víctima, luego con su yerno, la señora Josselyn está sedada y es
incapaz de ayudar en ese momento, el cadáver es recogido, la investigación está
en marcha, el revólver de la víctima ha desaparecido y todo apunta a que ha
sido asesinado con esta, cuando Maigrét sale platica con el médico de la
familia, no saca mucho “Son buenas
personas. No tardé mucho tiempo en hacerme amigo de ellos” y del yerno de
la víctima que también es médico “Es un
hombre absolutamente entregado a la medicina y a sus enfermos, una especie de
santo laico”, de la víctima descubre que padecía del corazón, que para
cuidarse había vendido su pujante negocio de cartonería a sus empleados y que
ahora se dedicaba a pasear por los jardines, a la lectura apasionada y al ajedrez.
Maigret regresa a casa con un malestar, le produce un gran desasosiego tener
que sospechar del doctor Fabre, el yerno de la víctima, tendrá que
reconstruirlo paso a paso cada evento, descartado el robo, desaparecida el arma
del Señor Josselyn con la que seguramente había sido asesinado, y estando la
puerta cerrada cuando lo encontraron, sin duda el homicida era alguien conocido
y en quien confiaba.
Maigret decide comenzar investigando en torno a René Josselyn, se dirige a
su antigua cartonería y a ahí se entrevista con Juoane, uno de sus ex empleados
a quienes les vendió el negocio y que al recibir la noticia de la muerte de su ex
patrón reacciona sorprendido:
“-¿Pero quién
podía tener interés…? Escuche, señor comisario… Usted no lo conocía. Era la
mejor persona del mundo… Para mí, un verdadero padre, más aún… Cuando entré
aquí tenía dieciséis años y no sabía nada… Mi padre acababa de morir… Mi madre
era asistenta… Empecé como mozo de recados, con un triciclo… Fue el señor
Josselyn quien me lo enseñó todo… y quien, más tarde, me nombró jefe de
servicio…”
-¿Tenía
enemigos?
-¡Ninguno! Se
hacía querer de todo el mundo. Dé una vuelta por las oficinas y pregunte a los
empleados lo que piensan de él…
¡También él era
una buena persona! ¿Es que Maigret, en ese asunto, no iba a encontrar más que
buenas personas? El comisario estaba casi irritado”.
Más tarde en el apartamento de los Josselyn, Maigret se entrevista con la
viuda, esta había pasado toda la noche fuertemente sedada, sorprendido por su
aplomo, Maigret solo confirma lo que ya sabe en un penoso interrogatorio que
dispara hacia la nada. Mientras tanto sus colaboradores han confirmado la
coartada del yerno y le comunican los primeros resultados de la autopsia y las
indagaciones con los vecinos del edificio.
Por fin, surge una pista, algo a lo que Maigret había perdido el hilo al
principio, aparentemente entró al edificio un sujeto después de la partida del
yerno anunciándose falsamente con el nombre de otro inquilino.
“¿Quién podía
tener una razón para matar a aquella
buena persona?
Un poco más y
el comisario empezaría a detestar a las buenas personas”.
Georges Simenon |
Y es que en este bello capítulo de la saga creada por Simenon, los
personajes son todos tan buenos que realmente cansan y agobian, no aportan nada
al caso, el comisario habrá de hacer un gran esfuerzo para lograr penetrar esas
fachadas de gente común, de bien y sin historia para resolver el crimen, habrá
que esforzarse a fondo hasta encontrar la fisura, la grieta que finalmente
saque afuera el secreto de la familia Josselyn.
Maigret y las buenas personas fue escrita en 1962, y publicada con el título
original en francés de Maigret et les
bonnes gens, y es un hábil retrato de las familias pequeño burguesas de
París.
“En París es
raro que los vecinos se conozcan, excepto en los barrios populares. Todo el
mundo vive su vida sin saber a quién tiene enfrente.” (¿Alguna asociación con nuestra vida urbana y pequeño
burguesa de hoy?)
Y como es de esperar también, Maigret y las buenas personas es una
demostración más del genio del autor para extraer excepcionales singularidades
de entre la multitud y la generalidad.
Germán Hernández
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