Hace un año que fue publicada la primera novela de Guillermo Barquero, El Diluvio Universal, por la Editorial Perro Azul.
Desafortunadamente pienso, se han dicho cosas equivocadas sobre ella: "difícil", "hermética", "postmoderna", blablabla. Digo desafortunadamente, pues siento que es el tipo de cosas que se dicen cuando no se tiene nada que decir. Y estamos seguros que hay mucho que decir sobre esta primera novela de Barquero y especialmente que nos sirve también como contrapunto para plantearnos diversas cuestiones sobre la producción narrativa actual costarricense.
Como siempre, las primeras impresiones que siempre hacemos de una lectura es la de relacionarlas con otras lecturas, para mi es inevitable comparar al protagonista de El Diluvio Universal el Dr. Martínez con el viejo e impasible Coronel de "El Coronel no tiene quién le escriba" de Márquez, su obstinada y dogmática travesía postal y cotidiana de esperar lo imposible, o bien con el Larsen de "El Astillero" de Onetti, que sabe representar su propia farsa con toda la dignidad y seriedad del mundo. El Dr. Martínez en este caso, no es extraño sin patria, pertenece a esa vieja tradición literaria de anti-héroes cosechados en Latinoamérica, son héroes que sin esperanza sólo viven por una dignidad y unos códigos personales que viven y mueren con ellos.
Pero volviendo a los relamidos argumentos sobre lo "difícil y hermética" que resulta leer El Diluvio Universal, pienso que se trata más bien de un viejo mal entendido que me recuerda un chiste sobre un tipo que le dan a leer la guía telefónica diciéndole que es una obra de teatro, cuando termina de leer y le preguntan por su opinión responde: muchos personajes y poca acción. Y suele pasar, si no sabes en qué clave vas a tocar, seguramente toda la orquesta sonará mal, el lector de alguna manera debería saber a que va, y con decirle que El Diluvio Universal es "difícil, hermético, postmoderno" la verdad que no le están diciendo nada, ni invitan o desafían al lector y mucho menos le hacen justicia a la obra y su autor.
Digamos que El Diluvio Universal está escrito en su propia clave, es como esos ríos de la vertiente atlántica, densos, hondos y caudalosos, que cuando los contemplamos en su superficie parecen pétreos e inmóviles, pero que fluyen, oscuros y colmados arrastrando sedimentos, cuando el lector no está preparado para navegarlo podría tener la rara impresión de que "no pasa nada", "este tipo no hace nada" y eso está bien si es un lector habituado a leer novelas donde un niño huérfano criado por sus malvados tíos es iniciado en el mundo de la hechicería... o quizás novelas sobre un crimen enigmático, unas reliquias perdidas, una organización secreta y un sabueso sabelotodo que puede desentrañar los móviles y desenmascarar a los culpables; quien lea de esta manera El Diluvio Universal quedará defraudado, pues esta novela pertenece a otro modo y otra tradición.
Cuando se leen los títulos de los capítulos en El Diluvio Universal encontramos la primera clave, se trata de pequeñas síntesis que nos dicen todo lo que va a ocurrir, muy a la manera de las viejas novelas de caballería y que la literatura del siglo de oro español encabezada por El Quijote utilizan, no hay sorpresas ni cartas bajo la mesa, todo está dicho en el título; entonces ¿A qué vamos sobre el texto? pues a una dilatada representación, pero esta vez no a los hechos, ni a las situaciones, no hay ninguna anécdota que narrar, pues El Diluvio Universal es también un ejercicio narrativo que pone su énfasis en las cavidades anímicas del instante, fija la acción, la petrifica por completo para contemplar el instante, chupar de él como de un hueso la sustancia afectiva y existencial, igual que aquellos maestros del cuento, Efrén Hernández en México ó FilisbertoHernández en Uruguay (Ninguno desafortunadamente es familia mía) donde la fijación de la acción permitía examinar la situación como quien contempla un cuadro, una fotografía, y de eso se trata precisamente El Diluvio Universal, de cuadros y escenarios, de no mirar al vuelo ni de reojo, sino de explorar hasta sus últimas consecuencias el diminuto instante que contiene todos los siglos y toda la vida.
Por ello, no se trata de un ejercicio retórico, ni de una circularidad ingenua por parte del autor, al contrario, El Diluvio Universal es una de las novelas más pretenciosas y más arriesgadas de la última década en nuestra narrativa. Es pretenciosa y arriesgada porque de antemano sabe a lo que se enfrenta, no es complaciente con el lector, al contrario exige de este una complicidad total, es decir, aceptar unas reglas a priori, que ésta novela es un ejercicio de contemplación y fijación de la totalidad, donde el tiempo es una arbitrariedad y que una vez aceptadas estas reglas, es dentro de estas que debe ser valorada y no con otras.
Sabemos que Barquero sabe de antemano que su novela no será un "best-sellers", no por el ascetismo de su protagonista (el existencialismo francés está plagado de alimañas peores) o por ese ejercicio obstinado y arduo de construir una historia no desde una estructura y un andamiaje reconocible, sino desde sus vísceras y átomos, y esto exige una lucidez por parte del autor desde la primera página hasta la última y que en este sentido es perfectamente constatable por parte de Barquero.
Poniéndonos en su lugar, podemos imaginar las tentaciones que el autor tuvo que superar, los guiños, las anécdotas, los juegos que debió sacrificar para lograr una novela fiel y homogénea con su propósito, esta novela que acude fríamente a la absoluta mediocridad de la felicidad pequeñoburguesa mientras cae la lluvia.
Ya los lectores están advertidos, y deberán invertir tanto como el autor invirtió en escribirlo, de lo contrario Harry Potter y El Código DaVinci están en cualquier caja de cualquier supermercado.
Otras reseñas sobre la novela de Guillermo Barquero:
Guillermo Barquero y el Diluvio Universal de Danny Brenes
El Diluvio Universal de Guillermo Barquero por Rodrigo Soto
Sigo sin leerla, Guega. Demasiada literatura, muy poca vista y muy poco tiempo.
ResponderEliminar¿Por qué, si yo estoy más triste que tu?
ResponderEliminarGermán, me encanta que desmitifiqués eso de "difícil y hermética, barroca y/o posmoderna" de esta novela; por ahí comienza una lectura lúcida y que, lo digo en serio, no debe ser tormentosa; si lo es, la cosa es que no se entendió bien.
ResponderEliminarEsta exquisitez la voy a citar cada vez que hable de la novela:
"...es como esos ríos de la vertiente atlántica, densos, hondos y caudalosos, que cuando los contemplamos en su superficie parecen pétreos e inmóviles, pero que fluyen, oscuros y colmados arrastrando sedimentos..."
Saludos, un abrazo. Feliz época y feliz año.
hermano, muy feliz 2011
ResponderEliminarQueridos amigos, Guillermo... me alegra que un sentenciero como tu le gustara la sentencia que señalas, jejeje, un abrazo!!!
ResponderEliminarQuerida Guisela, igual para ti mis mejores deseos para este año... en que prometo ser el mismo majadero de siempre... una abrazote!!!!