7/6/11

Conspiraciones sobre una Ficción - Líneas Apócrifas...

El pasado 25 de mayo, durante la presentación de "Variaciones para una Ficción" destacó la lectura que hiciera el narrador Santiago Porras sobre mi libro. Al siguiente domingo, en la sección Ancora de la La Nación S.A. salía publicado un extracto de la lectura hecha por el vate Porras.

Algunos teóricos de la conspiración no pudieron evitar comentarios suspicases, sobre todo inspirados en Marcuse y sus tesis sobre la neutralización de la obra de arte a través de su vanalización mediática, a pesar de ello, pues dicha neutralización sólo es digna de aquellas obras "peligrosas" o que produzcan sospechas entre los miembros del Santo Oficio, supuso una inesperada sorpresa y una maligna alegría... - esto debe ser un error, La Nación S.A. no debería darse el lujo promover tan gratuitamente la obra de alguien que les adversa y desprecia públicamente, ¿cómo pudo ocurrir este error? - Sin importar cómo, el texto de Porras, no fue publicado íntegramente, "por motivos de espacio" justificaron unos... lo cierto, y en esto algunos analistas con extrañeza y tomando en cuenta la teoría cuántica, observaron que La Nación, al igual que la materia, están compuestas por partículas de materia ínfimas, cuya masa es prácticamente nada, por lo que se puede afirmar que el periódico y el universo están llenos de vacío.

En todo caso, profundamente agradecido con el amigo y colega Santiago Porras, transcribimos íntegramente su texto dedicado a mis Variaciones.



Entre el Deseo Profundo y el Talento


Como lo señala Cees Nooteboom con respecto a la pintura, la obra de arte debe despertar o colocarnos en la posición de voyeur que todo espectador–lector es. En ese afán el escritor debe apelar a toda su sapiencia y hasta a una dosis de candidez para lograrlo. Germán Hernández no es este último caso, ha esperado más de quince años para publicar su primera obra con la pretensión de que en ella no haya nada fortuito, pareciera que en su libro de cuentos “Variaciones para una ficción” lo ha logrado.

En el cuento “Introducción para los adoradores del sentido” expone la ingeniosidad, digna de mejor causa, con que un maleante birla dinero a un fariseo moderno, convencido de que pertenece a los elegidos y quien abúlicamente da una limosna como quien paga un impuesto a los pobres. Eso lo convierte en doblemente imbécil, pero práctico. Práctico, porque de manera fácil adormece su consciencia y doblemente imbécil porque no solo se lleva su dinero un bribón sino porque tampoco cumple con el objetivo de apaciguar las carencias de los desposeídos. Sensación que no dista mucho de lo que sentimos cuando pagamos impuestos. 

El desconcertante “Psychedelic breaksfast” es la noticia que a veces escuchamos y donde damos por descontado que la irracionalidad es lo normal, sin ahondar en ella; no obstante, creo en Vargas Llosa cuando dice que la ficción es una mentira que encubre una profunda verdad. El (¿kafkiano?) relato “Abrir los ojos y ver” es una buena idea, bien ejecutada, salvo por algunos símiles redundantes. Hay allí  expresiones eficaces como: “acurrucado y autista”, “unos ojillos grises agradecen enfermos”, y, sin duda, ese final: “lo mira con gozo y mansedumbre, comprometidamente, como un ideal” es de lo mejor.

“Principio de realidad” es una muestra de la extraña comunicación que hay entre las parejas. Evidencia el desconcierto de quien ha esperado una acción y cuando la enfrenta se percata de que no estaba preparado para recibirla o para actuar en consecuencia, optando por refugiarse en el silencio. De “La consigna era mantener el fuego encendido” solo destaco la muda del narrador en víctima. En “la broma” hay un buen manejo de dos aconteceres que se superponen más en las mentes del narrador y del narrador–protagonista que en la realidad. La muda de la voz narradora está casi imperceptiblemente lograda, lo que supone un acierto. El sentimiento de soledad se percibe en la imprudente actitud del protagonista, incitada más por su desesperación que por algún indicio de la mujer.

En “Anestesia” un asunto baladí da lugar a una historia angustiante, que termina por resolverse, si así puede decirse, con un ahondamiento de la causa de la angustia, porque la otra historia, la del amor, prevalece sobre esa angustia, pese a que el protagonista se cuestiona que la vida se le manche con actos absurdos. “Intuición” lleva al lector desde la perspectiva de un desesperado viajero en un vehículo hasta convertirse en un desamparado peatón. Es el relato que mejor conduce a la reflexión, seguro porque a menudo solemos representar y trocar esos papeles. De “Los invisibles” qué se puede decir, si yo tampoco los vi y esta vez las cosas estuvieron bien a no ser dos gazapos que hay en el libro.

“Variaciones de un tema de Maigret” son las historias que construyen “una” historia desde varias perspectivas, a veces empleando una expresión más literaria que real en los pensamientos y palabras de los personajes. En ese ejercicio describe lo peor de la ciudad y desnuda la inhumanidad de los medios de comunicación manejados e interpretados por personas con suficiente universidad, menos inteligencia y mucha frivolidad, que buscan convertirse en el objeto de la noticia, más que en el medio para conocerla (como debería ser). Y a juzgar por la popularidad que buscan y alcanzan esos personajes, les está yendo bien, en un país donde buena parte de la gente es alérgica o hasta siente repulsión por la cultura profunda. ¿Qué socavones existen en las mentes de los telespectadores ticos para que “disfruten” las desgracias de los pobres y las frivolidades de los ricos? Aquí se materializó el eslogan de los franquistas: “Muerte a la inteligencia”.

Aunque sea poco perceptible Germán denota alguna empatía con los personajes marginales de sus relatos, algo que los jóvenes escritores actuales parecen mirar con recelo y evitan. A San José de Costa Rica él la enfatiza como el teatro de sus cuentos, pero también pudieron haber tenido lugar en cualquier otra ciudad.

Todos nos debatimos entre la incertidumbre de Coleridge de si al escribir obedecía a un deseo profundo o al talento, de seguro Germán no se habrá librado de esa duda, no obstante, por lo que le conozco lo suyo es el talento. Desde mi perspectiva o prejuicio, más historia, menos autocensura y la misma cultivada prosa le van a hacer bien a sus futuros relatos. 

Esta literatura de Germán Hernández se enmarca dentro del hastío existencial con que escriben (y a lo mejor hasta viven) muchos escritores contemporáneos; no hay esperanza para sus personajes y, ¿por qué no? tampoco para el autor ni para la humanidad. No creo que, por ejemplo, los aficionados a las frivolidades estén interesados en leer escritos como los de Germán Hernández, ¡qué pena por ellos, se pierden a un autor que los desnuda!

Santiago Porras

2 comentarios:

  1. Esos errores de "La Nación" son harto conocidos. La reseña que hizo Álex para "Retratos..." fue marginada olímpicamente. Y tanto así, imagino que incluso mis libros, que al menos en sus "Acuses de recibo" salen, esta vez no tuvieron espacio para los "Retratos...". Pero bueno, por otro lado me les colé.

    Bien, fuera de esas rencillas de aldea (no global), una vez más me alegro por tu cuentario, que ha tenido algo más de eco del que esprabas, y bien por Santiago, quien colabora para que eso sea así.

    Creo que "Variaciones..." es un libro valioso, y ojalá esta primera pubicación te siga dando ánimos para continuar con el trabajo literario, sin importar qué.

    Saludos

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  2. Y todo esto demuestra que las Teorías de la Conspiración caen por su propio peso: demasiada racionalidad para ser posibles...

    Gracias Gustavo por tu darle sentido a esta irrenunciable vocación.

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