23/8/11

Anisley Negrín Ruiz - Cake


Cake


Con Jorge Félix Soto,
en el ático de una casa frente al parque Las Arcadas.

(…) en el suelo todos luchan
por los dulces…

Luis Rogelio Nogueras


La niña Claudia se sienta en el patio a mirar las lombrices.
Las lombrices son rojas.
Unas flacas. Otras gordas.
Las lombrices flacas se pasan el día serpenteando en la tierra.
Las gordas esperan.
La niña Claudia se sienta en las lombrices a mirar el patio.
La niña Claudia parece ella misma una lombriz.
Flaca, de barriga hinchada.
La niña Claudia tiene la barriga hinchada de llevarse a la boca puñados de tierra.
La niña Claudia es roja.
Los puñados de tierra se deshacen en la boca de la niña Claudia…
como pastel de chocolate.
Las migas caen al piso
 a la tierra.
Las lombrices gordas esperan con sus bocas abiertas
las migas que caen de la
boca de la niña Claudia.

La boca de la niña Claudia es una máquina de comer pastel…
                                                           ¿de chocolate…?
                                                                                      ¿del que le gusta?
Tengo dientes de hierro ­—dice la niña Claudia— y se come la tierra.
Las lombrices gordas tienen miedo de esos dientes de hierro que le roban su tierra.
A las flacas no les importa…
                                              se pasan el día serpenteando en la tierra. No tienen tiempo para comer. Ni siquiera pastel de chocolate.
Las lombrices flacas no saben lo que es el pastel de chocolate. Solo que…
 no les gusta la tierra.
Las lombrices gordas creen que la tierra es pastel de chocolate.
La niña Claudia cree que la tierra es pastel de chocolate.
La tierra parece en la boca de la niña Claudia pastel de chocolate. Pero…
 no lo es.
Es solo tierra que cae de la boca de la niña Claudia…
                                                                                     y las lombrices gordas prefieren.
Las lombrices gordas son mañosas. Se esconden dentro de la tierra para pasar sin ser vistas por la máquina de comer pastel. Y ver desde arriba a las lombrices flacas…
                      serpenteando en la tierra.
Ahora las lombrices gordas están donde quieren estar. Como reinas…
                                                                                 sus cabezas asomadas entre los dientes de hierro.
Desde lejos, las lombrices gordas parecen una lengua que la niña Claudia les saca a las lombrices flacas.
Desde cerca, las lombrices gordas se retuercen como una lengua mordida por los dientes de hierro de la niña Claudia. Ha caído un pastel…
                                                                        de chocolate...
                                                                                     del de verdad…
                                                                                                    un pedacito.
Del patio que la niña Claudia mira, sentada en las lombrices.
El patio del vecino…
                                 ese niño sin nombre que puede comer cada vez que quiera pastel de chocolate.
Que puede jugar con él.
Y lanzarlo.
Que no sabe de lombrices.
Ni flacas ni gordas.
Pero que se asusta al verlas llegar.
Primero las flacas…
                                serpenteando.
Luego a las gordas…
                                 mordisqueadas, maltrechas, por haber estado entre los dientes de hierro de la niña Claudia.
La niña Claudia se sienta en el patio a mirar las lombrices.
Las lombrices le traen a la niña Claudia pastel de chocolate…
                                                                                                un pedacito…  
¿del de verdad?


Santa Clara y  2010






Anisley Negrín Ruiz, (Santa Clara, Cuba, 1981). Narradora. Licenciada en Derecho. Miembro de la Asociación “Hermanos Saíz” y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Tiene publicados los libros Sueños morados/ Sueños rojos (Ed. Sed de Belleza, 2008), Feeling (Premio de Literatura “Félix Pita Rodríguez”, Ed. Unicornio, 2008), Temporada de patos (Premio “Alcorta” de Literatura, Ed. Cauce, 2008) y Diez cajas de fósforos (Premio “David”, Ed. Unión, 2009). Ha obtenido premios como el “Ser en el tiempo”, 2009 y “Hermanos Loynaz, 2011; además de menciones en el Premio Iberoamericano de Cuento “Julio Cortázar”, 2008 y 2010. Su libro Sueños morados/ Sueños rojos fue escogido para integrar la colección “La puerta de papel” en el año 2009. Cuentos suyos han sido publicados en revistas y antologías dentro y fuera de la Isla.


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