Sentados de Santiago Gil,
es su última novela publicada hasta el momento por Anroat Ediciones en 2011. La cual llegó a
nosotros gracias a la generosidad del autor. Aunque desafortunadamente su obra
no está disponible en las librerías costarricenses, es sencillo adquirirla en el
sitio web de Anroat Ediciones.
Santiago Gil nació en las Islas Canarias en 1967. Es licenciado en Ciencias
de la Información y tiene una amplia
obra impresa donde destaca Por si amanece y no me encuentras, Los años baldíos, Un hombre solo y sin sombra, Cómo ganarse la vida con la literatura, Las derrotas cotidianas; Los suplentes y Sentados; el libro de relatos, El Parque; la
novela corta El motín de Arucas; los libros de aforismos y relatos
cortos Tierra de Nadie y Equipaje de mano, y los libros de poemas Tiempos de
Caleila, El Color del Tiempo y Una noche de junio.
También ha publicado un libro de memorias de infancia titulado Música
de papagüevos y una recopilación de artículos periodísticos que lleva
por título Psicografías. Además escribe en su blog de autor Santiago Gil y en Ciclotimias. Y ya tuvimos el placer de publicar un
relato suyo en la Convocatoria Permanente de Narrativa titulado Películas
Sentados nos cuenta tres posibles
versiones en la vida de Anselmo y Ana, aunque todas ellas desemboquen en el
mismo lugar. Sin ruido, sin disonancias, discretamente, con una prosa limpia,
brutalmente eficaz y que sabe cómo dejar resonando en cada página el
transcurrir de unos personajes, que sin asombro, pero tampoco con estoicismo,
en el último vórtice de sus vidas, y en medio de su cotidianidad y su
vulgaridad, encuentran la dignidad de existir, aun cuando conocen su desenlace.
Con esta novela Gil nos invita a
mirarnos a nosotros mismos, los irreverentes, los eternos, los desahuciados,
nos obliga a sentarnos un momento junto a sus personajes y anticipar nuestros
propios horrores, miedos y sueños abandonados, nos propone una salida rebelde a
una existencia absurda como la llamaría Camus, y a pesar de ello, es imposible
no desarrollar una amable y cordial empatía con Ana y Anselmo, con cada uno y
con ellos, en la magia de los espejos, en el amor a los perros, en las azoteas
y las terrazas, en un Madrid demasiado viejo y lleno de viejos, en un Madrid de
inmigrantes y habitantes solitarios.
La singularidad de los personajes
de Gil y de sus situaciones es la de cualquiera, es la de todos; escribe como
hablándonos al oído, contándonos cosas que ya sabíamos y derrepente, somos
nosotros los sentados, los que nos quedamos mirando hacia atrás, los que ya no
podemos comprometernos. Esa vitalidad con la que narra, esa capacidad para
encontrar la sustancia evocadora y revitalizadora en los objetos del día a día,
es también lo que nos impacta en esta novela sobre las costumbres y las vidas
de la gente común.
Hay libros que nos gustan de
primera entrada, son como una sacudida, y después pasan, después nada. Hay
otros que al terminar su lectura, es como si pasaran, pero no, porque
comenzamos a toparnos una y otra vez con ellos, no nos dejan en paz, nos
acompañan por mucho tiempo, evocándose en cada circunstancia, trascienden en
nosotros. Pues bien, en Sentados de Santiago Gil, ocurren ambas cosas, es un
libro que nos sacude de primera entrada, y luego nos deja su rastro en cada
acto cotidiano, como advirtiéndonos, como reprochándonos que todo esfuerzo por
volver la vista y negarse a los designios es inútil, y quizás por ello,
imperativo, nos demanda llenar de sentido el breve transcurrir de la vida,
antes de que quede sin dejar rastro.
Sentados es una bella pieza
plástica, una novela que invito a leer por su depurada prosa, por su capacidad
de interpelar a cualquier lector de cualquier condición hasta habitarlo como un
recordatorio sobre el devenir y el sentido de la vida. Impecable.
Germán Hernández
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