9/5/13

Iván Molina – Subjetivo Identificado



Las Tentaciones de San Antonio Abad - El Bosco


Había una vez un lector, este lector leía lo que quería, como debe ser, y entre las muchas cosas que le gustaban estaba la literatura de ciencia ficción. Como buen aficionado a este género, también consumía sus otros derivados, es decir, el cine y la música. Cine de ciencia ficción parece obvio, pero ¿Música de ciencia ficción? Quienes hayan escuchado la banda sonora de Blade Runner compuesta por Vangelis sabrán a lo que me refiero.

Ese lector tenía criterio, dicho criterio está basado en lo que ha leído y lo que ha vivido. Tal es su afición por la ciencia ficción que hasta ha escrito algunas de las mejores páginas de ésta dentro de la tradición literaria de su país. Y aquí debo detenerme para aclarar algunas cosas: la primera es que nuestro lector cuando escribe no se pone límites, al contrario, los excede, por eso no se considera un escritor de ciencia ficción, ni de literatura fantástica, o de tantos otros géneros, más bien disfruta de la virtud de contenerlos a todos ellos. La segunda aclaración, es que a pesar de lo que algunos piensan, sí hay tradición literaria en la literatura de ciencia ficción, hay abuelos dignos de reconocer y de valorar y superar como Carlos Gagini y especialmente a Alfredo Cardona Peña, que se les ignore es otra cosa, pero son. Y la tercera es que la literatura de ciencia ficción primero es literatura y por último (y quizá lo de menos) ciencia y por eso, es que los lectores de ella, la disfrutamos tanto, la amamos y por eso existe, por los lectores.

Un día, este lector de ciencia ficción ejerció su derecho a opinar, y su opinión no era ningún argumento de autoridad, era ante todo un juicio de valor, que es algo distinto a un juicio de gusto, el juicio de gusto comienza y termina en sí mismo, pero el juicio de valor del lector es una apropiación del texto mediante el filtro de la experiencia, no de un sistema o teoría, sino de una vida concreta. Las ideologías son bellas y estables, pero la vida es mucho mejor.

Había también un autor de ciencia ficción que se sintió aludido por lo que el lector de ciencia ficción había opinado, y no lo resistió; lo que el lector decía no coincidía con sus libros de texto, ni con sus dogmas, por lo que furibundo, salió en defensa de sí mismo y mandó a callar al lector porque su opinión no era “una crítica profesional, comparativa e informada por los nuevos desarrollos en los estudios literarios”, sabrán mis dioses qué cosa es eso, yo que también soy un simple lector.

Pero dejémonos de alegorías, el lector del que hablo se llama Alexander Obando, y el escritor a quien me refiero es Iván Molina (que también es un magnífico historiador y académico a quien admiro mucho en esos campos). En la encrucijada están las recientes antologías de ciencia ficción "Posibles futuros" (EUNED 2009) "Objeto no identificado" (EUNED 2011) y "Marte inesperado" (Grupo Nación GN S.A. 2011) Obras que estimo mucho, y que rompen con la rigidez literaria de nuestro país, dando espacio a la literatura de género, en este caso de ciencia ficción.

Iván Molina autor de ciencia ficción es uno de los principales gestores de este proyecto, cosa que le reconozco y celebro, yo que soy un lector amante del género. Tristemente, publica en el Semanario Universidad N° 1989, 1° de Mayo de 2013  un artículo titulado “Alexander Obando y la ciencia ficción costarricense” allí, muy hábilmente edita el juicio de valor de un lector para manipularlo y convertirlo según él en juicio de autoridad, para finalmente desecharlo con otro juicio de autoridad, el suyo desde luego.

En efecto, Alexander Obando se refiere a las antologías Posibles Futuros y Objeto no identificado en sendas entradas de su blog personal El más violento paraíso[1]. Allí, los aportes de Juan Murillo y de Benedicto Víquez lectores de ese blog y que Molina utiliza en su artículo del Semanario Universidad, no son objeciones a las opiniones de Obando, sino más bien ampliaciones, que enriquecen la discusión, y que no la cierran como lo hace Molina.

Molina le reprocha a Obando que sus consideraciones están “dominadas por sus propias preferencias estéticas e ideológicas” ¿Acaso Molina no las tiene? ¿Será que él está por encima de sus propias preferencias estéticas e ideológicas para proclamar objetivamente verdades inequívocas? Y agrega que el resultado  es un “retorno a los estudios tradicionales de la literatura” sinceramente me aterra lo que quiera decir en este sentido la palabra “tradición” en boca de un historiador.

Para deplorar la opinión de Obando, Molina recurre a un tercero, y pone de ejemplo un texto de Laura Casasa, “Los Túneles del Tiempo”. Para curarme en salud, debo decir que en su oportunidad, en el 2011 quien escribe esto, publicó en este blog una modesta reseña de "Posibles Futuros"[2], y mi opinión sobre ese texto fue y sigue siendo muy positiva, me resultó un cuento encantador, y la autora tiempo después me honró con la oportunidad de publicar uno de sus relatos en este blog[3].

Por su parte, Obando no opina igual del mismo relato, objeta varias cosas de él y su percepción dista bastante de la mía. ¿Pero desde cuándo las divergencias de opinión deberían ser un lastre y no una oportunidad de profundizar y problematizar los alcances de sentido de un texto? Por esas divergencias pienso yo es que un texto se enriquece gracias al aporte de los lectores, y mantiene su vigencia ¿Acaso a los textos hay que disecarlos en la fijeza del consenso?

Mientras tanto a Molina le parece que el texto de Casasa es: “el relato conceptualmente más complejo de Posibles futuros” y quizá yo coincida con él, pero no se toma la molestia en explicar por qué precisamente ese relato resulta el de mayor complejidad y mucho menos nos explica objetivamente el empleo del “más”.

Molina, truculentamente interpreta el título "¿Objetivo no identificado?" que Obando da a sus comentarios  como dando a entender que a Obando le quedaron dudas sobre el valor y la calidad de los actuales autores del género de ciencia ficción; yo interpreto totalmente lo contrario, siento que la interrogante interpela y desafía al lector como diciéndole: ¿No lo ha identificado? En ese sentido es totalmente asertivo. Y Obando en posteriores comentarios desafía a la actual generación de escritores de ciencia ficción a que se pongan al día para que no sean “una copia de lo que se hacía en los Estados Unidos en la década de los ochenta” ¿acaso no es una demanda legítima de un lector que exige y espera más?

Nadie va a negar que Obando establece sus propios criterios para evaluar la ciencia ficción costarricense, lo que Molina oculta en su artículo es que en todo momento Obando considera sus juicios como subjetivos (léase el último párrafo de la primera entrega "¿Objetivo no identificado?") Lo que Molina hace no es refutar los argumentos de Obando, más bien lo "chotea".

Pero vayamos ahora a lo más lamentable del artículo de Molina; en él afirma: “Ciertamente, la actual ciencia ficción costarricense necesita de crítica; pero de una crítica profesional, comparativa e informada por los nuevos desarrollos en los estudios literarios, en particular los realizados en el campo específico de la ciencia ficción”.

Y me surgen muchas dudas, entonces:

¿Podrá indicarnos Molina cuáles son esos críticos profesionales que él sí autoriza y citar cuáles son esos estudios literarios comparativos e informados?

¿Por qué el académico, profesional, y objetivo autor de ciencia ficción Iván Molina pierde el tiempo leyendo entradas de blogs de gente diletante que no se ajusta a sus parámetros de lo que la crítica a la ciencia ficción debe ser?

¿Para qué Molina es parte de una edición en la colección “Leer para disfrutar” del Grupo Nación GN S.A. que es un tiraje de distribución masiva, que se vende en el pregón, junto con la Extra y La Teja, y que consumen gente como yo que viajamos en bus, que no somos académicos, que somos simples lectores?

¿Qué papel jugamos nosotros los lectores de ciencia ficción que no somos críticos profesionales ni estamos informados de los nuevos estudios literarios en el campo de la ciencia ficción? ¿Callar? Que es casi lo mismo a decir: “No nos lean porque no saben”.

Germán Hernández


[2] Esta es la reseña que publiqué en su momento: Posibles Futuros – Cuentos de Ciencia Ficción.
[3] Este es el relato que Laura Casasa compartió en nuestro Blog: Minimalismo – Laura Casasa



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3 comentarios:

  1. El hecho de que el artículo de Alexánder haya aparecido en primera instancia en un blog desvirtúa buena parte de las objeciones del historiador Iván Molina sobre la crítica profesional que hace al final de su artículo. En el fondo, se da un gran desconocimiento de la blogosfera, la bloguística o como se le quiera llamar a la práctica de la escritura en un blog. Yo mismo, a pesar de escribir en blogs desde hace unos ocho años, en el pasado confundí las cosas. Es de humanos errar, pero es de sabios aprender. Los blogs, por su naturaleza cooperativa y de obra en progreso que se puede actualizar y enmendar, son MUY diferentes de un "paper" académico a los que parece aspirar el historiador Iván Molina para la ciencia ficción costarricense. Una revista científica tiene el aliento de una ley natural, pues ese es el ideal final del método científico: llegar a la ley científica. Los estudios humanísticos no emplean el método científico de las ciencias exactas. La literatura no puede ser objeto de ciencia porque es un producto ideológico y no un fenómeno de la naturaleza. Gran parte del encanto que tienen los blogs es que la tecnología que tienen detrás responde a la imposibilidad de la palabra final que diga la literatura. Las entradas que se escriben en un blog no son palabras muertas ni definitivas. Por ejemplo, cuando un bloguero escribe una reseña de una obra literaria, el texto de la entrada NO es la reseña, la verdadera reseña es la que se produce al final, como producto de todos los comentarios y las enmiendas que hacen los lectores del blog, por medio de sus observaciones y lecturas. Justo lo que sucedió, como bien lo mencionas, con la entrada original en el blog de Alexánder que suscitó la respuesta de Molina. Todos estos fenómenos se dan como resultado de la naturaleza cooperativa de la Web 2.0. Los blogs y los foros de internet cambiaron la naturaleza de petroglifos de las primeras páginas web y las convirtieron en palimpsestos. Un académico o un "crítico profesional" que no tenga esto presente acusa un retraso de 15 años de cultura informática web.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  3. Querido Segio, creo que tu comentario da sentido y valor a este esfuerzo de mantener un blog. Tu perspectiva enriquese la comprensión que tienen con todas sus potencialidades. Toda idea de "fijeza" es angustiante y peligrosa. Tus palabras me han sido de inestimable provecho. Gracias siempre por pasar aquí.

    Don José Ramón. Gracias por sus buenas intenciones. Yo agradecería en adelante que sus comentarios se refieran a la entrada en cuestión.

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