Vamos a hacer un simulacro, más o menos aproximado
a la realidad de muchos y muchas; digamos que eres un ticomeseteño y que más o
menos de lunes a viernes debés moverte de un punto a otro a trabajar, o
estudiar, o cumplir con alguna obligación rutinaria. Digamos que en promedio el
tiempo de viajar de un punto a otro al salir de casa y llegar a tu destino ida
y vuelta te toma diariamente 3 horas, (hora y media de ida y hora y media de
vuelta) puede ser un poquito menos, y tristemente un poco más, pero promediemos
en esas 3 horas; eso significa que en esa semana de lunes a viernes viajas 15
horas y al mes 45 horas, y al año cuatrocientas noventa horas, solo en viajar
en medio de terribles atascos y presas. ¿Sabés cuánto valen expresadas
monetariamente esas cuatrocientas noventa horas? Bueno, el salario por hora de
un trabajador no calificado es 1227.75 (mil doscientos veintisiete colones y
setenta y cinco céntimos) si lo multiplicamos por esas cuatrocientas noventa
horas son: 601597,50 (seiscientos un mil quinientos noventa y siete colones y
cincuenta céntimos) ¡Al año! Eso es más de dos salarios mensuales para una
empleada doméstica o un trabajador de construcción (y sólo ellos saben la falta
que les hace esa platita). ¿Por qué no haces el ejercicio de calcular cuánto
valen tus 490 horas perdidas viajando al año? Seguro que es mucho más.
Y ojo, no le estamos sumando el costo de
transporte, sea público o particular, el cual seguramente incrementará
sustantivamente el costo. Sin duda un robo que la inmensa mayoría de personas
asalariadas o por cuenta propia debe costear enteramente de su ingreso sin
apoyo ni subsidio estatal o patronal.
Pero dejemos de lado lo económico, (que es lo de
menos) y pensá en todo lo que podrías hacer con esas cuatrocientas noventa
horas perdidas: podrías dormir más y mejor, podrías dedicar más tiempo a
estudiar, a leer, a pasar tiempo con tu familia y la gente que amas, piensa en
cómo mejoraría tu vida si pudieras recuperar tan solo la mitad de esas horas
inútiles que pasas manejando en las presas (si eres chofer), nada hay más
democrático e igualitario que las presas, ahí no importa si manejas un Hiundai
Elantra modelo 91 o un Audi A5 del año. Y si viajás en bus, no me digás que
mensajear en el teléfono y leer memes estúpidos es pasar el tiempo, ni me digás
que estudiar o dormir en sus asientos es dormir o estudiar realmente.
La falta de planificación y los intereses e
influencia de muchos (transportistas, comercializadores de autos,
constructoras, políticos, etc.) son los culpables de que te estén robando 490
horas anuales, en otras palabras: veinte días de tu vida al año metido en
presas, estresándote, enfermándote, matándote. Veinte días robados, porque no
fueron tuyos, no los viviste.
Por eso, pienso yo, que el acceso al transporte
público subsidiado, seguro, eficiente, limpio y confortable para todas las
personas debería ser considerado un derecho humano, y jamás como una mercancía.
La iniciativa de cualquier acción debe basarse en su taza social de retorno y
no por su taza financiera. Mejorar la calidad de vida de las personas es un
deber del Estado y todos los actores sociales, públicos y privados, no un
negocio.
Germán Hernández
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