Publicado en 2006, por la
Editorial de la Universidad de Costa Rica, De todas las selvas de Daniela Trottier,
me llegó por recomendación del maestro Rafael Ángel Herra.
Daniela Trottier, ha sido muchas
personas encarnadas en una sola, quien desee indagar en ellas, tendrá su
oportunidad si lo desea, en este libro al que nos referimos, podríamos
descender e incrustarnos en algunas de
ellas, en la testigo, porque atestigua, y en la de protagonista, porque así lo
quisieron sus sueños.
Es un relato que tiene su corazón
entre 1978 y 1979, da unos pasos hacia atrás para prolongar sus extremidades y
afirmarse históricamente, y da unos pasos adelante para proyectar su cabeza y
sus manos constructoras, el lugar es Costa Rica, una que muchos olvidaron y que
oficialmente quieren que olvidemos: la Costa Rica que fue hermana y compañera de una
Nicaragua preñada de sueños revolucionarios y emancipadores.
De todas las selvas, tiene una
estructura y una construcción que se desenvuelve híbridamente, es prosa
poética, es testimonio, y es relato que se conjugan de manera casi novelesca a
partir de una narradora que recoge un instante en la vida de una multitud de
vidas, va más allá del anecdotario, sus pretensiones se incrustan en la singularidad de cada
guerrillero y guerrillera, el breve trazo que abarca dejando las incógnitas:
los antes y los después de estas vidas narradas, algunas más notorias (el
Comandante 0, Viviana Gallardo, La
Chayo, etc.), otras más discretas y anónimas (Aquellas como bien dice Jorge
Jimenez son “los nombres propios del anonimato de cañón que alimenta todas las
revoluciones. Personajes todos blindados de alias como en una conjura
nominalista para resistir la tumefacción de la metralla y el olvido”).
Totalmente caótica, inabarcable, como deben haber sido esos años, y como
seguramente debe ser escrito.
Estas vidas narradas, son las de
los héroes revolucionarios, seres de carne y hueso, hombres y mujeres que
sienten miedo y hambre, que en medio de su corporeidad frágil y vulnerable,
tenían un sueño compartido capaz de engendrar y parir en cada uno y cada una
las mejores virtudes.
Y a lo largo de estas vidas,
sobresale siempre, casi como recurso contra la amargura y el dolor: un humor
ácido, que contiene la ironía de quien soñó otro mundo desde la precariedad y
en circunstancias imprevistas.
No idealiza nada, este libro no
trata de apologética beligerante y partidista, no es un panfleto, pues apela a
la vida y la memoria.
Es escasa esta literatura que
testimonia los años, las vidas y contradicciones de la Revolución sandinista y de
cómo tantas vidas y nacionalidades se cruzaron entre Nicaragua y Costa rica
cuando fueron más hermanas e hijas de un destino compartido, ese entonces, en
que Costa Rica fue geográficamente plataforma y sustento del Comando Sur, para
el tráfico de armas, comunicaciones, recuperación de guerrilleros, casas de
seguridad, reclutamiento, propaganda y logística, más todavía, cosecha de
alfabetizadores, médicos, amigos, amantes, internacionalistas, la más
internacional de las revoluciones se fraguaba en Nicaragua.
El mejor antecedente de estos
hechos en la literatura costarricense es la novelística de Adriano Corrales con
“Los Ojos del Antifaz” y muy
especialmente con la sobresaliente “Balalaica
en clave de Son”; en este sentido la obra de Trottier se complementa con el
testimonio de los internacionalistas.
A parte de los méritos literarios
(poesía dolorosa, muerte que hace germinar) De todas las Selvas, resulta
fundamental y urgente para restaurar la ecuanimidad y la memoria histórica de
dos naciones, Costa Rica y Nicaragua que sufrieron juntas y compartieron sueños
juntas, que cada una supo poner hijos e hijas en la reconstrucción y la
solidaridad y también hijos e hijas muertos en combate y que si los olvidamos, irremediablemente seremos los culpables de haber hecho inútiles sus vidas
y sus muertes.
Germán Hernández
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